Picota granatoso cubierto.
Tiene una nariz bastante intensa, en la que destacan curiosas notas de patata cruda, hay una punta de alcohol, algo de fruta negra, suaves toques avainillados y algún recuerdo terroso.
En boca tiene buen ataque, el tanino está presente, bastante terroso, con acidez algo justa, recorrido medio y paso algo escaso de armonía.

Color picota granatoso.
Nariz de cierta intensidad con unas notas extrañas de patata cruda, tubérculo húmedo, desván, tierra, fruta roja y alguna punta alcohólica.
En boca acidez algo justa, mucha tierra tanto en percepción gustativa como en táctil, recorrido medio.

Un vino que no me gustó

Granate cubierto con destellos del mismo color. Aparecen notas de patata cruda, recuerdos a desván y un ligero fondo de fruta roja. En boca presenta una textura terrosa, con una punta de alcohol, algo picante, algo amargoso, secante, desequilibrado, buena acidez, bastante largo y con algunos verdores.

Se echa en falta el "frailecillo" en su etiqueta, icono de la bodega. Se destaca sus 40 barricas, nuevas y mimadas en un sótano que no cabrán muchas más.
Tiene un buen color cereza, con buena intensidad, orilla granate.
En nariz se muestra completo, me vienen de golpe vainillas, regaliz, pimienta, fruta negra.
Su boca es cremosa y sabrosa, de un buen roble, tostados, fruta y madera bien integrada, postgusto algo corto, lástima.
Empiezan a cansarme estos rasgos avainillados típicos de la tempranillo en crianza. Por el contrario, tiene buena expresión de crianza y equilibrio. La bodega tiene de momento en el tempranillo joven su mayor baluarte.