Cata de Palos Cortados viejos

En el restaurante fuimos muy bien atendidos por Viviane, experta sumiller.

Nos prepararon para la cena un menú degustación con los siguientes platos:

- Escalibada combinada con lomo de bonito en escabeche.

- Chop suey de alcachofas con ibérico y queso de cabra.

- Bocadillo de sepia con mahonesa (sepia plancha con finas tostas de pan y mahonesa caliente).

- Lomo alto de ternera de pasto con chips de alcachofa y parmesano.

- La torrija con leche, naranja y remolacha.

En conjunto, una experiencia muy agradable.

Efectivamente, permiten una cata comparativa muy interesante pero resultan muy dificiles de catar por la cantidad de matices que tiene cada uno y el esfuerzo de concentración que exigen. Quizás catar más de cuatro de una sola sentada sea un poco temerario :-)

Pero en términos generales son ’fáciles’ de comparar. Me refiero a compararlos en cuanto a sus características más interesantes: finura/gordura (tanto en nariz como en boca), complejidad (en términos generales, aunque no identifiquemos los descriptores), concentración sápida, persistencia, carácter de los aromas (biológicos, oxidativos, aromas propios del mosto, aunque esto tiene más sentido aún en amontillados). Fianlmente relacionamos todo ello (hacer conjeturas, vamos) con el proceso de elaboración: duración de la crianza biológica (si tuviese), duración de la crianza oxidativa, finura del mosto de partida, vejez total, etc.

Lo que quiero decir es que está más o menos claro lo que se tiene que buscar en cada vino y en base a qué compararlos.

En fin, que son vinos apasionantes de disfrutar tanto relajadamente como de forma concienzuda.