Probado unas cuantas veces más, el vino sigue siendo muy bueno.
En aroma sigue siendo frutal, con buenos tostados, con una buena complejidad y con cierta elegancia.
En boca es bastante corpulento, con buena estructura, bien conjuntado, con taninos vivos y con carga frutal, con un final largo y persistente.
Sigue siendo un gran vino, y para mi lo mejor que ha hecho Marcelino Diaz. Si alguien lo encuentra que lo compre porque vale la pena.

Otra botella muestra el mismo color, nada degradado, al contrario. En nariz están muy presentes intensas notas de chocolate, junto a frutos negros y sotobosque. En boca está perfecto. Frutal, carnoso, equilibrado y bien estructurado. Ha perdido su astringencia y se ha redondeado. Todavía se le intuye buena evolución. Excelente vino.

Mi primera impresión fue la de Andreu en su ";botella mala";: una nariz de calidad, con buenas maderas y fruta, pero que en boca echaba por tierra las espectativas. Pero el tapón de vacío lo mejora horrores, mostrando lo mejor de sí, con la fruta expresándose a la par que los aportes de la madera. Es un 2000, así que habrá que dejarlo afianzarse algo más en la botella. El único defecto es quizá el color, que se diría algo turbio, pero por menos de 5 €; es de los obligados.

Sorpresa!!, esta botella no es como la anterior. Igual de color y aspecto. ;aravilloso aroma a frutos negros sobre un fondo de mantequilla, buena madera. En boca es sabroso, elegante, carnoso, con buena estructura y grandes taninos. Buena acidez. Muy largo. Un vino perfecto, sumamente equilibrado. Ahora entiendo la puntuación de Antodavila. Gran vino con alguna botella fallida.

Cereza picota con destellos violeta, capa media, poco brillante. En nariz es fantástico, aromas profundos a frutos del bosque y bollería. En boca es sabroso, elegante pero corto, tiene excelente madera pero le falta cuerpo. Necesita más taninos y acidez para ser el vino de alta expresión que indica la etiqueta, aunque por 5,26€ tampoco se puede exigir todo. Habrá que esperar a las siguientes cosechas. Promete.

Color cereza, aroma potente de frutos negros maduros, en boca es sabroso y aterciopelado, con notas de madera.