Medio añito después volvemos con este rico verdejito y además en el mismo restaurante. Estamos con mi familia y con siete buenos amigos y nos lo pedimos como segundo vino de la comida. Nos lo sacan de la vinoteca y nos sirven. Esperamos unos veinte minutos antes de proceder con su valoración a unos 10°C.
VISUAL: De color amarillo dorado, con tonalidades incluso ambarinas, de cierta intensidad. Limpio, cristalino, con presencia de gran cantidad de esbeltas lágrimas. Me parece más subido de color que hace medio año (89).
OLFATIVA: Mantiene su carácter eminentemente frutal. Hay fruta blanca (pera y manzana), con hueso (albaricoque) y tropical (lichi). Al rato encontramos apuntes herbáceos de hierba húmeda y notas de montebajo, como a tomillo. Al final ciertos recuerdos cítricos de pomelo. No encontramos la mineralidad que percibimos el pasado Abril. Intensidad media (86).
GUSTATIVA: Gran entrada, amplio y de alta acidez. Paso por boca frutoso y amable al tacto, desprendiendo aromas retronasales cítricos, a ralladura de limón. Post-gusto delicioso, lácteo y aterciopelado, con notas de manzana verde muy claras y con el puntito del hinojo marcado a fuego. Al rato encontramos la fruta con hueso y unos apuntes especiados muy ricos, a vainilla y pimienta blanca, para terminar, ahora sí, con un toquecito salino de gran calidad. Persiste un minuto y 40 segundos de gran deleite. Mejorado en boca sin duda, más redondito (90).
La RCP la mantendremos en muy buena.
MARIDAJE: Nos lo tomamos con las recurrentes y fantásticas berenjenas, rellenas de queso de cabra con pesto, y después con un lomito de salmón sobre una base de crema de puerros, guisantes y alcaparras. Una delicia con ambos platos, en especial con el salmón. Los sabores marinos y vegetales del plato armonizaron maravillosamente con las notas frutosas y herbáceas de nuestro verdejito. Encantadora velada en muy buena compañía de nuevo.
Salud-os!!
Estamos en uno de mis restaurantes favoritos de Cuenca (EC), con amigos y familia, y vemos en la carta este verdejo español y por supuesto, nos lo pedimos. Lo sacan atemperado de su vinoteca, nos lo abren y esperamos unos 15 minutos hasta que alcanzó unos 10°C para su valoración.
VISUAL: Presenta un bonito color amarillo dorado con reflejos verdosos, de cierta evolución ya. Brillante y con una lágrima abundante y esbelta (88).
OLFATIVA: Los primeros aromas que nos vienen son de fruta variada. Encontramos manzana verde, algo de tamarindo y lichi, y un puntito cítrico de ralladura de limón. Enseguida asoman notas especiadas de pimienta blanca y unos frescos herbáceos de hinojo y grama recién cortada, todo acompañado por notas más minerales, como de canto rodado. Rica complejidad de intensidad media (87).
GUSTATIVA: Muestra un buen ataque, alta acidez y un tacto sedosito en el paso por boca, muy amable. Los aromas retronasales son marcadamente herbáceos con algún recuerdo especiado. Y en el post-gusto muy disfrutable, sabroso, con las notas herbáceas y frutales yendo y viniendo. Fruta blanca, heno húmedo, pomelo e hinojo, aportando sensaciones de ligera amargura final, para terminar con un elegante toquecito salino, muy rico. Nos dio una persistencia de un minuto y 15 segundos. Buen verdejo, de gran tipicidad (88).
La RCP atendiendo a su precio en España, sobre los 7 euros, la considero muy buena.
MARIDAJE: Acompañó varios entrantes: Unas ancas de rana con yuca y cremita de puerros, una cazuelita de camarones apanados con zuchinni, unas berenjenas rellenas de queso de cabra con pesto y un tartar de salmón. De plato fuerte nos pedimos un solomillo de cerdo a la naranja. Resultó un vino muy gastronómico, pero destacaremos la armonía con el tartar de salmón, una delicia amigos.
Salud-os!!
Color amarillo pajizo con reflejos verdosos, limpio y brillante.
Nariz fresca e intensa en aromas. Fruta blanca (pera), notas cítricas, flores blancas, hierba fresca....
En boca es untuoso, sabroso, con buena entrada, acidez equilibrada y final amargoso.
Ideal para estos calurosos días.
Amarillo pajizo cristalino con destellos alimonados. Nariz intensa que desde el principio destaca por su nitidez frutal, la cual se antoja de albérchigos maduros, chirimoya, papaya, ciruelas amarillas y todo bajo un pequeño baño cremoso, cítrico y vegetal. Hay aromas de flores ( mimosa ), de hinojo, notas de ribera de río ( con un pequeño toquecito de piedra pómez ) y un final más vegetal como de corteza de árbol con savia y hoja de limonero. En boca es rico, de ataque algo vegetal que deja un paso un pelín herbáceo que le proporciona cierta estructura en la evolución yendo hacia un posgusto levemente amargoso en el que también aparece la fruta de carácter cítrica y de pulpa blanca. Un estupendo vino, con carácter y que la botella en los próximos meses le va a venir de maravilla. Se aleja de los clásicos tópicos de frutas tropicales que tan de moda están ahora en Rueda y que a pesar de que han copado a los mercados de adeptos tantas críticas han suscitado en los últimos tiempos. Ambos conceptos ayudan a desarrollar el vino español de Rueda como una de las principales referencias españolas e internacionales que hay que apoyar. Los españoles somos especiales, cuando hay algo que funciona y va bien, lo atacamos, y eso nos diferencia del resto de países productores. Esto pasa en el vino y en muchas otras cosas.
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