Tras ir a la carta y el menú intermedio, faltaba probar el menú más alto y ahí vamos un par de foreros de pro. No hay cambios en la sala, que se fué llenando poco a poco, y nos colocamos en la mejor mesa, pegados al ventanal desde donde se ve todo el campo de golf; ventajas de los que comen pronto aunque no hablen raro (léase los extranjeros).
El servicio de sala es de buen nivel y la atención de Paco complementa ese plus cuando el trato del responsable sigue tu experiencia desde la recomendación hasta el final de la comida. Previamente ya se había pactado el menú ("el informal") para que elija el chef los 7 platos más principal y postre, así que solo hizo falta elegir en la carta de vinos y elegir las copas para el espumoso, una de flauta clásica y otra de vino tinto. Cuestión de gustos. Disfrutamos de un Tantum Ergo Rosé 2019 que ya lleva 3 años seguidos como mejor cava rosado de España, y a fé que lo merece. El servicio se dió a catar tras el descorche, primer servicio y muchos otros aunque en ocasiones no se hizo, porque la verdad es que se fue llenando la sala de comensales incluido un famoso defensa del Valencia
Mientras llegan los platos, probamos un buen AOVE Campo Aníbal picual, intenso y sabroso, con un buen pan. Veamos lo que nos han preparado para comer:
. ostra: bien aliñada; es un valor seguro para el que le gusta; tuve suerte y a mi compañero de fatigas, no le gusta. Bien.
. gambas en tempura: bonita presentación a modo de cucurucho con una salsita agradable en la base. Me parece que fue un aperitivo por cortesía de la casa porque aún así me sobran platos. Muy bien.
. calamar: cubierta con un alga Nori algo tostada que cambia su textura a crujiente. Curioso.
. ravioli de quisquilla con puerros, kimchi y salsa americana: buena preparación y una base de sabor muy conseguida. Plato de sabor, muy bien.
. nigiri de sobrasada con foie con velo de panceta ibérica: solo de oirlo ya sabes que sabor no le va a faltar, lo importante que los sabores potentes están equilibrados y lo están; se termina en mesa con soplete. Excelente.
. alcachofitas crujientes con crema de trufa: de nuevo sabores contrastados y texturas diversas; sorprende la alcachofa y no comenta Paco que son de invernadero de Sevilla ("alcachofinas"), no salvajes; el crujiente de la misma es perfecto y nos dice que primero se blanquea la alcachofa entera con agua con sal y luego agua con hielo, rebozándose entera para que no entre casi aceite al freirla, luego se parten por la mitad, golpe de horno de 1 minuto que la seca y la deja crujiente. Muy bien.
. bacalao con verduritas y salsa teriyaki: perfecto punto del pescado en sal y cocción con una buena compañía de verduritas cocidas y la pericana. Muy bien.
. pulpo en causa limeña: bien de sabor pero el puré de patata, denso, se apodera demasiado de todo y deja la fusión gallego peruana en un intento no bien resuelto para mi gusto; quizás con menos patata en la base porque en sabor de forma separada está bien pero al mezclar los ingredientes solo aparece patata.
. albóndiga de rossejat: una presentación bien ejecutada como si aplanases una albóndiga de buen tamaño; bien de sabor a rossejat con su puntito de alioli y un detalle de un par de garbanzos horneados que dan otra textura añadida. Genial y sabrosa.
. huevo trufado frito con coral: con esferas de aceite y gotitas de chile en un emplatado espectacular. De neuvo texturas, sabores potentes equilibrados .. Muy bien.
. fideuá: ya superados por el agasajo nos viene en una paella una fideuá de las mejores que he probado desde hace tiempo; no en vano es una de sus especialidades. Imprescindible.
. chocolate en vena para los más radicales: con ese título se hace irresistible para los amantes de "un chocolatito final" y eso que hay para elegir; solo que aquí no es chocolatito, sino chocolatazo. Había que guardar sitio y no lo hemos hecho, pero no nos resistimos. Muy bien.
. tarta de manzana deconstruida con sorbete Granny: la otra opción que compartimos, con una presentación fotogénica (recuerda al Baret de Miquel) que no quita para que sea perfecta de sabor y con equilibrio de dulzor contrastado con la acidez frutal.
Una delicia de comida donde se ve la calidad de un chef cuando dejas a su libre expresión y además de fotogénicos, los platos son sabrosos. Si le añades comer en buena compañía y en un lugar bonito, pues es que se han alineado los astros. La vida es algo que pasa entre momentos felices como éste.
(las fotos de platos en los comentarios para que se ubiquen todas juntas)
carta espumosos
carta 2
carta postre
aceite
vino
Un lugar elegante y que en los fines de semana se llena. No hay cambios en el local ni en el chef, Paco, que vino a saludarnos y nos comentó y cogió la comanda para empezar el servicio pues estábamos en la puerta esperando que abrieran ya que los dos golfistas habían acabado recorrido hacía rato. En esta ocasión estuvimos en la zona más exterior del comedor en una magnífica mesa redonda para los siete del grupo del "arrocito", que ya hacía casi un año que no nos juntábamos. El servicio eficaz y cercano y la salida de platos de cocina a buen ritmo.
La carta de comidas en la actualidad incluye un buen número de entrantes, unas cuantas opciones de carnes y pescados y especial dedicación a arroces (nuestro punto de encuentro) y también a fideuás (¡hasta 9 diferentes!). Dispone de 3 menús, llamados "el discreto" (27€) con 3 entrantes más principal y postre a elegir de unas cuantas selecciones de la carta; menú "el bueno" (32€) que tiene marcados 4 entrantes fijos, más principal y postre a elegir de la carta sin límites: el menú "el informal" (40€) con siete platos a libre elección más carne (angus) o fideuá y postre a elegir con total libertad. Nos quedamos con el del medio y, por amistad, nos permitió elegir con toda libertad de la carta, sabiendo que el arroz con bogavante azul lleva siempre 3€ de suplemento.
La carta de vinos es amplia con buen abanico de precios. Previamente arrancamos con unas cervezas y unos vermuts, ¡por fin servidos en la mesa!, (cada vez más imposible de ver) Perucchi, 2 blancos y 1 tinto, más dos de agua grandes. Nos decidimos por pedir y comparar dos Riojas, empezando por Finca La Montesa 2018 y siguiendo con Predicador tinto 2019, el servicio del vino empezó bien con los vermuts, bien con la primera botella de vino dado a catar y primer servicio pero conforme se llenó el comedor ya fue a peor necesitando reclamar las segundas copas para el otro vino que ni se dio a catar ni ser sirvió en ningún momento. Sobre la mesa un par de cestos de pan loncheados destacando el pan de maíz; también una botella de AOVE Premiun La Aldea de la Moragona de aceituna arbequina, que gustó bastante.
Lo que pactamos para comer, con todas las facilidades, fué:
. kokochas de bacalao al ajillo: demasiado amalgamado todo, con un sabor global que perdía al elemento principal; servido individual para tres. Los otros cuatro optaron por coctel de gambas tailandés con salicornia, fresa y edamame que, aunque con buena presencia, tampoco acabó de convencer la leche de coco y porque el toque asiático tenía un punto de picante no avisado y que superó las deseadas. No repetiría casi nadie.
. calamar al wok con apio, sésamo, unami y pakchoi: dos cazuelas de barro con un calamar con buena textura, algo soso y bien complementado. Bien.
. alcachofa en tempura con crema de trufa: bien presentadas, dos personas tamaño bocado, para comer con la mano. Bien sin más.
. niguiri ibérico: una versión personal, bien lograda, y que la terminación con mechero en mesa que llama la atención; bien de sabor, 2 por persona. Recomendable.
. arroz meloso de bogavante azul: servido en caldero, para 5 personas, correcta ración, bien de sabor, buen trozo de bogavante de destacable calidad, el fondo del arroz correcto y la textura no puede estar mal en un meloso. Bien. Los otros dos comensales optaron por la paella a su manera que consistió en una paella llevada a un punto meloso y con pelota (de carne) Sotera como complemento; lo probé y en sabor no aporta nada y convertir la paella en arroz meloso le resta calidad y complejidad. No recomendable.
. postre: "Valencia en fallas": una mezcla de chocolate bastante líquido que bañaba trozos de buñuelo y de helado de chocolate y petazetas (simular, con mucha imaginación, la mascletá). Destacable porque no saturaba para nada de dulce, varias texturas... Postre logrado.
Un par de cafés sencillos pero buenos y un poco de sobremesa y la agradable sorpresa de amigos en la mesa contigua alargada, hizo que el día fuera mejor. Aún nos permitió rematar con Moet, mistela de Montserrat y destilados en casa de uno de nosotros.
caldeor arroz
arroz bogavante
paella caldosa
calamar
nigiri detalle
nigiri
kokocha
coctail
alcachofa
Ubicado en el exclusivo campo de golf Escorpión, a pocos kilómetros de Valencia, está este restaurante formando parte de lo que fue la residencia de verano del Marqués de Dos Aguas, una preciosa casona situada que comparte espacios con las instalaciones propias de los socios del club de golf. A su alrededor y desde los ventanales se ven a los golfistas caminar por las calles de los hoyos, y que en el día de hoy, y a medio día, van a pasar calor de verdad. El restaurante dispone de varias salas siguiendo la estructura de la casa antigua, lo que, aparte de la sala principal del comedor, deja otros apartados de reservados. Estuvimos en una amplia mesa redonda teniendo buen espacio entre mesas bien vestidas, poca presencia de ruido de fondo, buenas copas, vajilla y cubiertos correctos.
Paco Aviñó proveniente del antiguo Genuí de Catarroja practica una cocina basada en producto de calidad y de temporada con unas presentaciones actuales. en la que prevalece la buena materia prima de temporada y el buen trato hacia ella, mucha delicadeza y mimo. No renuncia a utilizar especias de la India ni a reinterpretaciones de platos clásicos de cocina mediterránea ni por supuesto renuncia a una base de la carta con arroces y fideuás con su toque personal. Los socios disfrutan de un 10% de descuento.
En el apartado de la bodega tienes amplia variedad de vinos de diferentes rangos de precios con predominio de valencianos, Ribera y Rioja con alta presencia de vinos clásicos y escasos vinos poco frecuentes; cuenta con un apartado titulado "rondando los 100 puntos Grandes Vinos Clásicos" (Valbuena 5º año 110€, Flor de Pingus 130€...). Elegimos varias de agua con gas (San Pellegrino) y de vino, un blanco Chablis La Sereine de Borgogne (25€) sencillo y cumplidor y rematamos con un buen cava Privat Laietà brut nature 2014 (25€) del que me gusta hasta su botella. El servicio de vino dado a catar y mantenimiento del servicio durante la comida, sin apretar y con buena temperatura.
A la hora de comer tienes opción de 4/5 menús desde 19€ a 44€ en función de la cantidad y calidad de los platos. La carta propiamente dicha dispone de muchos, pero que muchos, entrantes con guiños a cocina asiática y una gran parte de cocina mediterránea; un apartado importante en arroces (melosos y secos, diferentes entre sí) sobre 11-16€ y fideuás (hasta 9 diferentes) sobre 11-13€; un par de carnes y sobre todo otras carnes especiales (waghyu, angus, pastuense de León) entre 14-27€; unos pocos pescados salvajes entre 13-17€: postres variados con amplia oferta de helados y tartas caseras entre 4-5,5€. Curiosamente los entrantes al centro varían de precio en función del número de comensales por lo que se adecua la ración, lo cual parece muy razonable. Optamos por la extensa carta, o mejor, porque decidiera él y nos puso sobre la mesa para compartir entre los tres:
. unas cañas de cervezas de entrada para unas aceitunas en lata a compartir, muy buenas.
. calamar al wok con apio, sésamo, unami y pakchoi (9-14€ según tamaño): el calamar troceado, hecho y servido al wok con la compañía de verduras que aportan sin perderse el elemento principal.
. alcachofas en tempura crujiente con crema de trufa (7-13€): un buen producto con una versión sorprendente quedando una textura más que crujiente. Muy recomendable.
. erizo relleno al estilo San Francisco (3,6€): viene a quedar como el interior de un centollo, muy bien de sabor y textura aunque el sabor del erizo se pierde; aun así es interesante.
. vieras salvajes con teriyaki de puerro (5€ x 2): unas enormes y tiernas vieras con una salsa de soja que complementa bien.
. patatas bravas a nuestro estilo (7-12€): muy tostadas y punto de picante elevado. Desde luego son diferentes, crujientes, sensación de aceitosa de la fritura cuando comes varias aunque no se palpa el aceite.
. fideuá tradicional de carne de puchero (13€): fideo fino, con los ingredientes de puchero tales como garbanzos, pelota (en láminas), morcilla... Contundente plato, en amplia ración servida en paella o emplatada, intenso sabor, capa muy fina y perfecto punto de cocción de la pasta. Recomendable sin duda.
. postre: tarta de la abuela (5,2€), un clásico de tarta de galletas bañadas en café y con mantequilla y chocolate en medio de las capas. Muy bien presentada, sin desmocharse, sabrosa, sin sobrecarga de azúcares.
Sobre la mesa varios aceites: Barranco de Tagarina, Lágrima, Finca Calvestra; unas sales y un buen pan propio. Rematamos con buenos cafés y muchos comentarios sobre cuando habrá que volver porque aquí puedes venir muchas veces sin repetir ni platos ni vinos. A tener en cuenta que, como no hay clientes del club, que son muy mayoritarios, por las noches no abre.
La verdad es que suelo ir siempre que puedo a probar los platos de Paco Aviñó, creo que su cocina es elaborada pero sincera, buscando el mínimo impacto en el producto para conservar toda su esencia, nada de florituras innecesarias. En esta ocasión, los platos fueron:
Sashimi de Atún rojo con lomo Ibérico, sencillo, sabroso, original.
Clóchinas al vapor, en paella plana, 30 segundos, entrar y salir, sabor y textura con un poco de pimentón, limón y alguna cosa más que no me quiso contar...
Bacalao con verduras al dente, generosa ración de bacalao muy bien desalado y de gran calidad que remataba con varias verduras seleccionadas y cocinadas al dente aportando textura crujiente y frescura al plato. En su punto.
Postre de la casa muy bueno, cerveza Alhambra y copa de Verdejo de la casa a la temperatura perfecta y copa al uso.
Ofrece servicio de pan casero y 3 o 4 tipos de aceite de diferentes zonas geográficas (Alicante, Espadán, Villar, etc.)
La carta es muy amplia, y ofrece múltiples configuraciones de menús. Incluso tarifa plana de bebida a un precio muy razonable.
El entorno es my agradable ya que se encuentra en las instalaciones del Club de Golf Escorpión.
Bacalao al vapor con verduras al dente
Clóchinas 30"
Sashimi de Atún rojo con Lomo Ibérico
Hemos tenido el privilegio de comer hoy en el Genui ... y ha sido todo un descubrimiento.
Por un precio muy razonable Paco te da de comer un menú excepcional con una mezcla estupenda de vanguardia - cocina de autor y comida mediterránea.
Con el menú informal (29€) hemos probado 6 entrantes, exquisitos. Por resaltar alguno las anémonas de mar, las bolas de foie o la vieira. Todo buenísimo.
Y de plato principal una fideua como debe ser, capa finísima y sabor intenso. En nuestro caso era de setas y foie.
Los postres correctos.
Sin duda un sitio para repetir.
Paco Aviñó continua en la línea de Genuí Catarroja, cocina en la que prevalece la buena materia prima de temporada y el buen trato hacia ella, mucha delicadeza y mimo.
La ubicación en el Club de Golf Escorpión mucho mejor.
El restaurante está ubicado en lo que fue la residencia de verano del Marqués de Dos Aguas, una preciosa casona situada en un entorno privilegiado y relajante.
Consta de varias salas que permite ubicar a la clientela según el número de comensales. Así hay pequeñas salas disponibles para grupos y pequeñas celebraciones, en las que poder disfrutar del día sin molestar al resto de clientes.
Teníamos ganas de probarlo todo, aunque era imposible, así que nos decidimos por uno de los menús.
Tras preguntarnos por nuestras preferencias y si había algo que no nos gustaba o no podíamos comer, nos confeccionó un menú a medida. En mi caso, más marinero.
Para "regar" los platos elegimos un Cava, un Agustí Torelló Mata Reserva. Buena elección, sin lugar a dudas.
Las entradas fueron:
Vieiras salvajes plancha en suquet.
Anémonas de mar en témpura con mojo rojo y verde.
Carpaccio de bogavante con vinagreta de cítricos
Escalibada asada en chimenea, queso, hierbas frescas y crujiente de rábanos a la miel.
Bombones de foie al chocolate con moscatel
Calamar de anzuelo en wok con sésamo y apio.
Y los platos principales:
Tataki de buey kobe con wasabi
Fideuà de guisantes y parmesano
Finalizamos con un Surtido de postres: Platano frito con miel y tiramisú, Tarta de la abuela con crema de caramelo, tarta de manzana y Macarons.
Disfrutamos de la comida. A ritmo lento, sin prisas. Combinaciones de ingredientes acertadas. Guiños de modernidad sin perder la tradición. Nos cautivaron los sabores, también las texturas.
Volveremos seguro!
Paco Aviño sigue en la misma linea de calidad,con la diferencia que el entorno es espectacular,y el local tambien.
Mi 2ª visita en menos de dos meses,arrastrado por la cocina y el paraje de Genui Escorpion repetimos, 4 comensales domingo para comer tomamos esta vez un menu de 24€.
Entrantes:
Calamar Fresco:Hecho en una cazuela como al vapor con piñones y hojas de espinaca.Fenomenal.
Cigalas: Abiertas, en una plancha de hierro para terminarse de hacer en la mesa,tamaño no muy grande pero con mucha frescura y sabrosas.
Anchoas: Sobre tomate muy dulce y poco acido,las anchos de tamaño generoso y con ausencia de espinas,en su punto de sabor y sal.
Segundos:
Fidegua de Figatell: Mucho mejor que la anterior vez,que aunque estaba buena,pero esta tenia mejor el punto en todos los aspectos.
Arroz de cangrejo flambeado con Ron: Tremendo el sabor,bien el punto de arroz,para no ser muy arrocero disfrute mucho,la intensidad de sabor era excelente.
Postre:
Tiramisu: Servido en vaso largo,muy agradable nada que objetar.
En el centro nos acompañaba una cesta de diferentes panes con 2 aceites 1 de andalucia y otro valenciano,cada uno con diferentes intensidades de sabor.
En el arranque unas Estrella Galicia 1906 y para la comida Martin Codax (19€) la carta de vinos con bastantes referencias de diferentes zonas y D.O ademas de alguna referencia de Alemania,Autralia..buen servicio de temperatura y copas.
El domingo tenia el local practicamente lleno.
Hacía mucho que no volvía por el Genuí, antes salió de Catarroja, donde estaba antes, que yo pude volver, pero me he desquitado.
Paco Aviñó mantiene la trayectoria de su local, calidad de la materia prima, buenas elaboraciones, sencillas cuando así lo requiere el producto y creatividad sin florituras.
Mantiene una carta bastante extensa, pero la calidad de los productos no se resiente. A veces desconfío de esas cartas porque dudo de la rotación del producto fresco. Aquí no se aprecia merma de la calidad.
Tiene unos menús interesantes, para todos los gustos y bolsillos. Desde 19 euros hasta donde tú quieras llegar.
Tomé vieiras, erizo, anémonas, calamar, caramelos de foie, ventresca de atún, steak tartar y fideua de figatell.
Los vinos con bastante oferta.
Buen servicio y atención.
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