Todo en su justa medida. Yo, como elaborador casero, este año es el primero en

Todo en su justa medida.

Yo, como elaborador casero, este año es el primero en el que estoy jugando con el tartárico. La primera prueba que hice fue coger una botella del tinto que hicimos el año pasado (que andaba carente de acidez), la dividí en 4 partes y acidifiqué el vino en distintas medidas. Las dosis pequeñas dieron el resultado que más me gustó, pero debo decir que las dosis más altas no resultaban demasiado distintas a los tintos naturalmente ácidos que he probado. Lo que pasa es que cuando empiezas a tener un poco de idea de variedades y de climas, cuando te encuentras un vino muy ácido de una zona cálida elaborado con variedades que sabes que tienden a carecer de ácidez, se te levantan las antenas y empiezas a sospechar. Yo creo que más que notar la acidez añadida, notamos incoherencia. O por lo menos ese es mi caso. Sin ir más lejos ayer por la noche bebí una copa de Pinord Diorama merlot, del Penedés, que me dio esa sensación.

O sea, que creo que lo importante es que el elaborador sea coherente y sepa distinguir entre la corrección de una carencia y la edulcoración o imitación de un tipo de vino que no le es propio. Lo que pasa es que línea de separación es muy difusa...