He dejado pasar un tiempo desde la cata anterior y dado que recientemente probamos un 2005 en mal estado pero de una botella de muy dudosa conservación, me decido a resarcirme con este Aquilón 07, uno de "mis vinos insignia". No defrauda, está pletórico, espectacular frutalidad y contundencia. 16,5º que en un principio los representa, los expresa pero que se va armonizando según avanza la cata y seguramente mi paladar.
Esta tremendo. Caramelo de fondo, torrefacto, cacao, regaliz, muy mineral. Muy fino tras un rato de aireación, maderas muy bien integradas, ya un vino de 6 años pero pleno, ningun signo de envejecimiento en la botella.

Otro de los vinos que cuando paso cerca de las vinotecas me da la tentación de abrir nueva botella, aunque en este caso es uno más de los que disfrute estando de vacaciones y llevándolo a restaurante donde no te ponen impedimento para ello, cobrándote lógicamente por el servicio.
Excelente expresión de la garnacha en su estado más puro, con un paso por boca muy sabroso y con una persistencia muy golosa é interminable. Potente pero a la vez elegante y goloso, con volumen aunque su graduación pasa totalmente desapercibida.
Prodigio con una nariz expresiva y elegante, floral, fantástica carga de frutos rojos muy maduros, grosella, moras, elegantes tostados, torrefactos, confitura, regaliz y finos mentolados.
Excelente vinazo, fantástico recuerdo y preparado para la siguiente botella.

Una de las denominaciones de origen que considero están apuntando a un nivel muy alto gracias al esfuerzo é innovaciones de los últimos años es Campo de Borja, y en este sentido donde se impone el imperio de la Garnacha, que bien como monovarietal, ó en combinación con otras variedades como tempranillo ó cabernet, produce unos vinos singulares y llenos de matices, que nada tienen que envidiar a otros con mayor marketing que se producen en nuestro país.
Dentro del contexto de monovarietal Garnacha y como no podía ser de otra forma, nos encontramos este extraordinario vino Aquilón que representa muy dignamente, la progresión de esta D.O., habiendo puesto a buen recaudo ocho botellas más para ir comprobando su evolución.
Dada su añada, no esperaba encontrarme un vino tan redondo y equilibrado, sin aristas, de buena potencia, con ese matiz de dulcedumbre que le confiere la varietal, con unos taninos totalmente integrados y dulces, de paso elegante y goloso, con una excelente armadura, aterciopelado, sin ninguna nota de reducción, muy sabroso, de largo recorrido y agradable persistencia frutal.
Pero en nariz no se queda atrás, muy intensa, expresiva, compleja y elegante, de los vinos que se te puede pasar el tiempo oliendo la copa sin parar, con una carga frutal impresionante, frutos rojos silvestres muy maduros, con el carácter del terruño que le confiere esta D.O., recuerdos de caramelos de eucaliptos, notas de madera aromática, tostados, torrefactos, cacao, café en grano…y mucho más.
Todo ello adornado de un color picota muy cubierto, bajo una capa muy alta, limpia y brillante, con ribete cardenalício, de aspecto muy vivo y acompañado de buena lágrima que deja tintada la copa.
Tal y como he leído anteriormente, para nada se deja sentir su graduación, siempre y cuando se tome a temperatura adecuada.
Sin lugar a dudas…un gran vino.

Sin entrar en valoraciones organolépticas, suficientemente manidas, señalar de nuevo el carácter, potencia y personalidad de este vino, que en la fecha actual, continua en perfectas condiciones, algo más fino y sedoso en boca si cabe. Poderoso, contundente, frutal en perfecta integración con sus maderas cremosas, sedoso, expansivo, voluminoso, quizás algo alcohólico, pero impactante

Rojo picota muy cubierto, con capa alta y menísco morado. Lágrima densa y abundante.
Nariz potente y profunda con recuerdos de moras y grosellas negras en confitura con tonos de especias, chocolate mentolado y regaliz, todo rodeado de un halo profundamente mineral, con toques de grafito y tinta. No es una garnacha típica, quizás esa sobreestracción la lleva por otros derroteros, perdiendo cierta identidad varietal.
En boca es inmenso y de mucha estructura, buena fruta negra, compota, mineral y tostados intensos pero bien combinados, con taninos sabrosos pero muy firmes aun, acidez buena y final muy largo y seductor.

me parece que este vino esta demasiado extraido y con mucha maduracion, es muy tanico en medio de la boca,ademas es muy secante en boca y falto de acidez, espero que con los años se redondee la madera pero le falta mucho para eso y al estar falto de acidez no se yo.
la nariz es muy fruta negra compotada ( moras, ciruela pasa) la madera predomina sobre el resto de aromas espero que dentro de algun tiempo me pueda tomar las 2 botellas que me quedan.
Lo siento mucho pero no puedo con los vinos que tienen estos aroma de compota y de maderas con tanto tostado torrefactados y ahumados.

Nariz intensa y voluminosa, madura, compleja, en la que aparecen toques de grosellas, algo de tinta china, recuerdos a regaliz, suaves matices especiados, un punto de flor morada y ligeros tostados. En boca tiene un ataque imponente, y un paso voluminoso y contundente, con notables amargos, bien de acidez, resulta largo y estructurado. Taninos voluptuosos, carnosos y dulces. Retronasal bastante balsámico. Mucho vino.... incluso para mi gusto... demasiado....

Color picota muy oscuro, casi negro. Ribete morado y capa alta. Limpio y brillante.
Nariz intensa y compleja, muy atractiva. Capas de grosellas, eucalipto y regaliz, notas minerales, grano de café y cacao. Para darle tiempo y jugar con él.
En boca es casi un bombón de altísima calidad. Concentrado y denso. Estructura enorme, taninos finos pero musculosos, alcohol perfectamente integrado, buena acidez. En el paso se reproduce la gama de aromas que estaban presente en nariz.
Final largo, potente, torrefactado.
Un grandísimo vino... con una factura a la altura.

La perfecta Garnacha de Aragón, un vino de corte mundial...

Bodegas Alto Moncayo ha logrado expresar el máximo una variedad cada vez más cuidada y demandada. Unas viñas únicas, una elaboración con respeto hacia estas y el resultado con nombre Aquilón que en su añada 2007 refleja un vino en la cúspide de las garnachas mundiales.

Complejo, profundo, sincero, amable, con longitud. Hablamos de un vino tremendamente frutoso, envuelto en aromas tostados y muy minerales, donde la tinta china, le conforma finura y elegancia, demostrando notas evolucionadas de gas oil, y espléndidos balsámicos que acompaña a esta nota soberbia de mineralidad. Gran volumen y muy buena estructura con un final pleno y glorioso.

Con razón lo pusieron el ultimo.
Los demás le hacían pasillo al campeón,y este no defraudó:
Es inútil hacer una cata clásica de este vino,pues resultaría muy aburrido repetir eso tan visto de "picota de capa alta","menisco cardenalicio",etc..solo hay que dejarse llevar por la emoción y decir que su aroma es un perfume de notas silvestres,que nos da toques trufados y de "fruta azul" como dijo Pancho Campo,a quien le recordaba al mirtillo (no he probado un mirtillo en mi vida),hay que decir también que en boca tiene una estructura mármorea tan sólida como las columnas del Partenón (muy bien lo de los taninos esculpidos ,Javier) y que te deja una sensación cálida y grata en el postgusto que a mi me recordó a los caramelos de Solano (estoy contigo, Aurelio).
Este Aquilon dará que hablar,y es cierto lo que allí se dijo , que VS está muy sola y hace falta ya que alguien le acompañe para apuntalar el prestigio de nuestros vinos en el exterior.
Si en otros vinos es difícil buscar un maridaje,en este caso está mas que claro: un buen ternasco asado de la tierra,que haya pacido por las veredas de esos hermosos campos de garnachas viejas que son ya gloria de Aragón.