Restaurante Asador La Botica en Matapozuelos
Restaurante Asador La Botica
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:

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Precio desde:
40,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
56 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.1
Comida COMIDA
6.7
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
6.7
Opiniones de Asador La Botica
OPINIONES
7

A veinte minutos de Valladolid en coche se encuentra el restaurante la botica, en el tranquilo pueblo de Matapozuelos, algún otro mesón hacen pensar que es un pueblo referente de la zona, en lo gastronomico.

El local esta decorado como un mesón, se nota que esta reformado con gusto, dentro del estilo castellano, en una esquina un enorme horno de leña, que en este día dio la casualidad que no se puso en funcionamiento, ya que el interesante menú degustación, Piñas y piñones, mando en las comandas, extraño, siendo un local también de asados, de hecho cuando reserve me preguntaron para pedir lechazo, ya les comente que no, que iba a piñón fijo.
Mesas grandes, buena vajilla y agradable atención, el joven que nos atendió y que llevaba el tema de los vinos muy agradable.

Empezamos con una buena batería de aperitivos:
Crujiente piel de pollo con una rica crema mostaza, palitos a modo de sarmiento, hechos con polvo de setas y acompañados de un pesto con queso churro de la zona, un taquito de maíz relleno de cangrejo de rio.
El siguiente pase de aperitivos, conito de miga de pan de pueblo horneado, relleno de crema de setas y manzana y crujiente de cecina, empiñonado de morcilla, mazapán relleno de morcilla y como final una bola de pate de lechazo churro, cubierta de gelatina de vino, acompañada de crema de ciruelas y hierbas de la zona, el nombre muy acertado de este aperitivo, La ciruela.
Todos los aperitivos a buen nivel, de lo más creativo de la zona, El pate de lechazo muy rico, pero todos ellos muy agradables.

Empezamos con Apio, melón y manzana en tiras y círculos y acompañado de un fresco licuado de apio, manzana y hierbas anisadas y acompañado, todo ello con huevas de trucha, otro plato muy veraniego.

Sopa de piñón blanco, trucha marinada ,hierbas de rio , un ajo blanco de piñones, helado de piñones tostados y crema fermentada de ajo negro, este fue el enunciado que mas me llamo y por eso el que mas me decepciono , la temperatura de la sopa de piñón y de la trucha no eran las apropiadas, templadas y el ajo fermentado no me hizo gracia y eso que me encanta el ajo negro , se lo comente al joven chef y me dijo que no esperaban tantos menús y que le rompió un poco el ritmo de servicio o algo así , este plato fresco hubiese estado muy bien.

Tomates asados y pequeñas mozzarelas de queso castellano ahumado, agua de tomate y albahaca, esferificaciones de queso, fresco y rico sabor.

Cebolla de terreno, trufa blanca de verano y jarabe fermentado de piñas verdes de pino, creo que nos dijeron que estaban asadas las cebollas, pero la textura era mas bien de encurtidas, quizás por el fermentado de piña, me gustaron, pero claro se comieron el poco sabor de la trufa de verano.

Molleja de lechazo en un jugo meloso de piñón blanco y aceite de pino, muy de moda este producto de la casquería, rica elaboración.

Ravioli de conejo silvestre, elaborado en pepitoria de piñón, cubierto de rico jugo de hierbas silvestres y esferificaciones de coliflor, buen plato.

Lomo de ciervo asado con un jugo de carne y setas, crema de membrillo, calabaza y rábano y todo ello con un toque rayado de piña verde de san juan, me gusto y eso que no son carnes que me vayan mucho.

Primer postre cerezas y saúco, refrescante helado de frutos rojos y cerezas maceradas.
Y para acabar piñones y pinares, una mousse de piñón con polvo rallado de perpetua, postre curioso y con riesgo, creo que era el polvo rayado, pero le daba al plato un amargor, no apto para todos los públicos, me gusta la gente que se la juega y este postre es una ruleta rusa.

Para Uxue unas croquetas, correctas y unas albóndigas de carrillera de ibérico muy buenas, tanto que no nos dio tiempo a probarlas, un helado, un total de 6,5+16+5 €.

Para beber una botella de Gargalo blanco del 2012, 15,8€, una copa de Pricum rosado fermentado en barrica, 2,85€, tinto Martin Verastegui 2011, 3,85€, además me obsequiaron con una copa del mismo vino del 2006, otra copa de dorado de Alberto, vino verdejo de solera, que me gusta mucho, obsequio de la casa y me dieron a probar el solera 61, nada que ver muy flojo.
Con los postres me pusieron un Rita Hetvin, rico tinto dulce, petit fours, infusión, 3,75€ de pan para los tres, hacen un total junto a los 56€ del menú de 179€, teniendo en cuenta la velada muy bien.

Lastima la temperatura de algunos platos que empañaron el conjunto del menú, por lo demás bien, no es fácil en tierra de asados que casi todas las mesas opten por este menú de piñas y piñones, por lo tanto creo que hay un buen trabajo por parte del chef y su equipo y también creo que mejorara.

Hace años que visito este restaurante, he leido los dos últimos comentarios y no se si hablan del mismo sitio que yo visito cada verano.
Pero bueno.....
El menú:
Hojas secas un snack de patata en forma de hoja seca
Palos, con una masa de pan de setas, y pesto para untar, deliciosa salsa pesto.
Rulos de mostazas, snack con una riquisima crema de mostazas.
setas impregnadas con leche de almendra y praline de piñón. muy sabrosa.
la ciruela, tecnica para un pate de lechazo de sabor sorprendente.
Cono, de pan de pueblo con setas y crema de manzana.
Hasta aqui la selección de aperitivos , Muy bien todos, regados con un dorado de Rueda, que no conocia y me encanto.

Calabazas con jalea de anisados y huevas de trucha, brutal, fresco, intenso el sabor de la jalea y muy vistoso.
Lomo de trucha con sopa de piñon blanco y helado de sauco, riquisima , sopa, que se suaviza con el dulzor del helado, muy bien textura de la trucha.
Cebollas asadas y aliñadas con una jalea de piñas verdes. Sencillo, natural y delicioso, sencillo que no simple, tremenda la textura de la cebolla.
Ravioli de gallo de corral, con pasta fresca deliciosa, y todo el sabor de la pepitoria de piñón.
Empiñonado, este no me gusto tanto pues se hace con morcilla y no es precisamente mi producto preferido, pero aun asi lo probe, a mi pareja le encanto.
Salchicha de venado, brutal golpe de sabor a caza y setas , una delicia.
Apio y manzana, rizos de apio y manzana con zumo exprimido de piñas verdes, muy interesante el dominio de este restaurante en cuanto al producto de los pinares se refiere, Gran trabajo.
Requesón de leche de oveja, y velo de miel, con helado de polen, Un postre castellano, con el requesón a modo de canelon y un suave velo de miel que lo enrrolla, muy bueno y si¡orprendente el helado con polen.
el postre lo acompañamos con un vino dulce de Castilla y León. muy rico, la comida regada con un vino que hace Moneo en una bodega cercana en su finca La Mejorada.
En fin, no me cansare de contar las bondades de este restaurante familiar,
Imprescindible conocerlo si tienes respeto y te gusta la cocina contemporanea, si no la opción de la carta esta muy bien, y si que se sirven buenos solomillos y hasta lechazos asados, yo no entiendo nada!!!!

Viajamos hasta el restaurante que esta en un pueblo a media hora de Valladolid pensando que seria un estilo a otros restaurantes con estrella Michelin.

El sitio es una antigua casona-farmacia de pueblo castellano situado en la plaza y esta muy bien conservado, una pena que en un marco tan ideal y que prometía tanto de inicio acabara en chasco.
Platos con materias primas de la zona, pero en los que se nota carencias de elaboración en el trato de la materia y en las salsas .

Platos que no se puede decir estén mal, pero ni son de productos de calidad TOP ni transmiten sensaciones..........ni fu ni fa.

NO ENTRO NI A COMENTAR LOS PLATOS QUE TOMAMOS PORQUE CUANDO NO SALGO BIEN COMIDO DE UN SITIO QUE ME COBRA PARA ELLO ME ENTRA TAL MALA UVA QUE ......HARIA FLACO VALOR AL SITIO.

El servicio aprobado "raspao", al entrar estaba el maitre y un camarero viendo la tele como si estuvieran en el salon de su casa.

Lo mejor la carta de vinos (tomamos Mauro crianza a 33 euros), y por decir algo positivo del restaurante, ya que era también bastante plana.
El restaurante no responde a las expectativas creadas.

Lamentándolo mucho hay que señalar que, en mi opinión, el restaurante esta incluso bastante por debajo de restaurantes, tanto de Valladolid como de otros pueblos de la zona castellana que no tienen estrella Michelin pero trabajan con mejores calidades de producto y "manos" tradicionales en cocina.

En resumen altas expectativas por la estrella y decepción por el resultado.
O tuvimos mala suerte o el que reparte las estrellas a veces se debe estrellar y en este caso se dio de morros.

Increíble experiencia diría también, si consideramos el motivo fundamental de la visita: su estrella Michelín. Nunca había visitado un restaurante con estrella( y ya son unos cuantos) con un nivel culinario tan bajo.No merece la pena comentar ningún plato en particular, porque ninguno lo merece y acabaría excediéndome en las críticas. Quiero pensar que fue un día especificamente desafortunado, ¡no puede ser tan malo y con estrella¡. Probamos un menú 12 años de 42 euros,pobre , desequilibrado, con productos de no demasida calidad y en ocasiones prefabricados, triste, soso, sin sentido. Los aperitivos fueron un anuncio de lo que ocurriría.Parecían sobras de casa en su presentación , aspecto y sabor: un trozo duro de pan de pasas con mantequilla, unos gajos de cebolla encurtida y unos trocitos tristes de perdiz escabechada con piña. Salió el dueño( no era el cocinero titular, quizás ésto influyó de forma decisiva y negativa), dijo que el menú estaba gustando mucho. Fue nuestra experiencia y nuestra opinión, claro está- El servicio, incluido el del vino en la misma linea. Se movía a caballo entre lo cómico y la inadecuación más absoluta.

En una provincia sobrada de tipismo en la restauración es de agradecer que haya restaurantes que se salgan de la norma. Este es el caso de La Botica, elegante y cómodo asador donde ofician una cocina basada en los productos locales y de temporada, con espacio para la creatividad y sin olvidarse de las raíces castellanas. Prueba de su compromiso con los productos locales es el menú que ofrecen basado en la piña y el piñón de pino piñonero, un verdadero homenaje gastronómico a la comarca de Tierra de Pinares, en la que se ubica el local. Dicho menú, que en esta época del año introduce también algún plato de setas, consta de alrededor de una docena de preparaciones, algunas de las cuales rozan el sobresaliente, como los Tallos rizados de apio y manzana, las Verduras a la plancha o el Ajo blanco de piñón con trucha y sorbete. Menos de nuestro gusto fueron los Ñoquis de patata y pulpo con pesto de piñón y queso de oveja castellano, que no nos convenció. El nivel medio de dicho menú, cuyo importe es de 50€, puede calificarse de notable. Si volvemos en otra ocasión probaremos el menú denominado Clásicos de la Botica (35€), que incluye varias de sus propuestas más consagradas.

Respecto al vino, su carta es algo reducida y sin apenas espacio para los vinos blancos. Destaca su propuesta de vinos locales y de postres. Tomamos un 575 Uvas de Cámbrico 2008 (21€), servido en buenas copas, pero, eso sí, abierto sin presentarlo previamente. Pensé que había sido un descuido del camarero, pero después pude observar que actuaban de igual manera con los vinos solicitados en las demás mesas. Salvo por este detalle del vino, el servicio es profesional y amable.

Sigo pensando que este restaurante es el mejor de la provincia- capital de Valladolid.

En este caso fuimos a las Jornadas de la piña verde y piñon.

Un menú extraordinario, lleno de sabor con mucho cariño al producto.

Para abrir boca comenzamos con :
- Pan de piñones y pate de lechazo churro.
- Crema de morcilla artesana piñones y migas crujientes.
-Vasito de sangría casera.

Un estupendo comienzo.

Luego ya todos los platos:
-Escabeche de codorniz y cebolletas con agua de piñas verdes. Muy fresco, con un escabeche estupendo.

-Ajo blanco de piñón, tomate escarchado y sardina marinada con plantas anisadas. Un platazo de repetir.

-Ñoquis de patata con pulpo, pesto de piñón y queso castellano. Gran matrimonio el pulpo con los ñoquis y un queso curado. Gran plato.

-Lomo de rape empiñonado y calabacin, con caldo de verdejo. Un magnifico producto para un plato más clásico.

-Sorbete de piña verde. Sabor a pinar 100 x 100.

-Canelón de conejo de monte, trufa de verano y praline de piñón asado. Excepcional, el conejo como si fuera una mousse. Sabor , sabor, y sabor. Maravilloso.

Como postres:

-Requesón de leche de oveja, cuajada con agua de piña verde y polen de abeja. Fuerte, con caracter, no apto para todos los públicos.

-Piñones con leche, sorbete de hierbas del pinar. Como un arroz con leche, pero sustituyendo el arroz por el piñón. Extraordinario.

Luego acabamos con el café, unas golosinas, tambien a base de piñon y unos GT de Citadelle, en donde se sustituye el limón o la lima por una rodajita de piña verde.

Todos los platos, siempre adornados, aderezados, con las brotes y plantas silvestres que dan los pinares de alrededor. Recolectados por el propio cocinero.
Todavía más sabor y carácter a los platos.

Ojo a este restaurante y cocinero, porque en un futuro no muy lejano dará que hablar, seguro.

Si tienen ocasión, no duden en ir corriendo.

En efecto, pasion por la tierra.. de pinares. Sus frutos son todo aprovechables para este restaurante.
Piñon, piña, setas, y cualquier hierba, brote o baya que pueda ser comestible.

Esta es mi segunda visita. En la primera descubrí una cocina muy bien elaborada, con mimo y buenos productos, aparte de un estupendo lechazo.

En esta ocasion y con la excusa de las jornadas de Buscasetas 2010, nos acercamos a probar su menu degustación.

Comenzamos con un aperitivo compuesto de:

-Vermú elaborado con vino cosechero
-Bombón de trufa y castaña
-Mini magdalenas de Liquen
-Hojas Secas

Muy buenos, donde sobresale el bombón(crema) de castañas con una fina lámina de trufa.

Como entrante, comenzamos por el pescado.
-Ensalada de Oreja de Judas, Seta Coliflor (Sparassis Crispa, trucha asalmonada, saúco, hojas y brotes tiernos.

Magnifico plato, el mejor de la comida.

Continuamos con una Crema de Champiñones, hojas, polvo de setas.
Suave, delicada y con sabor.

Carne, tres platos diferenciados.

-Consomé de Setas de cardo con sus propias setas y mollejas de cordero. Plato con sabor. Recuerdo de la tierra.

-Mousse de Pichón y Trufa negra, con una sopa de avellanas. Magnifico plato, con un mousse muy delicado.

-Lomo de corzo, níscalo y ralladura de piña verde. Esplendido lomo de corzo y como nota especial la piña verde.

Y de postre
Helado de rebozuelos, con galleta de liquen y reducción de saúco.
Potente postre, lleno de sabor.

Terminamos con unos petit fours, piñones garrapiñados, infusion de saúco, y galleta.

Acompañamos con un Cepa 21. Decantado y con una temperatura correcta. Buen vino.

Pasion por la tierra. Practicamente en todos los platos nos encontramos ese pinar que rodea el restaurante.
Brotes de piñon, liquen, piña en todas sus vertientes, bayas, hojas, etc.
Muy, muy interesante.

Me gusta mucho este restaurante. Creo que es una de las mejores opciones de Valladolid y su provincia.

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