Han transcurrido 15 meses desde la última botella bebida de este elegante vino. ¿Qué me he encontrado en la copa?. El corcho, que es de los buenos, buenos, está muy bien. Eso sí, la cara que ha estado en contacto con el vino está tintada.
A la vista mantiene mucho brillo y limpieza. Su color rojo picota está acompañado de unas leves notas teja. Su ribete es rubí y débil teja. Mantiene su gruesa, abundante y lenta lágrima en su deslizamiento por el cáliz de la copa.
En nariz frescas frutas rojas en forma de cerezas, mayuetas y frambuesas. La madera de su crianza sigue estando en segundo término. Manda su fresca y abundante fruta, unido a notas balsámicas y sutiles dulces.
En boca es donde mejor se expresa. Ha ganado en complejidad y sigue siendo frutal. Muy elegante, muy sedoso, aterciopelado y con un volumen medio. Está muy vivo y fresco. Con una mineralidad que no se hace pesada en la boca. Es equilibrado y muy fino. Con los taninos elegantes y domados. Sigue manteniendo una fresca acidez que invita a beber y beber y que le otorgará varios años más de vida. Tengo suficiente "material" para comprobarlo. Elegantísimo, fino, sedoso y frutal paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,30 minutos. Un vino que ha ganado en elegancia, finura, complejidad y sutilidad. La mejor botella de las bebidas. Serán los años transcurridos en la botella.
Se supone que Charme es el más borgoñón de los vinos de Niepoort, cualidad que he captado en mayor y en menor medida, dependiendo de la añada. Y si tuviera que decantarme por una de todas las que he bebido, en función de su finura, la decisión sería clara: este 2016 ganaría por goleada. De capa muy baja, limpio y con brillo, percibimos fresas y otras frutas rojas, mentolados, trufa, tierra mojada, bosque, madera vieja, cigarrillo negro y mineralidad. Todo ello sustentado por un esqueleto fino. El paso es ligero, perfumado, sin alcohol ni tampoco madera, con una gran acidez y sensaciones de frescura. Un vino vertical y largo, de postgusto persistente. Delicioso.
Ha transcurrido un año desde la última botella bebida de este magnífico vino. ¿Qué me he encontrado en la copa?.
No describo etiqueta y botella por haberlo realizado anteriormente. Sí puedo decir que el corcho, de gran calidad y longitud, sigue en magnífico estado y tintada la cara que ha estado en contacto con el vino.
A la vista mantiene su color rojo picota de capa media. Limpio y brillante. Con muy buena, gruesa, abundante y lenta lágrima en su carrera por el cáliz de la copa. Ribete rojo picota, rubí y muy débiles e incipientes notas teja.
En nariz frutas rojas, cerezas, mayuetas, floral, con la madera de su crianza muy bien ensamblada. ¡Manda su fresca fruta!.
En bica es muy elegante, sedoso, equilibrado, mineral, muy frutal, te llena muy sutilmente la boca, con la madera en muy segundo plano. Tiene los taninos domados y sigue manteniendo una fresca acidez que invita a beber y disfrutar. Muy elegante, sodoso, frutal y fino paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,15 minutos. Ha ganado en complejidad sin perder su frescura.
Vino encerrado en una botella borgoñona que está vestida con una original etiqueta que rezuma modernidad. El corcho que la cierra de gran calidad, longitud de 5,20 cm., significando la añada y su nombre o marca. Tintada la cara que está en contacto con el vino.
A la vista un color rojo picota de capa media, limpio y brillante, con muy buena, gruesa, abundante y lenta lágrima en su recorrido por el cáliz de la copa. Ribete rubí y granatoso.
En nariz se le percibe fresco, floral, con maduras frutas rojas, elegante madera muy bien integrada. Fresas y débil melocotón.
En boca muy elegante, con mucha finura, equilibrado, sedoso, frutal, muy fino, mineral, con mucha fruta y la madera de su crianza en muy segundo término. Con los taninos madurándose y mantiene una fresca acidez que invita a beber y que le va a otorgar bastantes años de vida. Fino, sedoso, elegante y frutal paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,00 minutos.