El valor de la nariz

Jejejeje, me gusta la expresión.

Bueno he esperado las contestaciones de todos para explicar el porqué de la pregunta.

A Olaf y regaliz les diría que tal vez expuse un ejemplo extremo, pero que no estoy de acuerdo en eso de que siempre percibimos en nariz que la boca no es correcta. De todos modos no es esta la tesis a debatir.

Desde hace algún tiempo observo que muchas guías, catas en Verema y otros eventos y catas a los que acudo, el personal tiende a puntuar más alto los vinos con narices brillantes frente a los vinos con bocas excelsas. Yo mismo creo que sucumbí durante una época al placer de la nariz frente a la boca. También porque cuando como valoro mucho los aromas de los platos, casi más que el sabor final (es cierto, soy así de raro, y eso me viene de antes de ser aficionado al vino).

Mi opinión es que al fin y al cabo el vino es un alimento para beber y que deberíamos darle mayor peso a la boca, a no ser que, como dice Javier, seamos capaces de ser equitativos (yo creo que no podría serlo, simplemente por la dificultad que se me plantea de separar tan perfectamente ambos momentos de la cata).

La nariz muchas veces nos sugestiona, nos evoca recuerdos placenteros, pero en cuando el vino pasa a ser bebido (versus catado), la boca cobra un mayor protagonismo, ya que se deja un poco más de lado la nariz a lo largo de la comida.

Era una simple reflexión en voz alta en la que me gustó que entrarais y así ver distintos puntos de vista. Por lo visto, ya veo a muchos de que sois conscientes de ese valoración extra de la nariz frente a la boca.

Tal vez me aproximo más a la postura de catachan, en una cata es normal que prefiriera el primero, mientras que en la mesa optaría por el segundo. Y desde luego, totalmente de acuerdo con Javier, pues es en boca donde convergen las sensaciones gustativas y olfativas (retronasal o vía indirecta).

Saludos
Dani