Restaurante A Buen Puerto en Santiago de Chile

Santiago de Chile es la ciudad más importante de todo el país, claro está, por ser la capital pero también por toda la cantidad de ofertas que tiene y muestra a sus propios habitantes y a los ciudadanos de todas partes del mundo que deciden visitar esta parte del continente americano.

Muchas son las cosas que podemos hacer en Chile, la oferta cultural por ejemplo es digna de cualquier gran capital mundial con una increíble cantidad de museos y centros culturales que permiten el florecimiento de la creatividad, la expresión y las manifestaciones culturales de todo tipo por parte de los artistas locales así como también la exposición y difusión de las tendencias artísticas de otras partes del mundo a través de obras de artistas extranjeros.

Pero hay otra expresión cultural que marca el pulso de la ciudad y que está mucho más arraigada que cualquier pintura y cualquier obra de arte en las habitantes no solamente de Santiago sino de todo Chile, estamos hablando de la gastronomía. La comida es, sin lugar a dudas, esa forma mágica en la que los pueblos se encuentran a pesar de cualquier diferencia. Es una forma de creación y a la vez es lo que nos mantiene vivos. Es lo que nos da energía pero también lo que indica un sentido de pertenencia a una comunidad, a una provincia, a un país. Y muchas veces también, dependiendo de la parte del mundo en que vivamos, es lo que nos hace más hermanos de personas de otros países que del propio porque compartimos las cosechas, los cultivos, los productos de la tierra de cierto clima y cierta zona geográfica y como es sabido, la naturaleza no respeta los límites creados por las personas sino que se erige allí donde el hombre le permite ese espacio necesario para surgir y desarrollarse libremente.

La comida es muy importante para conocer a un pueblo. De hecho cualquier guía turística tiene entre los datos imprescindibles las direcciones de los mejores lugares para comer y beber en cada ciudad. Ir a otra parte del globo distinta de la ciudad que nos vio nacer con comida de provisión para no hasta o para no contraer enfermedades resulta una práctica no solo bastante complicada por las medidas de seguridad actuales en los aeropuertos sino cercana a la ignorancia. Y no hay nada más peligroso, señores, que eso. Por ello los invitamos a que cada vez que viajen tengan ese gusto de sumergirse en los sabores exóticos y a veces conocidos del lugar que visitan. Entrar en cada restaurante y mercado, oler con detenimiento esos aromas únicos de las distintas formas de preparar los platos, de condimentar, de cortar los ingredientes.

La capital chilena tiene muchos lugares dispuestos a recibir comensales de cualquier parte del mundo. Uno de estos restaurantes en Santiago, muy conocido, es el Restaurante a Buen Puerto, ubicado en el número 340 de la Avenida Central Gonzalo Perez Llona, en la comuna Maipú. Este restaurante cuenta con una gran fama en Santiago, fama ganada por los comentarios de todos los comensales que pasaron por sus mesas y que salieron satisfechos luego de probar los platos del lugar.

El Restaurante a Buen Puerto es un ejemplo de uno de los restaurantes en Santiago que responde a lo que veníamos diciendo sobre las fronteras más laxas cuando nos referimos al terreno gastronómico, un terreno que no admite límites exactos y que se expande por el reino del gusto, del sabor, del aroma. Es así como podemos encontrar en Santiago este restaurante dedicado a la elaboración de comidas típicas peruanas. Quizás el lector crítico podría decir que entonces estamos hablando de límites impuestos por la geografía política pero no es así ya que el solo hecho de encontrarse en territorio chileno hace que hablemos de una apropiación cultural.

La comida peruana, chilena, argentina, mexicana, japonesa, italiana o de cualquier parte del mundo es una forma de poner una etiqueta un tanto más amplia y general a manifestaciones muy diversas que abarcan muchas ciudades y tradiciones divergentes entre sí. El hecho de que podamos encontrar estos testimonios en distintos lugares habla también de la curiosidad natural del hombre por nuevas experiencias y de la capacidad que tiene un plato de unir a los pueblos. Así, en pleno Santiago, habitantes y turistas podemos disfrutar de las más sabrosas carnes, pescados y mariscos de la costa del Océano Pacífico. Con recetas que nos hablan de los mismos ingredientes de dos países separados apenas por unas líneas y de las miles de formas de cocinar y las recetas de abuelas y madres que traspasan las fronteras creadas y nos unen en un mismo y exquisito sabor, el de la cultura compartida de Latinoamérica.