Y algo más de un añito después volvemos sobre este chardonnay chileno que nos encantó allá por Noviembre 2016. Veamos su evolución este añito de botella. Abrimos con el abridor de tijeras (corcho corto pero muy compacto) y dejamos que alcanzase los 11°C para su cata:

VISUAL: Presenta un bonito color amarillo pajizo con reflejos dorados con abundante lágrima, gruesa y transparente (90).

OLFATIVA: A copa parada asoman notas de caramelo de piña. En movimiento notas frurtales de ciruela blanca, cítricos de mandarina y unos apuntes dulzones a mazapán. Al final un ligero y fresco toque herbáceo de hinojo y algo de flor blanca. Un poco menos complejo y de menor intensidad que la botella de 2016 pero aún así notable bouquet (87).

GUSTATIVA: En boca tiene un imponente ataque con una alta acidez. Poderoso, con un toque salino y bastante seco. Potente vino, muy amplio incluso con cierta carnosidad al tacto, impresionante en boca. Retronasal de nuevo frutal con apúntes de piña y algún recuerdo floral. Nos ha dejado descolocados por su porte y su enorme estructura potenciada por esa descomunal acidez. Persistencia de 2 min y 40 segundos. En boca si apreciamos una cierta evolución redondeándose un poquito más y adquiriendo como más cuerpo, con más empaque. Nos ha encantado este chardonnay, de los ricos ricos (93).

La RCP encima es excelente, 8 dólares la botella y se trata de un sobresaliente vinazo.

MARIDAJE: Junto con el Chardonnay ecuatoriano (Enigma 2016) acompañó un suculento arroz de langostas con gambas y chipirones. Espectacular en la mesa, un puntito por encima de su pareja de baile y armonizando espectacularmente con los apuntes marinos del marisco, seco y portentoso, erigiéndose en protagonista. Un vinazo con estupenda RCP y que recomiendo abiertamente. Otra velada en buena compañía y disfrutando de buenos caldos.

Salud-os!!

Las Viñas de San Pedro de Tarapacá (VSPT) es un grupo líder de vinos en America Latina y el mundo y está conformado en Chile por la Viñas San Pedro, Viña Tarapacá, Misiones de Rengo, Viña Santa Helena, Leyda, Altair y Casa Rivas; en Argentina por la Finca La Celia y por Tamari. Hoy nos hemos agenciado un vino blanco de la viña Santa Helena, un monovarietal de Chardonnay.
Abrimos la botella y dejamos que el vino alcance los 11°C para su cata:

VISUAL: Color amarillo con reflejos verdosos, bastante pálido y muy transparente

OLFATIVA: A copa parada nos muestra aromas frutales variados, lichi, melón y unos cítricos de lima. Al agitar nos trae notas de mantequilla y unos agradables recuerdos florales a lirios y azahar acompañados por unos finos toques herbáceos como de poleo y manzanilla. Al final apreciamos unas curiosas notas de verdura fresca, como a cebolla blanca, un tanto extravagante. De una elevada intensidad. Nariz realmente compleja y sorprendente.

GUSTATIVA: En boca es muy amplio, potente, de elevada acidez y con un paso por boca suave y a la vez ligeramente picante. En retronasal muestra su carácter eminentemente frutal, con notas de melón y cítricos de limón. De nuevo nos devuelve ese recuerdo a manzanilla tan delicioso. De persistencia media, unos dos minutos. Un nuevo vino chileno que nos ha sorprendido y mucho. Curiosísima nariz y delicado en boca. Muy recomendable con una excelente RCP, pues la botella costó sobre los 7 euros.

Lo maridamos con una fresquísima trucha del Parque Nacional del Cajas en su salsa de guanábana y espárragos trigueros. Una combinación casi mágica, con un toque herbáceo en el vino que situaba a esa trucha en su entorno natural, en plena naturaleza. Deliciosa cena y maravillosa experiencia este maridaje.
Adjunto fotos.