No sé si me gusta más... o menos.

Después de que probara la primera vez este vino de Toro, me dejó la impresión de ser una bestia en cuanto a potencia en boca, trago y maneras, pues demostraba unos taninos vivos, bastante acentuados y, aunque me dejó buena impresión, lo cierto es que creía que iría a mejor si el tiempo le templaba los ánimos y las hechuras, pues creo que para muchos sería un vino excesivamente contundente.
Pues bien, doy ahora con esta botella y la sensación es la de haberme encontrado otro vino.
La nariz, sigue siendo bastante intensa (pero menos potente), aunque esas notas de café, cacao y demás, han desaparecido bastante y en su lugar cobran más protagonismo las especias y la madera.
En boca, todavía el cambio es más evidente: parece otro vino ( por lo menos en esta botella); tiene buen ataque de entrada; pero ahora es mucho más educado ( muchísimo menos agresivo). Los taninos se han calmado de una forma evidente y el recorrido en boca es mucho más suave, casi amable, diría yo.
No sé cuando abra otra botella que tengo guardada de este Cyan, que me voy a encontrar, aunque igual me encuentro otra sorpresa.
Comprado a 3,95€, el precio me parece muy bueno. Aunque no sé que carácter de Toro me gusta más, si el domado o el salvaje.

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