Una noche por los peores restaurantes de Barcelona

Ya, ya lo se; pero va todo ligado. Barcelona es un muestrario de estilos arquitectónicos, no hay la más leve uniformidad. Además la ciudad engloba ahora los territorios limítrofes industriales o las chapuzas construidas para dormitorios de obreros, con un toque de aluminosis de medio alcance en el Guinardó y el Turó de la Peira.
Las obras más apreciadas del modernismo catalán, se hallan diseminadas entre el Plan Cerdá y sus chaflanes de manzanas o a media altura en Collserola. Manzanas con jardín interior que la especulación dejó fuera de proyecto. Y así los autocares persiguen la obra Gaudiniana o de Puig i Cadafalch saltando de punxa en punxa; hasta llegar a Sta. Coloma de Cervelló para visitar su obra más enigmática.
Pero la chapuza remodelada para la Olimpiada del 92 quedó vistosa. Atrás queda el Campo de la Bota perdido en la historia, nadie se acuerda de estas cosas. Barcelona no tiene Cañada Real; lo más parecido era Can Tunis, pero aquí también metieron mano; la ciudad sin ley se reduce a cuatro viviendas con antecedentes policiales. Pedro Navaja está sustituido por los carteristas de aglomeración.
Las ciudades grandes siempre son caóticas, ya que es imposible prever los adelantos técnicos; del tráfico de caballerías al del camión de la basura va diferente anchura de calle. Pero a veces se van integrando los elementos con cierta gracia y originalidad. Las ciudades tienen partes interesantes y otras que son una verdadera porquería; yo creo que todas; y al turista se le intenta deleitar con lo más vistoso.
Bueno, aparte de esto de acuerdo con lo que cuentas. Saludos colega.