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Llevo mucho, pero que mucho tiempo, comprando vino a particulares. Es más, cada

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Joaquin1965

Vendedores de vino singulares: las compras a particulares

Llevo mucho, pero que mucho tiempo, comprando vino a particulares. Es más, cada vez que llevo a cabo una compra de este modo, me viene a la mente abrir, por razones que muchos imaginareis, un hilo, básicamente irónico, en el que se describan las particularidades de las diversas personas con las que me he venido encontrando en tan lúdica -y, a la par, afanosa- tarea.

Estoy seguro que, los que como yo, han actuado de este mismo modo identificará a alguno de los sujetos que más abajo describo, algunos de los cuales pueden, sin problema, encasillarse en más de una categoría. Si hubiera alguno más, bien estará la identificación del mismo. Vamos allá.

1) El “enterao”. Confesaré abiertamente que es una de las especies que más me gusta. Se caracteriza, en lo básico, por comenzar la negociación con la frase “No sé si sabes que ésta es una de las mejores añadas de X y que sólo se hicieron Y botellas”, para añadir, a continuación “de éstas ya no se encuentran”. Son gente entrañable, a las que, en su inocencia, les tomas incluso cariño y con las que es imposible cerrar un trato, dado que se creen hasta el final lo que dicen y no los sacas de la lección que te pretenden dar.

2) El “informao”. Otra especie simpática. Estos son los que llaman a bodega para informarse de cuánto vale su botella y pedirte lo mismo tal/cual. Abundan entre los que tienen vegas sicilias. La frase de “es que en vega Sicilia me han informado de que mi botella del 68 vale 2000 euros”. Un cásico. Por lo demás, hay una subespecie particularmente interesante: la que te pide aún más de lo que le han dicho en bodega y juro que los hay. Con un par. Estos se dejan las yemas de los dedos renovando anuncios a diario en mil anuncios.

3) El “leído/oido”. Unos auténticos crack. Son los que leen -u oyen- que en Sothebys se ha subastado una botella de Romanee Conti por 60.000 euros o una colección particular de magnums del presidente de vega Sicilia por 600.000 euros y pretenden endilgarte la botella del abuelo por lo mismo para irse a un Resort en verano. Les dices aquello de “oiga, que le juro que lo que usted vende no es lo mismo” y entonces te llaman de todo, menos bonito, claro. Unos fenómenos.

4) El “escuchador”. Abundantísimo en número -la especie que más- y ejemplo del mundo al revés. Vende algo por lo que “escucha ofertas” sin fijar, cuando menos, un precio aproximativo. Son gente curiosa -y, a la par, jugadores de ventaja- que, a lo que se ve, cuando se compraron un coche en el concesionario o un piso en la promotora hicieron una oferta (al concesionario o a la promotora) compitiendo con otros en secreto en vez de pagar lo que le pedían o negociar el precio. Con estos es habitual - por lo menos en mi caso- no llegar a ningún sitio y que, al final, se queden sin vender nada, salvo que tengan una botella o conjunto de botellas absolutamente excepcionales, en cuyo caso sí puedo entenderlos. Suelen poner precios imposibles y, a los 2/3 días, acaban bajando el precio de modo importante porque se dan cuenta de que no cuela.

5) El “imposible”. Unos auténticos fenómenos. Pueden subclasificarse en 2 especies: a) los imposibles del todo -que o bien no ponen forma de contacto o no te contestan nunca ¿Para qué leches pones entonces el anuncio?- Y b) los imposibles en la negociación, más cabezones que un maño caminando por la vía del AVE con el tren detrás chiflando y que no se bajan del burro ni para atrás. Piden 300 y ojo no ofrezcas 299, que es que no. Sueles acabar agotado, maldiciendo, y sin botellas.

6) El “tierno”. Ponen unos anuncios que, nada más leerlos y ver las fotos, te sacan una sonrisa porque ya te puedes imaginar el percal. Son del tipo “Botella de vino reserva del año 1969. No la hemos tocado en 30 años, ni siquiera para quitarle el polvo”. Al fondo se suele observar, por lo general, un trastero que no ha visto una escoba desde la 1ª guerra mundial. Evidentemente, una empresa condenada al fracaso. 

7) El “flamenco”. Estos son los que venden en plan chulo. De los que te dan ganas de contestarles, pero que no pierdes el tiempo con ellos. Los anuncios son del tipo “este es el precio y no me hagas perder el tiempo”, “lo vendo por esto y, si no, no molestes”, “no tengo prisa, así que esto es lo que hay”. Vamos, lo que se dice unos prodigios del marketing. 240 días después les escribes y siguen en el mismo plan Rambo. Sin palabras.

8) El “cansino”. Son aquellos a los que un día llamas para preguntarles qué botellas tienen y que, al no interesarte, das por cerrada la conversación. 3 meses después los tíos plomos te siguen dando la tabarra diciéndote que te ofrecen las botellas más baratas y que “si no te interesan”. Más pesaos que un collar de melones o una vaca en brazos.

También es cierto que hay gente maja -de hecho, escribiendo esto he cerrado una compra con uno-, con la que se puede hablar y con la que llegas a acuerdos satisfactorios, pero, en lo que a mí me toca, no son los más, sino los menos. En fin, hasta aquí mi experiencia…

¿Y vosotros?, ¿qué os habéis encontrado en este mundillo de la vente entre particulares?

Un saludo!

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