De cata con Pepe Mendoza

Ayer tuvimos el placer de asistir a una cata de bodegas Enrique Mendoza dirigida por Pepe Mendoza en Bodegas Campoluz de Elche.
Pepe, como todos sabéis ha constituido probablemente la vanguardia y referente de la DO Alicante los últimos 20 años, pero lejos de componer un personaje altivo o esquivo, nos encontramos con un viticultor cercano y entrañable, enamorado de su familia y de sus viñedos. Según su criterio de vinificación, a la bodega se debe llegar con casi todo el trabajo ya hecho. La tierra, el clima, la variedad, los clones, la insolación, el control del regadío,...en resumen la dedicación a la cepa.
La cata se centro en 5 de sus muchas referencias (creo que tienen por las 14):

Chardonnay 2007: embotellado hace 20 días. A falta de asentarse, este vino se presenta fresco, alegre, vivo, frutal y muy seco.

Petit Verdot 2005: con una nariz muy característica, revela toques minerales, mina de lápiz y hierbas. Se detecta cierta sequedad que siempre he detectado en monovarietales de esta variedad, y la cual, probablemente da sus mejores resultados en coupages. No obstante, buen vino y a buen precio.

Estrecho 2005: despliega aromas de monte bajo mediterráneo aderezando la fruta madura. Pasa por boca de forma cremosa y envolvente, con buena longitud.

Santa Rosa 2004: colosal carga frutal para una añada portentosa. Despliega una nariz compleja y con carácter, donde descollan apuntes minerales. Gran estructura y trama carnosa para un vino excepcional. Los tostados se atinan en segundo plano, pero siempre sumando matices.
En dos años evolucionará de su actual opulencia hasta la excelencia. Se le augura gran potencial de guarda y evolución, dada su carnosa musculatura. Siempre tuve dudas sobre si me gustaba más el Estrecho o el Santa Rosa, pero este 2004 las ha disipado.

Santa Rosa 2003: mucho más evolucionado que el 2004. Ya en nariz se atisbaron los taninos más dulces, en momento óptimo de evolución. No obstante, esta añada denota menos peso y tirantez que la 2004. En resumen, el 2003 está para beber ya o en los próximos 2-3 años; mientras que el 2004 está para beber ya, guardar 10 años o atesorar en una colección de entelequias.

Dolç de Mendoza 2003: resulta cautivador comprobar la polivalencia de la monastrell en buenas manos. Delicioso vino tinto dulce donde se vislumbra un sútil toque oxidativo varietal minimizado por la acción de Pepe, tras 36 meses en barrica, lo cual le aporta una elegante complejidad.