Algo escondido en una calle de campanar se encuentra Ciro, carteles luminosos de cafetería/cervecería no te hacen presagiar que algo grande se está cociendo.

Pedimos el menú de tapas por 20 euros, compuesto en nuestro caso por 8 tapas y 3 mini postres. Todas y repito TODAS las tapas a una gran altura y sin ningún fallo de ejecución. Estas fueron las que nos sirvieron:

- Tosta de all i oli y miel. Muy rica y jugosa, pero con una presentación que no está en concordancia con el resto de tapas, algún brote o hierba le vendría genial.

- Ajoblanco de pistachos. Acompañado con una brocheta de atún marinado y melón. Quizás algo espeso para mi gusto el ajoblanco pero de sabor un 11 si se pudiera.

- Bombón de foie. Envuelto en finas láminas de manzana y caramelizado por la parte superior. Perfecto.

- Sashimi de salmón con gelatina de soja. Acompañado con col rallada finamente y unas hojas de rúcula, muy rico y ligero.

- Escabeche de caballa. Servido tibio en una lata de conservas, espectacular... de toma pan y moja.

- Clóchinas con salpicón. La idea de un salpicon de marisco pero servido con las clochinas en su concha y el salpicón por encima. El punto de cocción idóneo.

- Espuma de patata y trufa. Una espuma muy ligera y sabrosa, supongo que hecha con sifón.

- Presa ibérica con patatas al ajillo. Punto de la carne perfecto, tierna y sabrosa.

Para finalizar tres minipostres: Chupito de sandía y maracuyá, gachas dulces y una crema de chocolate. Todos geniales aunque me quedé con ganas de repetir ya que hacían mérito a su nombre de minipostres.

No disponen de carta de vinos, las referencias las tienen apuntadas en la pared pero al cenar en la terraza no pudimos verlas y tuvimos que dejarnos llevar por las sugerencia de la camarera. Además justo una de la que pedimos se les había acabado. Creo que este aspecto debería mejorar ya que no está en concordancia con el altísimo nivel culinario.

El precio por persona incluye una cerveza, el vino, dos copas de dulce y servicio de terraza, un pequeño detalle sin importancia ya que era 1 euro por persona, no vemos sentido que nos cobraran servicio de terraza ya que no era posible cenar dentro porque estaba estropeado el aire aconcionado.

Ya estoy deseando volver.

Así es como me siento cada vez que visito Ciro. No es la primera vez que acudo a este Restaurante capitaneado por Julio e Inés. He querido repetir más de cuatro veces antes de evaluar la cocina de este pequeño gran restaurante. Tanto el local como los profesionales que nos atienden, se caracterizan por su amabilidad, cuidando en todo momento hasta el más mínimo detalle. Ciro se caracteriza por elaborar una cocina de mercado sin artificios. La única pretensión de este local es ofertar al cliente buenas materias primas elaboradas en su justa medida y para ello cuenta en la cocina con un magnifico cocinero "Julio". En el apartado de vinos,lo mejor es dejarse llevar por Inés, que ejerce de sumiller, que siempre te ofertará una selección de vinos con una relación calidad-precio excelentes.

Aperitivos consistentes en un vermouth Perucchi y una cerveza Tyris con una tapa de anchoa magnifica.
Menú mediodía sábado, 16€
- Tostada con alioli y miel (un clásico de la casa)
- Ensalada de changurro (suave y sabroso)
- Clochinas con vinagreta (con un toque de naranja, excepcional).
- Atún en escabeche (jugosos tacos de atún con un delicioso escabeche que no enmascaraba el sabor del pescado).
- Gazpacho de sandia (refrescante a mas no poder, delicioso).
Y para finalizar este magnifico menú "Arroz con raya", sublime, el pescado no podía estar mejor, que mano tiene Julio para tratar el pescado en su justa medida, soberbio.
Inés nos oferto para este menú un Blanco Care - Chardonnay - Joven 2009, perfecto maridaje para todo el menú.
Acabamos con un surtido de postres, consistente en Piña colada, Migas y un Perfecto de chocolate, todo en su justa medida, variedad de sabores sin excesos.
- 2 cafés solos.
- 2 Gin tonic de manzana verde soberbios que nos preparo la siempre sonriente camarera ayudante de Inés que por desgracia no recordamos su nombre.
Local altamente recomendable en la vorágine de esta Valencia, que peca de locales pretenciosos que no alcanzan ni por asomo la calidad y honestidad de la cocina Ciro.

Un buen amigo me recomendó este restaurante, esta situado muy cerca de Nuevo Centro” con lo cual al mediodía se puede aparcar ahí, por la noche no hay problema.

El local es pequeño pero acogedor con juego de colores en las masas y buena climatización.

En fin todo esto es secundario a “Ciro” se va para disfrutar del placer de comer una selección variada, sorprendente y sobre todo exquisita en su presentación y en sus maneras y con la mejor relación calidad-precio de toda Valencia. Esta atendido por Julio en la cocina que es un experimentado cocinero que ha pasado por algunos de los mejores establecimientos de la gastronomía española, en la sala esta su mujer Inés de la que se puede decir lo mismo.

Hay gran variedad de platos dentro de los tres menús propuestos. Personalmente recomiendo el menú “caro” ¡¡¡20€!!! Que se compone de casi 10 platos y que al menos en las tres o cuatro veces que he estado no se repiten.

Hay entrantes como la “Tosta de alioli y miel” el “Bombón de Foie” la “Ensalada de tomate y sardina ahumada” la muy especial “Tortilla de patatas”…

Pescados como las “tellinas al perejil” “Sardinas a la espalda” “Chopitos rellenos” “langostinos en tempura” “Clóchinas en escabeche”…

Carnes con buenos cortes y salsas de hongos, de frutos silvestres, de foie, de verduras.
Y para mi gusto unas insuperables albóndigas con sepia.

Por lo que respecta a los vinos, es muy sencillo, solo hay que dejarse asesorar por Inés que sabe de esto un rato. Ella ha realizado una corta pero muy cuidada selección de buenos caldos.

De los postres hablaré otro día, pero solo decir que mantienen el alto nivel de los platos previos.

En fin, un verdadero festival para la vista, el olfato y sobre todo para el gusto, lo recomiendo de veras.

Acudimos a este restaurante cervecería por la recomendación de Willys .
El local lleva abierto solamente 3 meses y efectivamente, por fuera no invita a entrar, sobre todo por los rótulos de neón con el nombre, supongo que para llamar la atención ya que la zona no es muy estratégica, sin embargo, por dentro era bonito, además de tener una agradable terraza. Nosotros elegimos la opcion de la terraza.
Pedimos el menú degustación a 20€, con tapas para compartir y un par de platos individuales, concepto que se está poniendo muy de moda últimamente.
Nada más llegar nos pusieron una sobrasada al centro para untar en el pan. Curioso detalle para empezar
El menú constaba de los siguientes platos para compartir:

•Tosta de alioli y miel
•Sashimi de atún con polvo de coliflor y gelatina de soja
•Verduras en tempura al curry
•Piruletas de langostinos
•Buñuelos de Bacalao con tinta de calamar
•Cloxinas en escabeche

y los siguientes individuales:

•Merluza en tres cocciones con muselina de ajo
•Solomillo de cerdo con salsa de setas y falsas patatas sufle
•3 Postres: Mousse de yogur con estofado de frutos rojos y coco; natillas de caramelo y chocolate con kikos

La cocina está correctamente realizada alternando tapas más clásicas con algunas más sofisticadas, pero todas con un toque de distinción. Algunos platos nos gustaron mucho y otros no tanto, como las verduras en tempura con un exceso de aceite y el solomillo algo duro, pero la impresión general del menú fue muy positiva.
Con los cafés e infusiones nos sacaron unos excelentes "miguelitos" caseros.

Las referencias de carta de vinos están todas escritas en la pizarra, por lo que la gente de la terraza no la pueden ver. Las referencias son escasas y las copas están bien. Deberían de mejorar en ese aspecto. Pedimos algunos vinos por copas (a 2,5€ y 3€), Pago de los Capellanes y un blanco cuyo nombre no recuerdo, servidos a la temperatura correcta.

En definitiva, un una opción interesante de un restaurante que acaba de empezar, que se les nota con ganas de hacerlo bien y que sin duda mejorará con el paso del tiempo.
Por cierto, se puede aparcar sin problema
No tardaremos en volver

De difícil ubicación este local, no por situación geográfica que personalmente la considero privilegiada, puesto que está en la zona de Campanar, con lo cual se puede aparcar perfectamente en Nuevo Centro en las horas puntas, y a dos minutos andando nos encontramos el local. Por la noche no creo se tenga excesivo problema para aparcar en la zona puesto que justo enfrente del local existe un amplio solar.

Lo de ubicación viene determinado por la categoria, puesto que no es un bar en el sentido que entendemos como tal, mucho menos un restaurante, así que considero más apropiado denominarlo como cafetería.

Honestamente reconozco que si paso por la puerta y no tengo referencias previas, no me resulta atractivo entrar. Visto desde la calle, un local pequeño, con una minúscula barra, nuevo, eso sí, puesto que abrió en el mes de marzo de este año, decoración moderna, como mucho creo recordar 7 ú 8 mesas, con escasa separación para mayor aprovechamiento del espacio.

No dispone de carta con lo cual hay que centrarse en las pizarras donde se indica la composición de los platos de los dos menús que dispone para el medio día, uno de 12 € y otro de 14 €. Por la noche lo compone un menú más completo por importe de 20 €, el cual y previo aviso lo pueden elaborar igualmente para el medio día. La bodega es muy escasa, indicando igualmente en las pizarras la disponibilidad de vinos...de tipo medio y bajo, según el bolsillo.

Y dicho esto, el lector se preguntará...¿y donde está el atractivo de este local?. Pues muy sencillo, el verdadero tesoro que esconde se encuentra en los fogones, comprando a diario la materia prima, fresca y de calidad, y una fantástica elaboración de los productos a cargo de su propietario Julio, con una más que correcta presentación de los mismos...en ocasiones sorprendente por el continente, pero con un contenido que realmente merece la pena comprobar. Inés, su mujer, se encarga del servicio del local.

En total éramos cuatro comensales y la comida consistió en:

Espuma de ajoarriero
Gazpacho en gelatina con semilla de tomate y albahaca.
Tosta de all i oli gratinado con miel.
Bocadillo de sardina ahumada con mous de tomate.
Patatas asadas con mayonesa de trufa.
Empanadillas de dacsa con bonito y tomate.
Témpura de gamba con lima y soja.
Albondigas de sepia encebolladas y chupito de guisantes.
Entrecot con jugo de frutos rojos y remolacha.

No le puedo poner ninguna nota negativa a ningún plato puesto que todos ellos fueron del agrado general, con correctísima elaboración.

Como postres tomamos unas fresas con yogur, natillas y suflé de chocolate, gustándome especialmente este último.

La aportación del vino fue personal y tomamos un Vega Sicilia Único del 98, aunque al quedarnos cortos pedimos de la casa un Drassanes del 2008...pocas alternativas existian.

La cristalería, cubertería y vajilla, de corte moderno. Las copas para el vino no estan mal aunque mejorables.

Nos atendio Inés, con un trato profesional, amable y familiar.

Llegado este punto y con las indicación dadas, cada cual puede considerarlo como estime convenient.

Iniciamos con los típicos refrescos y terminamos con los cafés é infusiones.

Personalmente repetiré.