De color amarillo dorado con algún brillo verdoso. Algo turbio. Tiene volumen.

Buena intensidad aromática, se percibe cierta complejidad predominando las notas de manzana cálida y madura a veces, fresca y verde otras, con toques florales de camomila, acompañados de mantequilla, al fondo ligeros toques de crema, hierba y ahumado.

En boca la entrada es suave, tiene volumen. La acidez está presente pero con moderación, aparece sobre todo en el final de boca, junto con unos ligeros amargos que ayudan a prolongar la sensación de persistencia.

Es una sidra que se disfruta mucho más si le atiendes, si la disfrutas tanto en nariz como en boca. Ideal para una buena mesa y una buena compañía.

Catado por Grupdetast http://grupdetast.com/catas/naturalmente%20vino.html

De color amarillo dorado con algún brillo verdoso. Con la turbidez natural. Tiene volumen.

Despliega un aroma de buena intensidad, donde se percibe cierta singularidad, recuerda lo que es, pero lo manifiesta de una forma más sutil y a la par compleja. Tenemos desde la manzana verde a la madura con unos finos toques florales de camomila bien tramados con los de la mantequilla fresca, la crema, las lías y todo ello envuelto en cera de abeja y unas notas cítricas, que recuerdan a la mandarina. Al tiempo dejándola en la copa surgen aromas de hierbas recién cortadas y un suave aspecto ahumado. La manzana se siente de forma natural y sincera, te atrapa y te trae recuerdos del Tolare.

En boca la entrada es amplia y suave, con volumen, con una acidez fina e integrada, salina y sabrosa. Está presente, pero con moderación a diferencia de las demás sidras. Al paso se trama con un ligero toque amargo que la envalentona y le ayuda a prolongar la sensación de persistencia. No cae en la contradicción de no hacerse pesada con esa trama de ligereza, es agradable, con un suave dulce y una agradable frescura. Deja para el final recuerdos percibidos en nariz, como la crema y el ahumado junto con las notas cítricas de la mandarina.

Una sidra con recorrido sin duda alberga un tesoro, un nuevo camino, muy largo y veraz.
Es una sidra que se disfruta mucho más si la atiendes, si la disfrutas, tanto en nariz como en boca. Ideal para una buena mesa y una buena compañía, incluso en el postre.

Si bien son cada vez más, los vinos que llevan o recuerdan a la sidra, es esta sidra la que me trae recuerdos al vino. Por su serenidad y franqueza con la manzana, con la fermentación, el equilibrio y la sabia compensación de los ácidos. No es una sidra cualquiera es una apuesta valiente y arriesgada. Porque para quienes les gusta la sidra, sin más, les romperá los esquemas y probablemente no la sabrán valorar.
Sin embargo, para quienes nos gusta la sidra, la amamos y comprendemos, ésta sidra ensalza y la pone en valor, tanto a ella como al producto. Por otro lado, tan denostado por otras marcas, elaborando o más bien fabricando un producto estándar y muy estereotipado. Lurra sin embargo alcanza la complejidad, la longitud y el sosiego. La sidra es una bebida alegre y sin duda Lurra también lo es, pero te hace pensar, te da un plus de felicidad y de satisfacción, por lo profundo de su mensaje envuelto en la sencillez y la comodidad de la manzana.