Rojo cereza de capa alta y ribete granate. Nariz riojana con carácter de mineralidad metálica y esos sutiles tostados que se unen a una fruta del bosque especiada. Hay menta, torrefactos, especiados, hojarasca, carbón vegetal, tizne de chimenea y una sensación de maderas viejas aromáticas sin perder nunca el hilo frutal. En boca es sápido, con sabores de frutillos negros del bosque y especiados, torrefactos que dejan matices de intenciones dulces, agradable pero tánica y de cacao al mismo tiempo, lo que te lleva hasta un posgusto algo astringente, pero con sentido frutal. Matices humeantes por vía retronasal de carbón vegetal, tabaco habano y especias, junto con recuerdos de bosque umbrío y esas notas de grosellas y cerezas con carboncillo vegetal de mina de lápiz por encima. Un vino estupendo, con raza, especiado y muy riojano. ¡Cuánto disfruto con estos vinos tan sinceros! con esta boca tan fresca, frutal y a la vez tánica y donde solo puedo ver mejoría en botella con el paso de las décadas. Es la otra cara de la cremosidad, fruta madura y taninos dulces de algunos vinos de Ribera del Duero que tanto me gustan y que puntuaban los famosos críticos antes del último “ cambio “ con + 90, muchas veces lo comparo con conducir un coche aútomatico o de marchas de la misma marca. Es maravilloso poder percibir las dos caras de una misma moneda entre primos hermanos como son Rioja / Ribera.