Creo haber probado tres añadas (con ésta) de este blanco de la bodega de Porrera.
Y no sé si será mi percepción actual e impresión en este momento, pero creo que ésta pasa por ser la que más me ha impresionado. Sobretodo en boca. Apunto:

Decantado una media hora antes de su servicio.
Presenta en la fase visual un más que llamativo y atractivo amarillo dorado rayando los tonos ocres y miel (con menos brillos, pero sí más bonito al "oscurecerse"). Lágrima ligera y abundante en el cristal.
La nariz resulta extremadamente delicada y sutil. Mutante, compleja.
No puede faltar (al igual que en anteriores añadas), el monte con su matorral verde; oloroso. Madroño; otros aromas de monte bajo. Acompañan, con un poquito más de tiempo, ciertas notas lácticas (leche con almendras), frutos secos; picada de almendras...
La fruta blanca también asoma, algunas veces con sensaciones de sobremaduración.
En boca, a pesar de que en nariz ya comento mi aprobación al respecto, es en esta última fase de la cata donde este 2011 me convence más y más: Boca sabrosa y ante todo untosa. Trago amplio; graso quizás...En boca su volumen convence. Resulta más frutal de lo que cabía esperar encontrarme. Denso, además ofrece ciertos dejes minerales y una acidez que se deja sentir al final del paladar. Postgusto largo, de muy grato recuerdo. Invita al trago constantemente.
Debo pensar en ese elaborado y complejo coupage, para nuevamente afirmar que es un blanco que no pasa inadvertido ni deja indiferente al que lo bebe.
Lástima de ser tan pocas, la botellas que ven la luz en el mercado y lo limitado de su producción.