Mi Priorat

13 respuestas
    #1
    in vino veritas

    Mi Priorat

    No puedo dejar de compartir la magnifica reflexion que hace Joan Gomez Pallares sobre el Priorato.

    Más allá de lo que cada cual pudiera matizar, incluso más allá del propio Priorato...BRAVO JOAN!!!

    link:
    http://www.tastambllops.com/es/blog/amplia/887

    y aqui la traduccion, a golpe de parrafo en un traductor online cualquiera:

    Mi Priorat.

    Escribo en Sábado de Gloria, después de un Viernes Santo gris, frío y lluvioso y antes de Domingo de Resurrección. Hace días que pienso: treinta y tres años, septiembre de 1978, desde que pisar el Priorat por primera vez: es una señal, lo del 33 en Semana Santa? No lo sé, pero cuando buscaba la foto que delata el tiempo pasado (en ningún caso perdido!), Y confirmaba la fecha, he pensado que sí, que era una especie de indicación. "Detente un poco, piensa como ves ahora la comarca que encontraste hace tantos años y piensa, sobre todo, como la quieres para el futuro". Es Sant Jordi, además: este año, la luna llena de Nissan ha llegado más tarde que nunca y la Pascua ha coincidido con nuestro día más feliz y celebrado. Sant Jordi es la fiesta de las letras y del amor, la fiesta de la calle y de los ciudadanos. La fiesta de la luz y de la primavera. El Priorat es un poco así. Llegamos, pero, antes de que pasara nada de la historia contemporánea de su vino y mucho después de que la profunda crisis postfiloxèrica hubiera salvado algunas viñas históricas (que siguen bien plantadas y ofreciendo su mínima producción anual) y hubiera hecho que casi toda la producción del vino saliera de las cooperativas. Sin estas, sin el trabajo corporativa, de socialización de penas, alegrías, trabajos y precios, el Priorat, hoy, no existiría como comarca vitivinícola, sencillamente porque se habrían arrancado la mayor parte de cepas. Llegamos a Poboleda con 18 años gracias a un amigo. Sus padres tenían alquilado un apartamento en el antiguo cuartel de la Guardia Civil, justo delante de la iglesia. Y a nosotros nada nos importaba, ni el rótulo, ni la historia de la casa. Nada: éramos jóvenes, nos gustaba estar juntos, comer y beber (nada ha cambiado!) Y corríamos por la comarca. A ratos en coche, mi amigo y yo también a pie. Nos calzábamos las bambas y hacíamos ruta hacia Scala Dei y, también, hacia el Siurana.
    Aquellas primeras excursiones me penetraron mucho más de lo que entonces entendía. Paraba a menudo (por exasperación de mi amigo, que era un hombre-maratón!) Y me quedaba embobado, mirando hacia el acantilado del Montsant y hacia el horizonte. Comíamos el pan del pueblo y su embutido (nada de pescado) y bebíamos el vino de la cooperativa de Poboleda. El comprábamos a granel y el tomábamos en vasos de duralex. Sin darnos cuenta en, mi mujer y yo nos enamoramos de la comarca. No sabíamos nada de DOQs ni de bodegas (aunque ya en aquella época veíamos algunas botellas de Scala Dei y de Masia Barril, tampoco teníamos dinero ...), pero la tierra nos atrajo para siempre. Desde entonces no hemos dejado de volver, sobre todo yo: siempre que puedo me pierdo ...
    La tierra, es la misma? A simple vista parecería que sí, pero yo sé que no, sé que la tierra, por las personas que ahora la poseen (algunas también lo habitan, pero pocas ...), por cómo lo han trabajado, removido, modificado, por qué y donde han plantado, también ha cambiado. Y los vinos? En trentra y tres años los vinos y, con ellos, la historia de la comarca, han cambiado muchísimo más. Conozco los pueblos, conozco las viñas, los climas, las humedades, las sequedades, los terruños y su composición, la vegetación. He escucha mucho y he visto y bebido más. Y siempre he tenido en la cabeza que no hay un solo Priorat, sino muchos prioratos. Durante muchos años he ido distinguiendo características, terruños, uvas viejos y nuevos, variedades plantadas nuevas y variedades que estaban desde hace casi 100 años. He leído y conocido la tradición de la comarca y ahora la confronto con la realidad de lo que veo y pico.
    Sobre todo con la del que me gustaría ver y beber. Quien esto escribe es de fuera del Priorat, sí, pero se siente dentro. Quien esto escribe no se gana la vida con el vino, cierto, ni cultivando la tierra, ni vendiendo uva, ni haciendo vino o comercializarlo. Muchos pensaréis, pues, que mi opinión es la de un foráneo que lo mira todo desde una posición muy cómoda. Y tendrá razón, claro. Pero lo que he visto los últimos años me empuja ahora a escribir. Aunque sólo sea por amor al Priorat y por aquella idea de que, en 33 años, me he hecho en la cabeza.
    La nariz y la garganta me hicieron un giro hace dos años. Fabio Giavedoni, uno de los dos editores de la monumental y extraordinaria guía SlowWine 2011, estaba preparando un artículo de síntesis sobre la realidad del Priorat para la revista de Slow Food. Charlamos mucho, paseamos un poco juntos, le facilitar (con los amigos Toni Bru y Peter Hodder-Williams) los contactos necesarios y, lo más interesante para mí, hicimos una cata (los cuatro citados) muy representativo de todo el Priorat a través de más de 50 vinos. El artículo salió y yo me quedé un poco conmocionado: más allá de terruños más frescos o más cálidos, más allá de una uva u otro dominante (pocos monovarietales), la sensación que me quedó es que lo que afirmaba Luis Llach al final del artículo ("el secreto del Priorat es que no hay secreto: es la tierra sola la que lo hace todo") no se confirmaba con lo que estaba bebiendo los últimos años. Si la tierra lo hace todo, me preguntaba, y la tierra es tan diferente de La Morera en Poboleda, si volvemos a Torroja o paramos de Porrera en Gratallops
    Si las viñas son de tan diferentes alturas (con un desnivel que puede llegar a más de 400m entre unas y otras), si las orientaciones y las humedades, el suelo y las corrientes de agua que bajan por las laderas hacen que haya tantas diferencias , como es que la mayor parte de botellas tenían unos aromas y unos gustos más o menos uniformes, casi inconfundiblemente "Priorat"? Quien hace el vino, que bebe el vino de los demás, ha acabado tomando un patrón, un estilo enológico más o menos uniforme, tanto en la viña como en bodega y, más allá de las características de cada uva y de cada terruño, lo que olemos y bebemos es Priorat. Ya sé que los que venden y promocionan el vino quieren precisamente eso, porque esta marca (de tanto prestigio ahora y con tantos esfuerzos ganada: la DOQ Priorat) es la que lo ampara todo.
    Pero el Priorat que yo tengo en la cabeza no es uno, son muchos y creo que las cosas, ya hace bastantes años, no se hacen para ofrecer estos prioratos, sino para copiar, más bien clónicamente, un modelo de Priorat que no describiré ahora pero que todos conocemos y tenemos en mente. Un modelo de vino que es el que tuvo el primer gran éxito de ventas a finales de los años 80, primeros 90 del siglo XX, pero que en su interior (como el caballo de Troya) llevaba el germen de la uniformidad, que para mí no es deseable. Un modelo de vino que se vende (más antes que ahora) en el mundo y que es apreciado pero que ni todo el mundo, en la comarca, podía hacer (porque las uvas, las gentes y los terruños son diferentes!) Ni todo el mundo podía mantener (a nivel de inversión, de producción y de precios). Las cosas están cambiando estos últimos tres, cuatro años y los que ayudan a vender (los grandes prescriptores) o los que venden directamente a los mercados más importantes del mundo, expresan puntos de vista diferentes. Las cosas están cambiando, también, porque hay viticultores en el Priorat con una sensibilidad diferente y porque hay gente que empieza a apreciar, como rasgo diferencial y positivo, la distinción.
    Pongamos algunos argumentos de autoridad que el paciente lector, si ha llegado hasta aquí, escuchará mucho más que a mí. El primero es de uno de los escritores de vinos más importantes y leídos del mundo, uno de los más respetados y seguidos en uno de los mercados, por tradición de los últimos veinte años, más importantes por el Priorat: EEUU. Eric Asimov publicó el pasado 14 de marzo de 2011 un artículo en The New York Times que titulaba "Spaniards of Distinction from Priorat". Es cierto que su inicio era desalentador para mi argumento principal para que, una vez más y después de haber probado veinte vinos de añadas recientes, decía que "the wines of Priorat are...distinctive and powerful expressions of a highly unusual terroir"
    Mal, pensé, si un grupo de nariz tan fino como este sigue hablando de un solo terruño, el del Priorat. Pero retuve la palabra clave para mí, "Distinctive", y completé la lectura hasta llegar a un final que me hizo caer casi de la silla: "I will be fascinated to see how things play out in Priorat. My guess is that the Wines will continue to get better and better, particularly as the intricacies of the various terroirs become better understood. How do the Wines from Scala Dei ... diferir from those from the Porrera área, for example, oro from Gratallops? " . Me fascinan dos cosas aquí: que Asimov, sentado en Nueva York muestre una agudeza tan fina, la primera. Que tengamos exactamente la misma cosa en la cabeza, la segunda. Me gustaría mucho que la gente del Priorat se preocupara cada vez más (ya hay algunos que lo hacen!) Para hacernos conocer y distinguir, no el Priorat genérico y uniforme que salía en el primer párrafo de Asimov o al cata con Giavedoni, sino los muchos prioratos que el Priorat esconde en su interior. Y quede claro que no estoy hablando del otro genérico, "Vinos de pueblo", que todavía me cuesta más de entender.
    El segundo argumento de autoridad viene de uno de los vendedores de vinos que más admiro del mundo entero. Trabaja por Michael Skurnik en Chicago pero dedica la mayor parte de su tiempo a viajar por algunas zonas de Francia, Alemania y Austria para ofrecernos una de las mejores, más reflexionadas y más trabajadas selecciones. Terry Theise es el hombre y hasta ahora sólo conocíamos los catálogos. Como si fuera poco ... Desde hace unos meses tenemos, además, todo su pensamiento condensado en un libro imprescindible: Reading between the Wines. La parte central del trabajo recoge, hablando de los rieslings del Mosela, alguna idea clave. En la distinción, añadamos ahora la conexión con el territorio. El riesling los Selbach de Zeltingen (es el ejemplo que pone) es único porque habla el mismo lenguaje que su territorio y sus personas y para muestra una conexión con su trozo de Mosel que no tiene nada que ver con la del vecino . Y a continuación habla del primer Priorato de que gozó: el respetó por su autenticidad, porque era manifiestamente el vino de un territorio, "que hablaba el dialecto de las terrazas del nordeste de España (¡sic!)".
    Queda claro que el Priorat no es su especialidad, pero es el concepto lo que me interesa ahora, porque Theise el contrapone al llamado "estilo internacional" de hacer vino, maduro, fruta dulce, toneladas de roble tostado y "una capacidad espuria y engañosa de seducción ". Es precisamente esta desconexión con los terruños del Priorat, este avance notable hacia un estilo internacional de hacer vino, esta mayor capacidad de uniformar el gusto del Priorat lo que me preocupa y lo que me turbó durante la cata con Giavedoni. Es esta voluntad de no querer transmitir el carácter y características de los diferentes solos, alturas, terrres, climas y variedades de uva lo que está ganando terreno. Y es exactamente al respecto que Asimov y Theise reclaman la atención. Y yo, modestamente, detrás de ellos.
    Los vinos deben transmitir distinción, pues, y deben ofrecer conexión con el lugar donde se hacen. Los vinos deben hablar el lenguaje del territorio, sí, pero además deben beber de las fuentes culturales de ese territorio. Este es el tercer elemento que quería poner sobre la mesa. Y tiene que ver con el tercer argumento de autoridad, lo que no citaré nada concreto, pero lo que he leído y bebido todo: Nicolas Joly y su manera de enfocar la distinción y la conexión de un vino a través de la arraigo cultural, que incluye desde qué y cómo lo plantas, dónde y cómo lo trabajas, con qué utensilios y mecánicas haces el vino y, no menos, importante, donde haces el vino (la bodega como espacio físico). Creo que el Priorat está desaprendiendo con rapidez lo que siglos de tradición y muchos años de experiencia de los más ancianos han mostrado. Ser viticultor al Mosela o el Priorat significa ser miembro de una cultura, de un conjunto de personas y tradiciones que va más allá de la ocupación vitivinícola. Me atrevo a decir que este sentimiento también está desapareciendo del Priorat. Y no sé si hay conciencia de lo que está pasando y, en su caso, si queda voluntad para recuperarlo ... Hacer vinos "conectados" en el territorio debería significar mucho más que hacer vinos en un territorio con alguna de las variedades locales. Hacia dónde para la atención que hace el vino? Hacia su capacidad tecnológica para manipular las condiciones en que se hace su vino? Hacia su habilidad para superar a la bodega un clima o un terruño hostil? Hacia su destreza para arrancar dos puntos más que el vecino en una guía?
    O hacia lo que es realmente distintivo y significativo? Hans-Günter Schwarz ponía el dedo en la llaga: "lo más inteligente que puede hacer un viticultor, una persona que quiere hacer vino, es elegir siempre el momento preciso ... por no hacer nada"! Ofrece a tu viña las mejores condiciones para que crezcan las mejores uvas posibles, y apártate después tanto como te sea posible. Los mejores viticultores son los que mejor saben escuchar su viña. La viña enseña a esperar, a no actuar sobre ella de manera forzada, a absorber naturaleza ya entender los límites de la persona dentro de ella. Y todo ello, además, debe hacerse en el respeto hacia la tradición de cada lugar, hacia la reflexión y conocimiento profundo de qué necesita tu uva y cuáles son las condiciones de tu zona. El Priorat es Burdeos? No. El Priorat es la Borgoña? No. El Priorat es el Priorato? Tampoco. El Priorat son muchos prioratos ya mí me gustaría, cada vez más, encontrarlos en las botellas. Además de las prácticas de viticultura y enología que yo defiendo y que algunos bodegueros del Priorat ya han demostrado como perfectamente viables, esto implica una reflexión profunda sobre qué vinifican y cómo y dónde lo haces.
    Si queremos Priorat, defenderemos la mezcla de uvas y vinos procedentes de diferentes terruños hasta producir un vino que no te dirá de donde es. Eso sí, sonará en Priorat ... Si queremos prioratos, actuaremos de otra manera. Si queremos Priorat que se venda como Burdeos, vinificar de una determinada manera. Si queremos prioratos que respeten las tradiciones del Priorat, quizás pensaremos seriamente en recuperar la fermentación (moderna!) en depósitos de piedra o cerámica, quizás no mezclaremos variedades y terruños, quizás no romperemos tantos "sombreros" y quizás no rehogaremos en barricas de 225l de madera nueva tostada un vino que necesita respirar, vivir y crecer en otros tipos de espacio, más naturales y adaptados a su clima, presión atmosférica y altura. Quizás cada uno pensará y encontrará, entonces, su manera de ser distinto, su manera de conectar con su trozo de terruño y de recuperar las tradiciones y cultura que le son propias. Y quizá, y ya termino, buscará una manera más artesanal de hacerlo. Cuando hablo de artesanía en el mundo del vino hablo del trabajo que el viticultor controla de inicio a fin. Hablo de una manera de hacer vino que tienda hacia la no uniformidad, hablo, incluso, del amor hacia la imperfección.
    No todo es igual ni todo tiene que salir siempre de la misma manera, sobre todo en un mundo vivo como es el del vino. La naturaleza puede ser maravillosa, sublime, atractiva, magnética ... como es la del Priorat. Pero no es perfecta ... Y si queremos respetar la naturaleza, integrarse a ella, ayudarla a vivir y ponerla de vez en cuando dentro de botellas en forma de vino, eso es lo que tendremos que trasladar- hay. De nuevo Theise: "no buscamos la perfección, buscamos la imperfección porque la asunción de la imperfección es lo que, de vez en cuando, permite el milagro no forzado." Distinción (no uniformidad), conexión con el territorio y con sus tradiciones culturales, atención y trabajo artesano. He aquí el Priorat que yo sueño, el Priorat que ya empiezo a beber en algunas botellas, el Priorat que se muestra a través de los mil prioratos que lleva en su interior. Mi Priorat.

    Joan Gomez Pallarés

    #2
    labajos
    en respuesta a in vino veritas

    Re: Mi Priorat

    Ver mensaje de in vino veritas

    Excelente su impresión. he disfrutado enormemente leyéndola y me encanta esa sensibilidad hacia esa tierra que tan bién demuestra conocer. Nada más puedo añadir que mi plena conformidad con todo lo que ha escrito, que, por otra parte, es un mal que aqueja a este nuevo mundo de gustos globalizados. Ójala que todo cambie y que podamos disfrutar de toda la enorme variedad que nos ofrece la naturaleza en forma y a través del vino, un saludo.

    #3
    catachan
    en respuesta a in vino veritas

    Re: Mi Priorat

    Ver mensaje de in vino veritas

    Impresionante, ha sido un placer poder leer esta reflexion, despues de mi ultima escapada a la rioja Alavesa, ya que parte de esta estaba en la boca de Carlos Fernandez.

    Ahora no dispongo del tiempo necesario para poder dar mi opinion apasionada por este temazo...gracias por compartirlo,

    #7
    in vino veritas
    en respuesta a G-M.

    Re: Mi Priorat

    Ver mensaje de G-M.

    cada día menos maño y menos "bragao" :-)

    Creo que va más lejos y que separa muy bien el concepto "D.O" del de "identidad"...sin extrapolar, solo a efectos de conversacion: St Emilion y Pauillac? Gevrey-Chambertin y Volnay? Burdeos unos, Borgoñas otros...y? Monforte y Serralunga?...cuantas "Riojas" hay?

    siempre existe un "patrón" aglutinador, creo que Joan apunta a que NO sea la "uniformidad" dicho patron, sino, buscando algo aparentemente paradógico...la "diversidad"...en fin...un pequeño lío (no lo es, pero así te quedas más tranquilo :-)

    a ver si se charla...creo que es muy maja esta reflexion de Joan.

    #8
    EuSaenz
    en respuesta a in vino veritas

    Re: Mi Priorat

    Ver mensaje de in vino veritas

    Al amigo Joan seguro que le da algo de apuro pensar que estamos hablando de un artículo suyo, es un tío muy reservado y discreto, pero que siempre tiene cosas que decir y que las dice con fondo y forma. Para mí el Priorato es el gran desconocido a nivel nacional y poco puedo aportar sobre lo que cita, además me consta que es un gran conocedor de la zona, pero como bien comentas la reflexión sí que es extrapolable a otras regiones que aglutinan una enorme diversidad bajo un mismo paraguas. Es bonito que esa diversidad sea reconocida y que se sepa plasmar en los vinos, no solo a nivel puramente organoléptico sino igualmente administrativo y en ese sentido los modelos de Borgoña con sus más de 100 AOC pero con sus zonas perfectamente delimitadas o Barolo con una DOGC pero con sus 12 comunas igualmente identificadas son pioneras. Igualmente Burdeos con sus márgenes y dentro de cara margen con sus propias subdivisiones claramente identificadas. Aquí todavía vamos un poco con retraso en esto, pero nada que en 100 años no se solucione…

    Y luego al final volvemos a lo de siempre, a lo básico. La tierra está ahí, pero quien impone su sello es el productor.

    Saludos, Eugenio
    https://twitter.com/EuSaenz

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