Poderoso

y personal me ha parecido este blanco alemán, de color amarillo claro, limpio y brillante. Nariz de caramelo y piña muy madura con algún aroma cítrico más tenue.
En boca es fresco, pleno y sabroso, con una acidez envidiable.
Maridó muy bien con un bombón de foie, pero personalmente me pareció un vino de difícil maridaje y que yo prefiero solo; en todo caso excesivamente dulzón para comer, o al menos para abrir el menú como me lo ofrecieron a mí.

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