Bueno... "Open for Business Again..."

Señoras y señores, chicos y chicas de todas las persuasiones...

Después de aquel mamarrachesco ";retiro"; mío del foro (por algo que sólo puedo describir como una soberbia pendejada, pardon my French) y de un par de semanas infernales toreando la crisis monetaria que afronta la República Dominicana (para resumir: gracias a una administración patéticamente incompetente, el peso se ha devaluado en más de un 100% en los últimos dos años, con las tres cuartas partes de eso cayendo en las últimas dos semanas; como director de marketing de una empresa dedicada a la venta de objetos suntuarios, magia tengo que hacer para generar ventas...), puedo decir que me reintegraré y podré dedicar a Verema unos cuantos minutillos más al día.

Ya estoy en Nueva York de nuevo y tendré muy pocas motivaciones para salir de mi oficina, donde se está cómodamente fresquito. Afuera hace un calor de antología...

El caso es que me han hablado de un montón de preguntas dirigidas a mí en el foro (o bueno, quizás no un mont_n, pero así me parece por la cantidad de e-mails). Si no molesta mucho, les pido a quienes las hicieron originalmente que las hagan de nuevo ahora, para ver lo que puedo contarles.

Vinos consumidos en las dos semanitas de marras:

Muga, Prado Enea, Gran Reserva, Rioja 1973: Majestuoso, con poder y gracia al mismo tiempo. Todavía jovencito y con quince buenos años de evolución por delante.

CVNE, ";Viña Imperial,"; Gran Reserva, Rioja 1988: Muy bonito, un ejemplo claro de la consistencia de CVNE con el VI antes del 91. Lo prefiero infinitamente, dicho sea de paso, al tan cacareado 87. Buen detalle. Sedoso y largo.

Bodegas Riojanas, ";Monte Real,"; Gran Reserva, Rioja 1981: Hasta que me salió una botella no dañada del último lote. Será porque es de una caja distinta... Ligero y gracioso, carece del poder de las grandes añadas de MR, pero el todo funciona y es muy identificable. Buen vinito para almorzar.

La Rioja Alta, ";890"; Gran Reserva, Rioja 1985: Mucho cedro, cuero y rosas secas aquí. Ligero y cerrado, pero de mucha casta. Le falta mucho tiempo.

Marqués de Riscal, Gran Reserva, Rioja 1981: En declive ya, lo que es una pena. Final redolente de hojas secas y nuez de cola, corto y susurrante.

Barón de Oña, Reserva, Rioja 1996: Mucha madera de primera intención, que se disipa a lo largo del almuerzo. Frutas rojas en un vino primario. El tiempo dirá la complejidad que va a salirle. Buena concentración y taninos muy maduros.

Laurent-Perrier, Brut Rosé, Champagne, NV: Por US$50, puedo pensar por lo menos en dos docenas de rosados de Champagne mucho más expresivos y auténticos. Pero no está mal para beber un domingo en el Caribe lluvioso.

Señorío de San Vicente, Reserva, Rioja 1994: Descoyuntado y licoroso, con un toque de resequedad en su seudofinal. Fatal.

Además, toda una procesión de blanquitos italianos, desde Sicilia hasta el Adige, que se ventilaron en distintas cenas en un restaurante cerca de mi oficina en Santo DOmingo, pero cuyos nombres no capté. Nada muy memorable.

M.