Me emocionó

Probado en cata organizada por Alvaro Palacios.
Este vino me emocionó, me consiguió embelesar, para mí fue el mejor de la cata, incluyendo ese magnífico L'Ermita, vinos como este deberían ser patrimonio de la humanidad, es la máxima expresión del Bierzo dentro de una botella, hubo un momento en el que me aferré a la copa como si alguien me la fuera a quitar, se me vinieron buenos recuerdos de todo tipo, tendré que repetir la cata pero en casa y con algún amigo, de una forma más hedonista y relajada.

El color es picota oscuro de capa alta con ribete amoratado, lágrima extremadamente densa y grosor medio, brillo medio-alto, limpio y atractivo.

En nariz es limpio, potente pero a la vez elegante, se destapa con notas a brea, mineral, fruta roja muy intensa, nada de notas pasificadas ni sobremaduradas, mentolados finos muy elegantes, notas tostadas sutiles, maderas aromáticas, lácteo, yogur fresco de frutas rojas, muy perfumado. Complejo y lleno de sutilezas que lo hacen un magnífico vino para meditar.

En boca la textura es aterciopelada, potente, esqueleto impreionante que lo hará perdurar en el tiempo junto a una acidez más que equilibrada, todo bien conjuntado, en su sitio, sin estridencias ni derroches, con una longitud y persistencia inolvidables. Retronasal franca.

Con el paso del tiempo será un vino de 10. Su único problema y hándicap, el precio, pero se hacen 800 botellas y la exclusividad hay que pagarla.

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