Dorado limpio y brillante.
Es muy intenso en nariz y muestra una mínima reducción inicial que se disipa con un poco de aire. Brutalmente mineral, transparente a su viñedo (el mejor de la zona), con tonos de frutas frescas, cítricos, ahumados y balsámicos. Todavía algo primario pero siempre noble y cambiante, muy profundo.
En boca es directo, potente, serio, untuoso, siempre vertebrado por una magnífica acidez, con un paso algo graso pero siempre balanceado y un final largo y persistente que nos deja sensaciones frutales, cítricas y minerales. Un vino muy estructurado y que tiene toda la pinta de envejecer de maravilla.
Louis Michel es el gran defensor en Chablis del acero, sus vinos no ven madera y lo cierto es que envejecen tan bien como los que más, demostrando que la madera no está relacionada con la capacidad de guarda, sino más bien el trabajo en viña. Este es su mejor vino y en esta añada está joven y sensacional. Unos 55 euros, algo caro pero merece la pena.