En la noche de la boda real descubrimos este vino abierto 1 hora antes: color cereza picota intenso, de capa media. Aroma algo cerrado, excesivamente alcohólico, con escasa presencia frutal que se va descubriendo al agitar la copa (frutos negros, café).
En boca sigue dominando el alcohol y los taninos todavía ásperos de la cabernet, potente, llena la boca, con estructura, pero la predominancia alcohólica (llama la atención, con sólo 12’5 º) resta protagonismo a otros caracteres más frutales y de crianza que se le adivinan pero no se le descubren. Lástima, no pasa de ser un vino bien hecho pero poco más ... hasta el día siguiente a mediodía, tiempo en el que el último cuarto de botella estuvo tapado simplemente por su corcho: redondo, equilibrado entre madera y fruta, el alcohol bien integrado, amplitud de boca, sabroso, taninos frutales y potentes al tiempo. Simplemente espléndido, por lo que se recomienda abrir 4-5 horas antes. Un gran vino.