Picota oscuro muy cubierto y con ribete violáceo.
Aromas expresivos desde el descorche: fruta negra, cassis, canela, regaliz, tabaco rubio, leves toques lácteos, tostados y mineralidad.
En boca es un vino profundo y contundente en un momento en el que quizá esté algo desbocado. Por juventud y porque el mes de agosto seguramente no sea el mejor para haberlo abierto. En todo caso, posee una materia prima de calidad que seguro irá equilibrándose con el resto del conjunto.
Final mayoritariamente frutal, de muy largo recorrido.
Si tuviera otra, la guardaría unos años.
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