Regreso al piratas y salgo como siempre muy satisfecho.
En su línea en todo, excelente calidad de producto, buena selección de vinos en función del menu escogido, el foie sigue de vicio, y la ensaimada de postre (para los que han reservado un hueco en el estómago) extraordinaria.
Seguiremos repitiendo. Valor seguro.

Por fin nos plantamos en "Piratas"...!! Cuantas espectativas..!!
Tomamos casi el mismo menú que Llpablo. Todo estupendo, lo de traer las botellas a la mesa, sorprendente. No pillamos un buen dia, ayer, había un par de mesas de 4 personas realmente ruidosas y fumadoras que, en un local tan reducido, pues... te aguan un poco la fiesta.
Platos realmente originales pero sencillos, trato excelente y buenos vinos y copas.

La otra cuestión es el precio: 45€ por persona (vinito blanco incl.) me parece excesivo, porque:
El foie al PX (excelente, por supuesto, y una buena ración) son 22€ (casi 4000 pelas, me parece un pasote). Los tomates de Montserrat con queso de cabra gratinado (también buenos, ración ya no tan generosa), 13€ (muy caro). El pan con tomate más el pedacito de pan para acompañar el foie, 5€ (joder, por 800 pelas, hay botellas de aceite enteras muy buenas..!!).

Lo siento, yo por la cena de ayer no hubiese pagado esa pasta, quizá 30€ por persona... sin desmerecer nada al local, que reitero que me encantó y que la comida estaba buenísima.

Molt càlid l’ambient i l’amabilitat.
Menjar amb molta qualitat de la matèria primera i la mínima elaboració possible, però amb varietat i qualitat patents.
El servei del vi, molt correcte, t’ofereixen escollir depenent del què has triat i amb una bona explicació de les diferents opcions.
Una opció "diferent" per sopar a bé a Barcelona. 50€ per cap.

De los restaurantes que te recomiendan, vas ilusionado y sales entusiasmado. Luis, el propietario, se caracteriza por haber evolucionado el negocio desde hace 16 años, de un bar de copas y bocadillos a lo que es actualmente, un restaurante, de pequeñas dimensiones, con un servicio rápido, amable y atento. Profesionalidad en la elaboración, cuidado en la selección de la materia prima y mucha humildad y buen trato a los vinos. Copas Spigelau para agua y vino, excelente y concreta selección de vinos, siempre renovada a precios muy correctos (Ivori petit 12,60 €).
No quiero ser repetitivo pero el foie al PX (San Emilín de Lustau) quita el hipo y el atún con patatas al romesco está para morirse de bueno. Los postres, no están hecho por ellos, pero están correctamente elaborados, acompañé el pastel de chocolate con texturas con una copa de vino dulce de Bárbara Forés.
Precio: 45,00 € / persona incluyendo postres, vino blanco y vinos de postre.

Confirmo todo lo dicho anteriormente, lugar curioso donde se respira profesionalidad e ilusion por hacer bien las cosas, especial atencion a la camara acondicionada para el vino, proporcinalmente grande al numero de mesas, unas cinco, lo que demuestra la pasion por el vino. Precios de vino mas que razonables, nos tomamos un Summa Varietalis 2001 por 20€
Cenamos de maravilla por 90€ incluido el vino.

Brutal, el mejor foie al Pedro Ximenez que he probado, buenísimo.De acuerdo totalmente con todos los comentarios, vino y copas impecables, buena materia prima, y servicio inmejorable. Lugar muy acogedor, te sientes muy cómodo, es como una tasquita. Nos encantó. Al terminar el dueño superamable nos explicó como hace el foie, donde lo compra, y además las raciones son de el doble de lo que normalmente ponen en otros restaurantes, repetiré segurísimo.

Gracias a Verema y a los comentarios que cuelga la gente he podido disfrutar de una pequeña y curiosa joya gastronómica en Barcelona.
Totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores. Hay que verlo y disfrutarlo. ¿cómo se puede comer tan bien en un restaurante sin cocina? Y la variedad de platos no es escasa, no vayáis a pensar.
Foie con cebolla caramelizada en reducción de Pedro Ximenez de vicio, puré con trufa y parmesano delicioso, tomates con mojama regados con Dauro del Empordà extraordinario. Y un pan con tomate de los que ya no se encuentran.
Platos de cocina reconocibles, sin florituras ni modernidades, sino con calidad de Producto (con mayúsculas).
Por si fuera poco el trato al vino es maravilloso. Nevera de vinos (que me comentaron que van a ampliar), con gran RCP y perfectamente aconsejados por la sumelier. Buenas copas.
Gran trato humano, tratan de ganarte como cliente sin que te sientas agobiado. Un 10 por su calidad humana.
Por cierto, me comentaron que entran d

Que curioso y exquisito lugar...la calidad de la metéria de los productos es de primerísima calidad. el trato con el cliente agradable y profesional. cocina de temporada con originalidad en la combinación de sabores y texturas. quesos, ensaladas originales, verduras del tiempo, setas de todas clases, pescado y carne fresquisimo, un placer para aquél que le gusta disfrutar de la gastronomía en mayusculas. la sumillere entendida en el tema, te describe con precisión cada vino que merida con los distintos platos escogidos, precios variados muy correctos. la curiosidad del local está en la cocina, que no tienen. el dueño (personaje curioso donde los haya) nos sorprende con unos platos cocinados con delicadeza y experiencia como por arte de mágia. tienen pocas mesas, se precisa reserva prévia. os lo recomiendo, de lo mejor en la ciudad condal. Volveré.

Por fin llegue al Piratas y la verdad es que sorprende: como se pueden hacer platos tan beunos en un restaurante SIN COCINA.La carta de vinos es cantada asi como los platos( no me gusta mucho eso pero bueno...)la sumellier muy entendida te ofrece varios vinos para los platos que has pedido y no se pasa ofreciendo vinos de"alta expresion" si no se los demandas.Muy interesante por la calidad que sacan de un lugar tan sencillo.VOLVERE

Bien resumido por Victor, voy a añadir algún matiz. Local pequeño, rústico, limpio, acogedor y confortable. Comida extraordinaria. Excepcional materia prima, con la mínima manipulación posible. Los platos son atemporales, sabrosos y abundantes. Nada de extravagancias y todo es reconocible. El pan con tomate y los aceites, son mortales. Eliges el color del vino y te traen a la mesa las cuatro botellas que mejor van con la comida solicitada. La sumiller (muy cordial y agradable) te explica, sin prisas y con rigor, el porqué ha elegido esas botellas y las características de cada vino (el precio, muy correcto, va colgado del cuello de cada botella). Una propuesta original, atractiva y con encanto, que fomenta el diálogo sobre vinos, con las botellas a la vista. El dueño es un hiper-aficionado a la gastronomía pasiva y eso se aprecia en la selección de lo que se ofrece en este lugar, imprescindible ya en mi agenda. No aparece en ninguna guía y hace quince años que funciona, y yo sin enterar