De todos modos Mara, tiene que ser muy difícil. Un cocinero, imagino yo, tiene

De todos modos Mara, tiene que ser muy difícil.

Un cocinero, imagino yo, tiene todo el tiempo del mundo para diseñar un plato, concebirlo, ejecutarlo, ponerlo en escena.

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Pero aquí, les dan un trozo de mero, un pichón y ¡ala! En una hora crea algo que esté bueno e impacte. Y encima luego, a mitad, te endilgan una oreja.

No sé yo si es muy significativo... No me extraña que Begoña tuviera sus dudas el otro día de si había acertado o no yendo al programa.

Pero si Ferrán Adriá se tiraba 6 meses en sus talleres (con tropecientos mil colaboradores) diseñando el menú de la temporada siguiente!

No te parece que no quiere decir mucho de un restaurante? Sí de un cocinero, de su abilodad, de su capacidad de reacción e improvisación... ¿Pero esas virtudes son necesarias para desarrollar una cocina de campanillas en un buen restaurante?

Gane o pierda, los que hemos estado en La Salita sabemos que Begoña es una excelente cocinera. No hay que ponerle pruebas de este tipo. Quizás a su pinche sí, pero a ella... ¿Para qué?

¿A mí que más me da que tarde una hora o un mes en diseñar el "Puro de morcilla" o el "Tendedero de postres" si luego está delicioso y fabulosamente presentado. ¿No?

En fin, que me ha dado pop reflexionar y quería compartirlo... Perdona por la brasa.

Besos