Gran vino en buen momento.

Pues tras la espera de algo más de un año, la cosa ha merecido la pena.
Ha ganado en estabilidad, estructura y equilibrio. Ha perdido esas aristas que le hacían de más difícil paso y está en buen momento, aunqie haya algo menos de fruta, su paso se ha tornado muy amable y sedoso, muy redondeado. Solo ver caer esa lágrima densa y tintada ya sabes que vas por el buen camino.

Un gran vino capaz de enamorar.

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