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   Octubre es un buen mes para viajar si el destino es un lugar de clima

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Kastroboy

Nuestra pequeña experiencia gastronómica en Roma (y algunos detalles más)

   Octubre es un buen mes para viajar si el destino es un lugar de clima mediterráneo pues la buena temperatura hace que sea grato pasear por las calles. Volamos sin novedad desde Barcelona pero estábamos algo asustados por las pésimas críticas que tenía la compañía de autobuses que nos había de llevar del aeropuerto a la ciudad. Afortunadamente no hubo ningún problema y, a pesar de un ligero retraso en el vuelo, pudimos tomar el bus a la hora prevista. Nos llamó la atención que el chófer se nos dirigió en plan casi amenazante indicando que no se podía comer a bordo y sólo beber agua. Se me antoja casi imposible un trato así al turista en España pero personalmente creo que las normas están para cumplirlas y no veo mal su advertencia ya que se entiende que mucha gente lo haría de no avisar.

   También preocupaba el hecho de ir a una habitación de apartamento (por el mismo precio tienes más comodidad y estancias más nuevas que un Hotel) ya que había sido difícil contactar con el propietario (dejé mensaje medio en italiano medio en inglés en el contestador del número de contacto y luego le envié un whatsapp, que me respondió pidiéndome un e-mail) y además era todo un poco confuso porque el sitio sólo aparecía anunciado en e-booking. Al encender el móvil ya en Italia me tranquilizó otro whatsapp en el que nos pedía indicar la hora en la que creíamos que llegaríamos al lugar. Una vez en la ciudad eterna, metro hasta nuestro alojamiento y ya vimos en el botón del interfono el nombre de la "empresa" (algo imposible de visualizar en Google Street View) y pudimos hacer el check-in con Franco, el amable propietario con el que nos entendimos casi sin problemas en italiano (mis 3/4 semanas estudiando vocabulario y algo de gramática en internet dieron sus frutos).

   Bueno, vamos ya al asunto que nos interesa que no es otro que llenar la panza de la forma más placentera posible. Como eran ya pasadas las 15h y no queríamos perder ni un minuto en visitar una ciudad tan maravillosa, teníamos pensado en comer unos panini (bocadillos) en un establecimiento recomendado que estaba en nuestro camino hacia el centro. El local, Mastrogusto, digamos que es un sitio de comida preparada de calidad. Tomamos un bocata con queso pecorino y prosciutto (caliente) que se caracterizaba por llevar melanzana (berenjena) como encurtida (5 euros). Muy rico, una acertada combinación de sabores. Llamaba la atención su forma redondeada y no alargada. 

https://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g187791-d3784192-Reviews-Mastrogusto-Rome_Lazio.html

 Los primeros momentos en una ciudad desconocida (para los dos) siempre me han parecido los mejores, como un niño al despertarse la noche de Reyes. Fuimos viendo y fotografiando los lugares más conocidos en una buena caminata. Nos habían advertido de dos cosas: cuidado con los carteristas y gente que te intenta vender cualquier cosa por una parte... y con el tráfico por otra. La verdad es que lo primero era algo molesto pero tampoco llegó a ser agobiante en casi ningún momento. El tráfico ya es otro tema. Acostumbrado a una ciudad grande como Barcelona, Roma es otro nivel de dificultad. Para empezar, hay muchos pasos de cebra SIN semáforo en calles bastante importantes, algo impensable en la Ciudad Condal. Y no se paran si tú no te metes antes (entonces lo hacen sin excepción, pues de otra manera los hospitales romanos estarían colapsados). La cosa se complica si es una calle con dos sentidos, pero te acabas acostumbrando. Eso sí, no es ciudad para indecisos ni inseguros...

   Tomamos un gelato al lado de la Fontana di Trevi (5 eur por uno de 3 bolas). Mi novia me comentó que le habían recomendado una heladería al lado mismo de la fuente e, ingenuamente, pensaba que sólo habría una cuando deben ser 20 mínimo. La que elegimos no tenía muy buenas críticas pero nos parecieron buenos aunque quizá fuera porque estamos acostumbrados a helados bastante normalitos. No me gustó mucho, aunque vi que en muchos sitios era inevitable, que se nos dirigieran en castellano. 

   Unos cuantos sitios más visitados, y ya sintiéndonos turistas llegó la hora de cenar. Para la primera noche tenía en mente hacer un aperitivo, que en Italia se toma entre 18 y 20h y consiste en una bebida tipo Aperol o copa de vino (el alcohol es casi obligado) que cuesta unos 10 eur... pero incluye un buffet libre de ensaladas y platos sencillos. Buscamos en una calle cerca de Piazza Navona un local que había encontrado por internet pero nos dijeron que no era posible tomarlo (!?). Vimos otro con terracita fuera bastante atractiva (aunque ya de noche la temperatura era agradable) y allí nos indicaron que sí que podíamos tomarlo pero al enseñarnos la carta sólo vimos platos convencionales. De todas maneras, decidimos cenar allí: 

https://www.verema.com/restaurantes/139090-alimentari-coronari-roma#ficha

   Al final preferimos cenar dentro. Nos atendió un camarero creo que dominicano que fue bastante atento. Arriba tenéis el link completo de mi crítica en Verema. A destacar el alto precio de las copas de vino (6 eur) y lo buenos que estaban los spaghetti carbonara. Mañana sería otro día pero no nos fuimos a dormir sin antes acceder a la Piazza de San Pietro (Vaticano, nuevo país que visito, el 16º en mi vida). Allí un grupo de alemanes nos pidieron que les hiciéramos una foto y nos preguntaron si mañana iríamos a ver al Papa...

   ... algo que era casi imposible sin reserva previa como nos dimos cuenta a la mañana siguiente. Después de un gratuito capuccino gentileza de nuestro "casero" (había máquina Lavazza en el apartamento) nos dirigimos hacia el pintoresco barrio del Trastevere. Desayunamos una pasta rellena de miel (1 eur) bastante rica por el camino. Una vez en el barrio, muy agradable de recorrer a pie y en el que parece que los vehículos dan una tregua a los peatones, como teníamos algo de hambre compramos unos suplì que son una especie de croquetas rellenas de arroz cocido en un caldo de carne y mozzarella. Muy-muy ricas, la verdad, un grato descubrimiento a 1,50 eur la unidad.

   La comida la hicimos en un Ristorante famoso en el barrio: Carlo Menta, que ofrece un menú "turístico" a precio imbatible: 10 eur IVA incluído más bebida (13 eur para cenar). Es, obviamente, un sitio sin pretensiones, pero la comida es abundante. Los spaghetti a la Amatriciana no me gustaron pero el Saltimbocca no me desagradó, tal vez porque era algo menos conocido (lomo de cerdo con jamón y queso, una especie de libritos pero sin rebozar). Charlamos un poco con unas agradables ancianas que no hablaban otra cosa que italiano: una de las cosas que provoca tener las mesas separadas 5 centímetros... Abajo tenéis mi crítica completa: 

https://www.verema.com/restaurantes/131367-carlo-menta-roma#ficha

   Quiero comentar un detalle que me pareció algo feo: nos intentaron cobrar un agua (2 eur) porque la habíamos pedido aunque unos segundos después dijimos que con el vino era suficiente y NO la trajeron a la mesa. Argumentaron que al haberla pedido se había de cobrar... Finalmente la camarera lo comentó con otra (una que hablaba un castellano casi perfecto) y nos lo quitaron. Algo parecido ocurrió en el siguiente restaurante y parece ser que es algo habitual por desgracia en Roma. Afortunadamente ninguna vez nos cobraron servicio y/o coperto (cubierto), algo que está prohibido excepto que se indique en la carta. 

   Por la tarde visitamos más lugares. Me llamó la atención ciertas costumbres que en nuestro país serían impensables: un taxista conduciendo con unos auriculares puestos, un policia fumando, un motorista con una mano en el manillar y la otra maniobrando el móvil... Bienvenidos a Italia. Lo que parece ser que han frenado un poco son los figurantes vestidos de gladiadores cerca del Coliseo, aunque no tanto los vendedores ambulantes de palos de selfie y de mil cosas más. Comparado con Barcelona, parecía que aquí la presión era más intensa... claro que allí se nota que no eres turista y no te agobian tanto. Para cenar, repetimos bocadillo en Mastrogusto. 

   El tercer día lo dedicamos casi por completo al Vaticano (Museos por la mañana y la Basílica por la tarde). Compramos unas pastas en una panadería cercana muy económica (los croissants, que aquí se llaman cornetti, por menos de 1 euro, con chocolate y todo)A destacar que cuando te acercabas a menos de 200 metros de la ciudad-estado recibías casi un acoso de multitud de guías turísticos para que visitaras esto o lo otro. Cuando a uno (que también hablaba castellano) le dijimos que ya habíamos comprado la entrada de los museos por anticipado, nos contestó que muy bien, pero que valía la pena contratar un Tour para San Pietro pues las colas eran de dos horas... En un rato comprobaríamos que no tuvimos que esperar más de 30 minutos. Otro detalle que quiero comentar es la gran cantidad de militares (y sus vehículos) que se ven en la ciudad si lo comparamos por ejemplo con Madrid. Entiendo que es por el tema terrorismo pero lo vi muy exagerado. También comentar que los lavabos públicos son de pago (excepto en el aeropuerto) y no baratos precisamente (1 eur). Resumiendo, una ciudad preciosa pero algo más hostil que mi querida Barcelona. 

   La comida la hicimos en Il Ragno d'Oro (la araña de oro), local con buenas críticas en la web:

https://www.verema.com/restaurantes/139160-il-ragno-d-oro-roma-italia#ficha

   Impresionantes los spaghetti Cacio e Pepe (y por sólo 7 eur!).También nos tocó camarero que hablaba español (canario para más señas) y también nos intentaron cobrar algo de más (pan), lo que no deja de ser curioso cuando nos regalaron un pequeño postre extra. Muy recomendable este local, quizá el mejor de los que probamos. Por la tarde, como he comentado antes, visitamos la Basílica, que es enorme. Muy bonitos todos sus detalles pero el tamaño la deshumaniza un poco. Estábamos algo saturados después ver de tanta belleza y riqueza, casi con síndrome de Stendhal. Realmente te queda claro el poder que aun tiene la Iglesia Católica... Acabamos la visita con una subida a la cúpula que implica 320 escalones con algunos tramos bastante claustrofóbicos. Las vistas y la experiencia valieron la pena, sin duda. 

   Por la tarde/noche hicimos una visita al centro para verlo iluminado. Muy agradable Piazza Navona y sus artistas callejeros. Nos impresionó la escalinata de Pizza de Espagna iluminada y, sobretodo, Via Condotti, la calle de tiendas de ropa pijas por excelencia de Roma... Nunca en mi vida había visto gente tan bien vestida, realmente parecíamos pordioseros a su lado... Acabamos cenando sentados en Piazza del Popolo unas porciones (4,50 eur cada una) de Pizza al Taglio compradas en un sitio al azar. Sin ser un experto me di cuenta de que no era la típica romana de masa fina sino todo lo contrario. De todas maneras se dejaban comer.... Un par de detalles más para cerrar el penúltimo día: los horarios de ocio de la gente son más tempranos que los nuestros (también el sol llega y se va antes) y pasadas las 20h veías poca gente por la calle (dejando aparte zonas puntuales), lo que te daba una cierta sensación de inseguridad aunque no tuvimos ningún susto. Por último, comentar que había una especie de policía turística que velaba porque los turistas se comportaran (que no comieran en la escalinata, que no se acercaran a la Fontana di Trevi, que no se sentaran en las escaleras del Vittoriano, que por cierto me pareció un monumento bastante excesivo por lo descomunal del mismo). 

   Nuestro último día (el avión salía a las 21h) lo dedicamos primero a acercarnos a la estación de Termini (enorme y agobiante) para dejar las maletas en consigna y luego a seguir visitando cosas. Muy bonita la Basilica di Santa Maria Maggiore (su interior nos gustó más que la de San Pedro y con menos cola). En ambas habías de pasar las cosas por un escáner. Último paseo por el centro y última comida en Il Chianti:

/www.verema.com/restaurantes/139175-il-chianti-osteria-toscana-roma#ficha

   Por primera vez nos pudimos entender casi al 100% en la lengua de Dante. El lugar nos decepcionó un poquito por la pasta y pa pizza que probamos. Muy buen sitio para tomar vinos. A destacar que me parecieron más baratas proporcionalmente las botellas (entre 15 y 30 eur la mayoría) que las copas (entre 6 y 10). Un local romántico y agradable aunque la cocina flojeara un poco. 

   Y lo bueno se acabó. Mismo chófer de autobús que a la ida... se pasó el trayecto pitando e insultando a otros conductores. Al salir había un atasco monumental: media hora para recorrer unos 2 kilómetros y medio y en algunos momentos tuve miedo de perder el avión (estuvimos parados en un semáforo unos 4 minutos...) aunque salimos con unas 3 horas de margen (de hecho llegamos hora y media antes de la salida prevista). El único punto realmente negativo de todo el viaje fue el monumental retraso en el vuelo... de más de 6 horas. Fue con la aerolínea con sede en Barcelona cuyo nombre juega con el inglés y el español... Pero bueno, esto no amargó casi una gran experiencia en todos los sentidos. Roma, ti amo!

Panino

   

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