Creo que es una pregunta complicada de contestar. Estoy seguro de que hay

Creo que es una pregunta complicada de contestar. Estoy seguro de que hay enólogos que se implican a muerte en los proyectos y que nadie sabe que están ahí y otros que están sólo detrás por el cheque y que tienen detrás enólogos locales de gran profesionalidad que hacen todo el trabajo. Conozco ambos casos, pero no creo que deba levantar la liebre sobre todo en los casos que ponen sólo el nombre.
Muchos de ellos sobre todos los enólogos bordeleses más conocidos asesoran una gran cantidad de bodegas con lo cual dudo de la implicación en los proyectos, así que me imagino que harán tres o cuatro visitas al año, en momentos claves y sobre todo a la hora de la vendimia,a la de decidir el destino de cada vino y luego a la hora de realizar los coupages.
Por otra parte dudo de esa capacidad de conocer e interpretar diferentes terroirs en poco tiempo, creo más bien que buscan imprimir su estilo a los vinos. Creo que este tipo de enólogos cobraron importancia, sobre todo en España, a raiz del estilo de vinos impuesto por Parker. Vinos muy maduros, muy concentrados y con intensas crianzas en madera nueva. En este tipo de elaboraciones el terroir deja de tener importancia y es el estilo del enólogo, la calidad de las barricas y la concentración la que marca la calidad de los mismos.
Creo que el problema es que los vinos que se hacen en diferentes zonas tienden a uniformizarse y a estar marcados por un estilo de elaboración. Esto funciona si al consumidor le gusta el estilo y además algún prescriptor le ayuda con sus valoraciones, cosa que hasta ahora es lo que ha ocurrido ya que las bodegas quizás buscaban ese espaldarazo de la crítica y usar el nombre de ese enólogo como herramienta de marketing.
De todas formas en los nuevos vinos gallegos, en esta generación que está surgiendo de jóvenes enólogos que están recuperando pequeñas parcelas y variedades autóctona y que parecen estar expresando todo el terroir de sus respectivas zonas también hay un enólogo que ha asesorado a buena parte de ellos, aunque algunos ya vuelen sólos. Hablo de Raúl Pérez que quizás con una viticultura y enología poco intervencionista y un uso muy razonable de la madera está imponiendo un estilo que respeta más el vino y que actualmente está siendo muy bien valorado.
Son estilos diferentes, en zonas y con filosofía de proyecto diferentes y buscando un producto diferente, pero en ambos casos buscando un objetivo que no es otro de lograr un vino con proyección comercial, que es lo que al fin y al cabo buscan todas la bodegas.