Comparaciones odiosas
Leyendo noticias relacionadas con el mundo del vino, he topado con un artículo en el que decía que las comparaciones son odiosas incluso en el mundo del vino. Y es que a su autor no le falta razón, pues nos encontramos en un momento, en el que cuando algo se pone de moda, de repente surge un movimiento paralelo que desprestigia a lo que antes sí gustaba.
En este artículo se hablaba de la variedad albariño, de cómo gustaba hace años, de cómo se bebía y de cómo ha cambiado el panorama en los últimos años. Hoy en día, tras la increíble oferta que hemos vivido durante años de albariños y verdejos (por poner un ejemplo), la gente ha dejado de pedirlos porque ya no es tan glamouroso como antes. ¿Qué ha ocurrido? Pues que ahora mucha gente no quiere ni probar los vinos de esa variedad porque consideran que, por ejemplo, los godellos son mucho mejores.
¿Hasta que punto es eso cierto? ¿Hasta qué punto se deja llevar la gente o nos dejamos llevar por este tipo de corrientes? ¿Desprestigiar una variedad para ensalzar otra? ¿No es un poco ridículo sabiendo que se trata de cosas diferentes?