Vertical Clos Martinet

El miércoles de la semana pasada, los integrantes de la Peña “Club de Tast L’Arcada” nos reunimos en nuestro local habitual en Alella para pasar cuentas de una vertical de Clos Martinet que abarcaba desde 1997 al 2003. Sin embargo, la primera en la frente: problemas logísticos impidieron que llegaran a tiempo las botellas de la añada 1998. Una pena, pero no se salvarán: quedan pendientes para otra ocasión. En fin la cata se desarrolló de la siguiente manera:

Clos Martinet 1997 (34% Garnatxa, 20% Cabernet Sauvignon, 20% Merlot, 15% Carinyena y 11% Syrah).
Marròn terroso de capa alta.
Nariz donde aun abunda la fruta fresca junto con notas confitadas y licorosas, apuntes de cacao y chocolate negro, recuerdos de hoja de tabaco.
La boca revela que se trata de un vino en retirada, honorable, pero retirada, al fin y al cabo. Muy elegante, buenas sensaciones y frescor. Con el devenir de la noche acabará diluyéndose.

Clos Martinet 1999 (35% Garnatxa, 20% Cabernet Sauvignon, 20% Syrah, 15% Carinyena y 10% Merlot)
Grana de notas atejadas. Capa alta.
Nariz intensa donde volvemos a encontrar la complejidad frutal –fresca, confitada, licorosa-, el chocolate negro, notas mentoladas. Sabroso, goloso y fresco con gran cojín frutal y adornos especiados. Vivo, aún en gran forma –no para mucho tiempo más-, y largo y profundo.

Clos Martinet 2000 (40% Garnatxa, 25% Syrah, 20% Cabernet Sauvignon, 15% Carinyena)
Abandono definitivo y significativo de la Merlot.
Picota intenso de capa alta.
Intenso, profundo, pleno de fruta, con esa característica mezcla de menta, chocolate y tinta china.
La boca presenta un peso magnífico y un tanino elástico, gomoso, amplio, con acidez y materia excelentes y donde, por primera vez, se asoma la licorella prioratina. Complejo, elgante y contundente.

Clos Martinet 2001 (40% Garnatxa, 25% Cabernet Sauvignon, 20% Carinyena, 15% Syrah)
Picota intenso de capa alta.
Nariz intensa y compleja. De nuevo con mucha fruta, predominantemente fresca, pero con trazos de confitada. Aparecen también los consabidos mentolados, el chocolate, la tinta china. Buen aporte mineral. Trufa.
Magnifico y contundente en boca. Pleno de sensaciones, con gran redondez, equilibrio y elegancia. Persistencia maratoniana. Sin duda fue el gran Martinet de la noche y el preferido por la mayoría de los presentes.

Clos Martinet 2002 (45% Garnatxa, 20% Cabernet Sauvignon, 20% Carinyena, 15% Syrah)
Picota, ribete grana de capa alta.
De nuevo las notas marca de la casa –mentolados, chocolate...-, pero esta vez más sutiles, más delicadas, menos marcadas. Se aprecia bien el fondo mineral y un leve toque de cuero.
Sabroso, muy rico y muy fácil y accesible. Jugoso, se sorbe como una golosina. Sin gran persistencia pero muy inmediato y agradable. Buen trabajo de bodega en una añada muy difícil.

Clos Martinet 2003 (40% Garnatxa, 20% Cabernet Sauvignon, 20% Syrah, Carinyena 20%)
Picota intenso de capa alta.
Nariz intensa, fragante, con las notas típicas de Martinet y una mineralidad bien presente. El más mineral de todos.
De gran volumen, pero de frescura y elegancia inmensas. Bien estructurado, el vino llena la boca y se amplía inundándolo de sensaciones plenas y agradables. Complejidad y accesiblidad, en un conjunto elegante y “gourmand”. El segundo preferido entre los asistentes.

En conjunto los vinos gustaron mucho, pudiendo seguir durante estos años la evolución de la bodega. Es curioso remarcar que el abandono de la Merlot como varietal componente del vino coincide con la aparición de un perfil más Prioratino en el vino, aflorando el mineral y la tinta china. Sigue todavía la duda de la capacidad –o mejor, la conveniencia-, de un prolongado envejecimiento en estos vinos.
Los preferidos de la noche fueron el 2001, el 2003 y el 2000 por este orden.

Después continuamos con una cena fría en que rematamos lo que quedaba de los Martinet y descorchamos un Clos Mogador 1997 –complejo, intenso y muy vivo aún-, y un Vall-Llach 2002 –de una contundencia mediterránea espectacular acompañada de un frescor y una elegancia que incitaban a beber otra y otra copa.
Finalmente, con los postres se degustó un Coteaux de Layon Sélection de Grains Nobles 1997 de Bois-Brinçon –de una sedosidad y equilibrio azúcar-alcohol-acidez magníficos-, y un Porto Rainha Santa Vintage 1994 de Forrester & Cia., que estaba tan cerrado que resultó difícil de disfrutar.
Saludos y hasta la próxima,
-R-