Un desastre

Catado en Lavinia, durante una degustación de vinos de Toro.
La primera botella presentaba mucho sedimento y un desagradable olor entre químico y orgánico.
La segunda (y hubo más con problemas similares), aunque ya no presentaba sedimentos, también me resultó muy desagradable en nariz, con una mezcla muy descompensada de aromas vegetales (lirios) y animales (almizcle). Por debajo salía algo de fruta, pero no es plan comprar botellas de dos en dos (a 19 €) y meterlas en una centrifugadora para sacar unas grosellas. En boca me resultó igualmente descompensado.
Quizás tuvo una mala tarde (el que lo embotelló o transportó), pero aunque pueda ser injusto, tengo que valorarlo negativamente.

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