Bloque de sal Persa.

Iré a casa de Otilio, que no sé yo esto de la zarigüeya como me saldrá. 

P.D: En breve empiezo Cómo cocina un lobo... ¿Será por ello?

Un saludo

Dani

Oye, entonces... Esto se irá consumiendo, ¿no? Irás erosionando la piedra, porque si aporta sal, por narices, me acuerdo de Lavoisier y de la materia, que ni se crea ni se destruye, solo se transforma. 

Saludos

Dani

El que yo vi se consume... habia entendido que a este le pasaria igual. Si no es asi, lo mismo me da que el bloque sea de sal de Persia que de marmol .. no?

No, si me imagino que sí, era una duda mía. 

Así que si me lío a hacer aquí langostinos, acabaré dejando unos pocitos perfectos para ellos ;-)

Saludos

Dani

Gracias, José. Al final me he tragado de paso los siguientes capítulos. Ver las cabezas de las ardillas en el plato ha sido ya una experiencia visual con la que me conformo.

Saludos

Me frena su manejo y sobre todo, insisto, la limpieza. Caber, te cabe un cajón, no me fastidies. Ah, vale! que no tienes una cocina ergonómica con optimización del espacio y un diseño dequetecagas... Pues ya sabes.

Al final, Rosa, he pasado de comprarla. Igual la saco una vez para estrenarla y termina en un cajón como tantas cosas. Entiendo que además del bloque necesitas un recipiente con asas donde llevarlo a la mesa o similar y ya es mucho para una vez a las mil.

Un  saludo

La zarigüeña nos la envía José ya hecha que es muy apañao el muchacho y tu traes cuatro o cinco botellas de vino mínimo. Yo pongo las servilletas de papel de doble capa.

No me sea flojo D. Otilio, que aquí hacemos tortillas Sacromonte sin ponernos ni coloraos :-p

Saludos,

Jose

No estaba yo muy convencido con tan milagroso producto, aunque podía evitar esos granitos de sal que corren a refugiarse bajo las uñas cada vez que practicas el arte de condimentar. Sumamente peligroso pues te obliga a utilizar guantes protectores profesionales, tipo bombero, salvo que tengas decidido eliminar las huellas dactilares mediante calor o arrancando la placa congelada pegada a tus dedos. La higiene no parece ser el punto fuerte del producto, si lavas eliminas "la placa", si no lavas obtienes la quintaesencia del producto: el mar y montaña.
Si has sucumbido a la tentación de la piedra y has sido capaz de preparar langostinos, calamar, zarigüeya, ardilla, pimientos, etc.,......solo te falta trocear y guardar para añadir un bloquecito de sal a los potajes consistentes de este invierno, ¡todo sabor!.

He decidido que no lo compro.

Saludos

Sí, a mí la limpieza de un bloque de sal así, a lo bestia, sobre la que tiro pescados y mariscos (y ocasionalmente alguna ardilla) no me acaba de convencer. Cierto es que debido a la ausencia de agua y el poder oxidante de la sal, la pieza estará protegida, pero no me acaba de gustar. 

Saludos

Dani