Rojo rubí con ribetes rojizos, capa media.
Nariz intensa, de enorme profundidad frutal y sobre todo mineral. Le cuesta abrirse y requiere aire, pero desde el principio nos muestra unas sensaciones que solamente se advierten cuando hay un gran viñedo de por medio. Hay una especial profundidad, con una preciosa fruta roja, unos encantadores toques florales, un nítido carácter especiado, ligeros balsámicos, algún toque térreo y un cierto recuerdo mineral. Se advierten unos mínimos verdores apenas protagonistas ¿La añada? Puede.
En boca es un cañón, pleno de estructura y matices. Fino y etéreo, de cuerpo frágil, pero con una maravillosa acidez y un paso firme, redondo y estructurado. Es además largo y profundo en el final, dejando sensaciones frutales, minerales y especiadas. Taninos de verdadera seda, integrados, redondos, finos. Un vino para guardar sin duda, pero que nos muestra claramente lo que puede llegar a ser, que nos muestra la clase de uno de los viñedos “top” de Gevrey y de toda Borgoña.
Enorme vino. A pesar de la potente estructura de los Chambertin se muestra ahora mismo con una elegancia y una redondez soberbias. Mejorará con el tiempo sin duda. Para guardar por tanto, aunque resulta sin duda difícil resistirse a semejante joyita. Al no ser una añada grande el precio está sólo algo por encima de los 100 euros. No voy a decir que sea barato pero...
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