San Román 2018
San Román 2018
FICHA TÉCNICA
Bodega
Maurodos
D.O./Zona
Pais:
España
Tipo de Vino:
Tinto
Crianza:
Con crianza
Graduación (vol):
14,50%
Varietales:
Tinta de Toro
Precio aproximado
Precio Aprox:
De 20 a 29,9 €
PUNTUACIÓN
Nota de cata NOTA MEDIA:
9.43
/
97
Nota de cata CALIDAD-PRECIO:
9,7
Opiniones de San Román
OPINIONES
8

Poco más que añadir a mis anteriores reseñas: este San Román 2018 es un vino con un equilibrio magistral entre finura y potencia, al que auguro un gran potencial. Uno de los mejores tintos castellanos y posiblemente el mejor relación calidad-precio.

Tras la intensidad del 17, llega esta del 18, que me permite percibir matices más frescos, no tan saturantes ,ni cálidos. En mi opinión , más elegante y equilibrado que la añada anterior. Organolépticamente hablando , lo esperable en el vino , sólo que menos imapactante e intenso , pero no por ello peor, al revés...

El mundo del vino se mueve por modas, pero existen vinos que no atienden a esos criterios y este es uno de ellos, unas añadas puede ser más fino, más elegante, pero su identidad no la pierde.

Es bueno un poco de aireación, es una bomba de fruta, que junto a los balsámicos y las notas de hierbas aromáticas y la crianza hacen un conjunto admirable.

Es un vino con cuerpo, pero eso no le resta elegancia y sedosidad, entrada en boca fácil, la acidez y la mineralidad en boca son excelentes. Pocos vinos por este precio pueden dar tanto deleite.

Color cereza oscurito con borde granate-violáceo.

Aromas de buena intensidad y sobre todo de mucha diversidad a frutos rojos y negros con una muy buena maduración, al mismo tiempo hay calidad, toques de ahumados y de monte bajo, los finos tostados muy presentes, leves notas de maduración, que no molestan en absoluto, en general una nariz muy diversa y al mismo tiempo de buena calidad.

En boca es aún mejor, el paso se encuentra totalmente equilibrado y redondeado, fácil de beber pero con mucha calidad, los taninos vivos y agradables, el retronasal con muchos de los arómas de la buena nariz, el final es bastante largo y sobre todo tiene una muy buena persistencia.

Excelente vino, con una muy buena/extraordinaria RCP.

Lo decía en mi anterior comentario de hace casi un año: se trata del San Román más fino que he probado junto con 2016. De hecho, casi estos 12 meses podrían haberle hecho cambiar pero no. Aquí encontramos diferencias con otras añadas desde el principio; empezamos con una capa algo más baja de lo habitual y ya en nariz empezamos a percibir lo que poco a poco nos irá confirmando la boca: más fruta roja, más mentolados y otros apuntes frescos y similar mineralidad. Más tarde nos damos cuenta de su gran acidez, su cada vez más escasa madera (una norma que ya lleva tiempo) y su alcohol cada vez más contenido. No vamos a intentar convencerles de que no se trata de un vino poderoso, porque lo es, pero lo que sí es cierto es que cada vez lo notamos más perfilado.

Creemos una de las añadas con más potencial que hemos probado, marcada madera, temas golosos, chocolates, bombón, revolotean flores azules, la fruta existe pero se muestra tímida por la presencia de la madera que le coge el protagonismo. Le falta mínimo dos años de paz y maduración, para empezar a disfrutarlo.

A mi me saturó un poco. Pensaba que la frescura de la añada 2018  pacificaría en parte el vino , pero lo encontré envolvente , excesivo en su madera cremosa, avainillada, pastelería que colapsan la fruta negra compotada, que está, pero hoy por hoy un tanto desequilibrada. En boca lo esperable en un Toro así. Volumen , expansivo , aterciopelado y envolvente en su paso, largo..Un vino impactante , de los que no dejan indiferente a nadie, alcohólico , por cierto

San Román me vuelve loco por muchos motivos: en primer lugar fue el primer vino que me enamoró de verdad, allá por la mitad de los años noventa; además creo sin ningún género de dudas, que en su franja de precio, en tintos españoles no hay nada mejor, y eso es decir mucho; pero es que encima envejece a las mil maravillas, razón por la cual, me hace aún más fiel a él.

Sin embargo, pese a lo que acabo de comentar, lo que me tiene más desconcertado desde hace un par de años es su significativo cambio de estilo en forma de vaivén; durante más de década y media se mantuvo como un torazo en toda regla (capa, madera, color, aromas y sabores). Llegó el 2016 y cuando lo probamos, pensamos: “¡Dios, estamos frente a la revolución 2.0, un San Román con toda su esencia pero adaptado a los tiempos actuales!”. Y así fue, sabíamos del relevo generacional, éramos conscientes de que los gustos habían cambiado y que la tendencia iba orientada hacia cosas más sutiles… Mas no: con la venida del 2017 todo volvió por sus fueros, como un Michael Jordan tras su regreso a los Bulls. En ese momento llegué a la conclusión de que Mariano había vuelto a tomar las riendas tras un experimento efímero. ¿Y cuál es mi sorpresa cuando abro esta botella de 2018? Pues que se da la vuelta y retoma la personalidad de 2016: fino, tirante, vertical y con mayores trazas de fruta roja. Un lío, vamos.

Perdonadme el ladrillo, ni siquiera sé sacar conclusiones definitivas. Seguro que habrá por aquí alguna voz más autorizada que la mía que nos aclare este embrollo.
 

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