Una feroz crítica a Masterchef, Top Chef y demás realities
Acabo de leer esto y me ha encantado, lo siento, comulgo con la idea de David Díaz en que, además de los daños colaterales ocasionados por estos programas, es la gallina de los huevos de oro para estos cocineros que pasan de mediáticos a convertirse en verdaderos amasadores de oro.
Me quedo con algunas frases:
Talent Shows killed the video star
Refiriéndose a Karlos Arguiñano:
el mediático chef cuenta en su haber con más de una veintena de libros publicados, un restaurante hotel en Zarauz y su propia escuela de hostelería.¿Quién necesita una estrella Michelin teniendo todo eso?
El formato reality se comió las parrillas enteras, se fusionó con los programas de talento y aparecieron competiciones como Masterchef y su horripilante versión infantil, Top Chef y las magistralísimas clases de Chicote, el tostonazo de Cocineros al volante y demás retoños televisivos donde se fomenta más el marujeo y la competición que el gusto por la gastronomía, las cosas como son.
Y ahora el ataque....
Lo que me saca de la estratosfera son las clases magistrales de cocina de nuestro amigo Alberto Chicote. Resulta muy curioso que el posiblemente más mediático de los cocineros que haya en este país se permita el lujo de, en ocasiones, intimidar con su basto saber culinario a los concursantes de Top Chef, a veces mil veces más creativos que él.
Luego saca a colación el desaparecio NO-DO, del que no guardo muy grato recuerdo... Pero bueno, el caso es que al final estos programas sirven para lo que sirven, aunque me quedo con algo positivo, si despiertan en alguien las ganas de cocinar y el interés por la gastronomía, menos hacen los gobiernos.
Saludos
Dani