Con el título "Vinos del Mundo" nos dirigimos a este local que ya he valorado con anterioridad, los miembros del grupo de catas Valencia a maridar estos vinos con los platos del Ciro.
Con las limitaciones que ya comenté del local que son suplidas con habilidad, disfrutamos de una gran cena con el siguiente menu:

Rollito de guacamole.
Mousse de maiz y foie.
Hervido valenciano con mojama.
Tosta de allioli con miel.
Clochinas al vapor con citricos
Coca de sardina y tomate.
Salmon con aceite de vainilla
Entrecot con su jugo y aceite de trufa.

Postres.
-Coco con estofado de platano con frambuesa.
-Gachas dulces
-Mousse de chocolate

Quedamos gratamente sorprendidos por la gran variedad de platos, texturas y sabores que pudimos disfrutar, raciones muy accesibles, bonitas presentaciones, originalidad en general y buen producto, todo ello con una relación calidad precio muy interesante.
Excelente trato por parte de Inés y Julio, así como del resto de personal que nos hicieron sentir como en casa.
El precio no incluye vino.

2ª visita a este restaurante de 1 año de antigüedad. Poco a poco Julio ha ido consolidando este proyecto, ganándose su sitio en la larga oferta gastrónomica de la ciudad. El local acogedor y pequeño(el tamaño del local ocasiona un pequeño problema con el humo), estaba lleno. Aun así la sensación es de comodidad. Mesas , cubertería y cristalería (Spielgeau) correcta. Optamos por su menú degustación de 7 tapas (20€). Fue un carrousel de sorpresas. De guinda final, degustación de 3 postes (las gachas me supieron a poco!!)

En cuanto al vino (optamos por copas sueltas) mejorable para la calidad de la comida.

Para repetir

Local algo alejado de los puntos gastronómicos habituales de la ciudad, pero con un interesante menú de mediodía a 14 euros (existe otro por debajo, tanto en precio como en cantidad de platos) que incluye cuatro entradas para compartir, un arroz (en nuestro caso, un arroz seco, servido al centro de la mesa, de espárragos trigueros, tirabeque y un pescado presentado en lascas sobre el arroz, no recuerdo exactamente cuál era, disculpas) de gran sabor y con el punto de cocción acertado, junto con un par de postres en la línea de los entrantes, divertidos y de conseguida presentación. Además, tomamos un par de vinos por copas, hay interés por el tema, aunque no pude ojear la carta.

Acudimos este lunes a comer, el local es pequeñito y el trato familiar (bien).
Tenian 2 menus para elegir, corto (2 entrantes y arroz) o largo 4 entrantes, arroz y 3 mini postres 14€. Optamos por el largo, sinceramente solo el arroz con gambas y sepia ya vale los 14€.

Como entrantes sacaron:
Minibocadillos de mejillones (a su estilo), me gusto el formato y la combinacion con trocitos de pepino, aceituna...
Una crema-espuma de queso, bien lograda.
Patatas con mayonesa de trufa, el equilibrio entre q sepa a trufa y q se apodere la trufa es complicado, aqui estaba perfecto.
Ventresca de atun, buena, pero para mi gusto le faltaba aceite, lo pedimos y problema resuelto.
El arroz lo sirvieron en una caldereta al centro, muy sabroso, buena cantidad y en su punto, genial.
Para acompañar el menú tomamos un albariño, debo decir q la carta es algo corta (lo cual no es un problema) pero falta incluir algunos vinos curiosos, algo con q sorprender. En la cocina intentan sorprender con cada plato y la carta de vino me parecio muy conservadora, eso si, se agradece q tengan vinos por copas para cuando se acaba la botella y en los vinos dulces para acompañar el postre tenian el Enrrique Mendoza bueno, pero tambien clasico.

Cena de sábado por la noche, local casi lleno. Interesante propuesta, tiene dos menúes largos y estrechos, uno de 14 euros a mediodía que acaba con arroz, y otro de 20 euros que acaba (en este caso) con carne para cenar. No hay opción a elegir aunque antes de comenzar se interesan por posibles alergias, intolerancias o simplemente productos incompatibles con el paladar de los comensales. Todo se sirve al centro, y concretamente el menú de la cena consistía de siete entradas, la carne y tres mini postres. Debo decir que todo estaba exquisito y que el ritmo del servicio fue correcto. En cuanto al vino pedimos un albariño al que, desafortunadamente, le sobraban unos grados de temperatura, que perdió a lo largo de la cena mientras reposaba dentro de la cubitera.

Pequeño, acogedor y bien decorado restaurante situado en la zona de Campanar, el tamaño limita las mesas que quedan algo justas pero resultan adecuadas para la propuesta gastronómica. Correcta la cubertería y la vajilla, así como el pan y el café. El servicio muy atento, profesional pero también cercano. La carta de vinos es adecuada al producto aunque solamente dispone de referencias nacionales, siendo destacable la posibilidad del vino por copas. Tomamos un Terra do Calogo de Benito Santos 2009, un albariño muy rico a precio adecuado.
Respecto a la comida, disponen de un menú para la cena que consiste en siete platos, servidos al centro para compartir, en este caso entre dos personas, los nombres de éstos los diré de memoria simplemente para dar una idea:
- Atún rojo marinado con coliflor.
- Bocadillo de mejillón en escabeche.
- Caballa en salsa romescu.
- Patata con all i oli.
- Buñuelos de bacalao.
- Piruleta de langostinos con ajos tiernos.
- Alcachofas con jamón.
- Entrecot con salsa de setas.
Fue un placer disfrutar de tan gran variedad de sabores, todos los platos muy bien ejecutados, originales y el producto de calidad, me resulta difícil destacar alguno, quizás los buñuelos por su punto, las alcachofas con jamón, la verdad es que los volvería a enumerar todos.
En resumen, una interesante propuesta que permite disfrutar de muchos platos y sabores a un precio competitivo y en un ambiente sencillo, familiar y sin pretensiones.
El precio es con vino e impuestos, el menú es de 20 €.

Situado en la zona nueva de campanar, es un restaurante pequeñito ( habrá espacio para 25 personas) que destaca por su ajustada RCP.
Probamos el menú de sábado a mediodía ( lleno) compuesto por 4 tapitas ,un arroz y 3 minipostres a 16€.

MENU

Tapas: Mojama con espuma blanca de tomate: Excelente la espuma con sabor a tomate de verdad
Canutillos de maíz rellenos de guacamole: Curiosa mezcla entre el crujiente de maíz dulce y el guacamole
Tibio de gamba con ajos tiernos: Una tapa sencilla pero muy rica, la gamba abierta casi como un carpaccio
Navajas en escabeche: Frescura en la navaja sobre tomate rallado ,sin embargo el escabeche no se percibía.

Principal: Arroz meloso de rape, sepia y alcachofas: Muy bueno. Servido en cazuela, con arroz bomba en su punto y fondo sabroso y delicado.

Mini postres: Espuma y gelatina de naranja, miguelito ( hojaldre con crema) y souffle de chocolate.

Para beber dos cañas Heineken (1.50€) y una botella de Angosto Blanco (13€) servido a buena temperatura y copas adecuadas. Carta de vinos corta acorde con el local con buenas referencias . Servicio amable y esmerado por parte de Inés. En marzo hará un año que abrieron y de momento trabajan mucho y a precios superajustados. Volveré a probar el menú de noches a 20€ compuesto de 7 tapas, una carne y 3 minipostres.

Ayer estuvimos cenando en Ciro. Éramos cuatro personas. Nos encantó, tanto como las últimas veces que hemos ido. Se está convirtiendo en un lugar habitual. Para mí, el hecho de que tengan un menú único es una gran ventaja: la calidad del producto está garantizada. Los diferentes platitos que tomamos estaban exquisitos. A destacar la caballa en escabeche, ¡deliciosa! Tomamos un Jumilla, Juan Gil que, por un precio moderado, 17€, me parece un buen vino.

Destaco también los postres, eran 3 deliciosos bocaditos que, en el orden correspondiente, te despiden con un deliciso sabor.

Un lugar muy, muy recomendable para disfrutar de comida de calidad, con mucho gusto y a un precio muy moderado.

Cena de sabado noche, eramos dos, aunque el local estava lleno, calculo que seriamos unas 22 personas, eso no impidio que se resistiera el servicio, de hecho este es rapido y simpatico, a pesar de estar dos personas en sala, aunque imagino que el hecho de servir una unica opcion de menu ayuda.
En cuanto al vino disponen de unas 30 referencias, mayoritariamente tinos, he de reconocer que al principio me asuste un poco, pues habia una vinoteca al aire libre en la misma sala, y esa noche el aire estaba bastante calentito, pero el Drassanes que pedimos salio a temperatura correcta.

El menu estuvo muy equilibrado en cuanto a variedad y cantidad, al contrario de lo que pudiera parecer en un principio, ya que parecia escasa comida en el plato, pero al final de 7 platos y 3 minipostres se agradece.

Empezamos con un aperitivo refrescante, Ginfizz a base de ginebra y limon.

Despues llegaron

-Atun marinado y tapenado.
-Tosta de all i oli.
-Sepionet en su tinta.
-Alcachofas con jamon.
-Parmentier de calamar.
-Boniato con jugo de carne y frutos secos.

Principal

-Solomillo de ternera y salsa de setas.

Y postres

-Fresa con coco.
-Cafe con caramelo y galleta de cacao.
-Pan, chocolate, aceite y sal.

En general todos los platos estuvieron muy buenos, como dije antes un menu muy equilibrado, esta claro que no esta compuesto por beluga, ni bellota, ni ostras pero ostras !! cuesta tan solo 20€.

El precio es con vino,2 San Miguel 1516, cortado y manzanilla.

Una calle peatonal algo escondida, una fachada antigua y unos carteles de cervecería típica, clásica y algo hortera, dan paso a un restaurante con un servicio muy amable y una experiencia gastronómica muy destacable a un precio ajustado.

Este restaurante lo regentan Ines y Julio, ella en sala y él en cocina. Ambos son muy cercanos y amables, hasta el punto de sentirte como en casa.

Nos contaron el misterio de su fachada con cartel de cervecería-bareto típica: tenían que abrir y no les daba tiempo a cambiarla, la mantuvieron temporalmente pero se convirtió en un tema de conversación de la gente que iba. Es cierto que la estética exterior hace que la experiencia sea mucho más sorprendente.

No tienen carta. Trabajan con menú cerrado.
2 menús de mediodia con 3 tapa-entrantes y un plato principal y 2 mini-postres.
1 menú degustación de noche (el que yo probé) con 6 tapas, 2 platos principales y 3 minipostres.

El precio oscila entre los 12 y los 20€ aunque no incluyen vino ni café.
Comiendo muuuuy bien y bebiendo un buen vino, la cuenta se pone en 30€

En mi caso subió a 40€ (para ser exactos, 39,80€) por cabeza porque no tuvimos ningún reparo pidiendo un vino blanco para empezar, un tinto para los platos más contundentes del final del menú, un dulce para los postres, también tomamos una mistela y un Enrique Mendoza para rematar. Además, café quemado con ron y azucar de caña y un cóctel de ron blanco fantástico para finalizar.

EL MENU:
- Coca de vidre con jamón ibérico.
- Tosta con miel y alioli. (mejor sabor que aspecto).
- Micuit con mermelada de tomate (en un botecito individual genial).
- Sepionet encebollado (deliciosamente en su punto).
- Buñuelos de bacalao.
- Ventrescas de atún con ajos tiernos y mayonesa de soja. (IMPRESIONANTE!!!)
- Hervido en crema con aceite trufado.
- Entrecot con alcachofas y aceite de carbón.
- 3 minipostres (dos chupitos con cremas y un pastelito. Todo genial.)

VINOS:
En general tienen el precio muy ajustado (entre 12 y 24€ con referencias muy interesantes). Destaca por ofrecer cosas curiosas de pequeñas bodegas, económicas, buenas y difíciles de encontrar.
Nosotros tomamos un blanco y un tinto (Juan Gil 2009.

En resumen, un sitio que demuestra que el Bueno, Bonito y Barato existen.