Calidad en un PX joven

El tono yodado se refleja en el cristal de la copa manchándola, siendo uno de los sellos de garantía de calidad de un Pedro Ximénez. Estamos hablando de vinos con entre 300-400 gr. de azúcar por litro por lo que es enormemente denso y se mueve perezosamente en la copa.
En este joven PX se observa claramente el raspón seco, ese otro signo de calidad en los PXs jóvenes. La uva también está presente. Aromas iniciales de aceituna que desaparecen rápidamente, sutiles de regaliz, uvas pasas... notas cítricas de bergamota, ciruela pasa muy subrayada. Aparecen aromas claros de café, pinceladas de vainilla y chocolate negro; volvemos a aromas más frescos con la mora y los ligeros balsámicos para reencontranos de nuevo con el higo seco, orejones.
No para de evolucionar.
Finísimo equilibrio en boca a pesar de esos casi 400 gr. de azúcar, no resulta nada empalogoso gracias a la aportación del tanino que da el prensado y el raspón.
Elegante.
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