De color rubí rojizo de capa media-baja, límpido, translúcido, con poquísima materia colorante. Muy claro y absolutamente limpio, sin precipitados. Refulgente, sacando irisaciones ambarinas y granadinas. Borde amplio, azafranado, confundiéndose con el menisco.
Se presenta con poca intensidad, ligeramente amaderado con discreto fondo vegetal y balsámico (hiedra, salvia) que gana en presencia al ir tomando aire. Parece haber echado el ancla hace ya años y apenas se mueve. Van saliendo tímido apuntes de vainilla y cremoso que balancean, yendo y vieniendo. Suave, agradable, discreto, con poca artillería.
En boca sigue en las mismas: fácil, asequible, reposado, con buen equilibrio y plena integración. Los taninos están fundidos, casi borrados, y se mantiene vivo gracias a un hilo de acidez. Fresco, delgado, ligero al paso y con nula sensación de alcohol (se intuye que ya debía de ser muy baja en origen). No tiene grandes virtudes ni defectos. Se podría beber a litros.
Un atípico Rioja Santiago que encajaría más en la definición de clarete riojano o vino de 3º/4º año que en el de gran reserva. En poco o nada se parece al Gran Fino Enológica que elaboraba la bodega en esos años pero tiene la virtud de haberse detenido en el tiempo. Hay a quien le puede parecer un vino sencillo, incluso anodino, y no son unos pocos ni les falta razón, pero sigue teniendo manteniendo su encanto: o al menos a mí me lo parece. Se deja beber con tremenda facilidad.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/10/gran-condal-reserva-de-anada-especial.html
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.