Gira, gira y gira, desplegando matices y sin perder juventud y fruta

Tiene capa media y un intenso color rojo picota granatoso limpio y brillante.

Desde la botella se escapa la fruta vibrante, ácida, fresca. Ya en la copa pero sin moverla es una cereza roja y ácida. Huele a brisa fresca y detrás, sin querer mucho protagonismo, se descubre un matiz alcohólico.

Con movimiento se intensifica la brisa fresca y aparecen unos tímidos balsámicos y una agradable y repentina humedad. Hora y media más tarde se mantiene la acidez de la fruta roja.

Pasada otra hora mantiene esa notable acidez de fruta roja fresca que sin embargo se torna en relleno de licor al agitarlo.

El primer impacto en boca es dulce y suave pero con importante musculatura. Un ligero toque de canela adereza una pequeña astringencia final. A la hora y media de abierto tiene un claro sabor a chocolate.

Una hora más tarde te regala con caramelo duro de frambuesa y un delicioso final mentolado.

Se pone el tapón sin hacer el vacío.

Pasadas seis horas se observa una evolución totalmente diferente y ascendente: una marcada intensidad balsámica con claro protagonismo del eucalipto. El tacto es suave y meloso sin perder un ápice de frescura.

Ocho horas después de la apertura la nariz ha aguantado maravillosamente el envite abriéndose en una delicia láctea y balsámica con claros recuerdos al relleno de los bombones After Eight. En boca es amplio, dulce y cremoso.

Es un vino con carácter, un vino fresco, brioso, vivo, que gira y evoluciona en matices sin perder nunca esa desfachatez de la fruta fresca que aguanta sin parpadear las ocho horas de la cata. Un vino al que auguro un futuro prometedor.

Esta cata es parte de una mini-vertical de las añadas 2010-2011 que podréis ver aquí: https://www.verema.com/blog/puck/1077342-vino-nabiz-mini-vertical-2010-2011