¿Qué bueno? ¡Espectacular!
Espectacular fin de semana. Tres visitas a tres bodegas de tres subzonas distintas y con tres peculiaridades que las hacen totalmente diferentes.
Bodegas Campillo: Una bodega nueva que parece recién construida, lujosa como una mansión victoriana, ordenada como la biblioteca del Congreso y limpia como un quirófano. Tratan las botellas como incunables.
Bodegas Conde de los Andes: Todo lo opuesto, aquí se encuentra las botellas incunables, una bodega pluricentenaria, calados que asemejan amplias catacumbas laberínticas donde no nos perdimos gracias a nuestro Ariadna particular, con centenares de miles de botellas antiquísimas, con toda la temperatura y humedad que se espera de tan peculiares cavas excavadas en las entrañas de la montaña.
Tras estas dos bodegas de contrastes. ¿Qué sorpresa nos podría deparar la tercera y última? Pues sí, hubo sorpresa, llegamos a las bodegas...
Barón de Ley: La magia está en el exterior, hectáreas y hectáreas de variopinto viñedo, hasta en espalderas poco típicas de la Rioja pero que aportarán tipicidad a sus vinos, variedades autóctonas y experimentales, viñedos y viñedos tratados con mimo para producir vino partiendo desde el cuidado de la cepa.
En cuanto tenga revelado el carrete, cuelgo las fotos.
Soy flexicarnívoro y a la comida vegana la llamo guarnición