Apoyo todas las aportaciones aunque también tienes que ver qué perfil tiene el

Apoyo todas las aportaciones aunque también tienes que ver qué perfil tiene el restaurante.

Me explico: de nada sirve tener variedad en generosos, olorosos, dulces... si luego nadie los va a apreciar ni solicitar. Yo te lo digo porque en la zona donde me muevo, salvo restaurantes de cierto nivel y en comidas con gastrónomos (escasas y de frikis de ésto), no pide ni Cristo ni manzanillas ni finos ni olorosos/amontillados. Los vinos dulces en los postres los piden los mismos de siempre: yo mismo cuando los pido y poco más.

Hablando con restauradores me dicen que, como está el patio ahora mismo, tener una carta de vinos variada, con rarezas y demás, es casi seguro una ruina y que menos mal que todos esos vinos, al menos sin abrir, aguantan mucho bien conservados, pero que no, que si ya es difícil hoy día vender un tinto "normal" o un blanco "del montón", no te digo ya cavas (y más que siempre hay alguno que confunde política con gastronomía) y menos aún champagne, vinos de Jerez, dulces y similares.

Además, los menús de noche y de día relativamente económicos, incluso de fin de semana, si contemplan vino, no contemplan ningún vino "especial" que no sea un tinto joven, roble o crianza (en éste último caso Rioja o DO más económicas) o blancos/rosados jóvenes de precios muy ajustados tipo verdejos de producción bestial o blancos de la zona (en mi caso Alicante, Jumilla o Valencia), de precio comedido.

Está genial poner de todo, pero esto es lo de siempre: ver que es rentable para el perfil de restaurante que tienes, qué tipo de clientela tienes y, sobre todo, que lo que tengas veas que potencialmente tiene una salida de forma más o menos habitual. Tener una carta estupenda y fantástica sólo para que te demos el visto bueno nosotros y/o para cuando vaya un veremero pues, salvo que éste vaya muy a menudo o arrastre a muchos más de manera frecuente a consumir a tu negocio, no creo que te sea rentable si luego apenas pide vino nadie o quien pide, no va más allá, en el mejor de los casos, de un Luis Cañas Crianza, del Perro Verde o del José Pariente Verdejo (que, todo sea dicho, son estupendos vinos todos, no son de los más comerciales tampoco, pero de ninguna manera los consideraría rarezas).

Saludos