Dispone de una tienda a la entrada, donde ofrecen vinos de la zona y algunos productos de proximidad. Hay otra entrada que da a la zona de enoturismo. Desde ambas se accede al comedor a través de una escalera.

El comedor es amplio y las mesas tienen buena separación... Pero no entiendo que, habiendo apenas media docena de mesas ocupadas, nuestro rincón estuviese totalmente ocupado mientras el resto del comedor estaba prácticamente vacío.

Nos recibieron con una copa de cava, obsequio de la casa, que rehusé. Ya en la mesa, nos trajeron sin cargo una bolsita de patatas chips con una botella de salsa Espinaler. Buen servicio. Sin manteles. Salvamanteles como de esparto. Servilletas de algodón. Buen menaje. Servicio correcto. Carta con poquísimos platos de temporada (uno, para ser exacto) y media docena con productos de proximidad. Ofrecen 3 menús de 35,-€, 32,-€ y 30,-€. Carta de vinos con absoluto predominio de los vinos de la zona, especialmente cavas, a precio de tienda más un suplemento (calculamos que 1 euros por persona y botella, aunque no sé si es así o pura coincidencia). La oferta de vinos dulces está en la carta de comida bajo el epígrafe "Vinos dulces del Penedés", sin más indicaciones. Servicio consistente en apertura, prueba y primer llenado. Copas mejorables, especialmente las de cava, que son las de flauta de cualquier restaurante de barrio, incluso para los cavas gran reserva.

Optamos por el "Menú degustació Cal Blay" de 35,-€, consistente en 4 platos y postre, más el pan, agua y café.

- Ensalada de salmón marinado en casa con verduras y vinagreta de cítricos - Demasiado cilantro para mi gusto, que tapaba absolutamente el salmón. También lo encontré bastante pasado de "cítricos".
- Canelones de capón con bechamel de seta de calabaza y micropolvo de parmesano - Al relleno pastoso apenas le encontré sabor. La bechamel no tenía apenas rastro de las setas. El micropolvo tenía tamaño escama de buen tamaño y sin gratinar... no sé si por olvido, por falta de tiempo o por falta de "micropolvo". Al menos el parmesano no olía casi... Me pareció un auténtico fiasco.
- Calamarcitos, concentrado de cebolla y tomate y alioli de ajo escalivado - Lo que más me gustó, con diferencia.
- Filete de ternera Rossini con trufas y foie - Igual lo de "Rossini" se refería al nombre del animal, porque desde luego no al de la receta. No tenía el pan. Ni tampoco noté la trufa. Buen punto de la carne, tierna aunque algo falta de sabor. El foie lo encontré algo chicloso.

El pan estaba gomoso, como si no fuese del día.

De postre, unas texturas de chocolate de cal Simón y cava... A ver, una quenelle de helado de chocolate al cava con una hoja de vid de chocolate con leche clavada sobre un par de tiras cilíndricas que recordaban a una trenza de algo que me recordó a una ganache no sé si llamarlo "texturas"... Adornado con unos trozos de almendra a modo de pepitas de oro. De sabor, bien.

Para beber, agua y cafés incluidos en el menú más 3 botellas de vino servido a buena temperatura en una cubitera bien preparada:

- El Rocallís 2013
- Clos Nostre Senyor 2004
- Raventós i Blanc L'Hereu 2013

Más un vaso (nada de copa...) de Vittios Merlot de Torelló.

Lo encontré pretencioso. Comida mediocre y, para un local que ensalza los vinos de la zona, la comida me pareció poco acorde. Menú con poco producto de temporada y tampoco de proximidad. Por 35,-€ me esperaba bastante más.

Comenta Abreunvinito que te obligan a elegir a la carta si reservas. No fue nuestro caso. Además, nos sentaron antes de saber si pediríamos menú o carta, y es que ni nosotros lo sabíamos. Igual no es casualidad que hayan cambiado de política y que estuviese prácticamente vacío...

El precio sólo incluye el menú y los dos primeros vinos. El Raventós i Blanc y la copa de vino dulce fueron obsequio de una de las comensales.

Muchas bodegas para elegir, nosotros Codorniu y Gramona, y desde ésta última puedes ir andando al restaurante y luego volver y recoger la compra de vinos. Por cierto, amabilidad extrema en Gramona sin pereza de dar a catar vinos tranquilos y espumosos.

Local que funciona con menú y con carta pero para reservar mesa te obliga a ir a carta. No me gustó la forma pero el resultado es bueno ya que la zona de carta, con mantel de tela, copa de bienvenida.. ocupa la mitad del comedor; la otra mitad parece destinada a los menús sin mantel de tela, aunque el servicio y la cocina están compartidos.

Carta de comidas que se puede ver en su web. La carta de vinos, como el servicio, es muy bueno, con muchisimas referencias ya que en realidad es la tienda de vinos colindante al comedor, más el servicio (menos de 5€); la clasificación de los mismos es interesante porque está por varietales. Vinos y cavas catalanes que casi es una enciclopedia de lo que se produce.

Cuatro para comer y pocos para beber porque llevábamos ya mucho cava a cuestas y hay que conducir. Agua grande y una garnacha poderosa Indígena, que empezó astringente y se domó y acompañó bien a las carnes finales.

. Croquetas de bacalao: buen tamaño, bien fritas y bien de sabor.
. Anchoas de la Scala (8) anunciadas como grandes pero fueron pequeñas, bien de punto de sal y con buen aceite.
. Esqueixada: muy buena, todos los elementos integrados y sabrosos por separado. Lo mejor.
. Pan horneado con tomate: crujiente, amplia ración.

Para segundos:
. Chipirones en su tinta, con tirabeques y longaniza negra. Los elementos por separado buenos pero no se ensamblan.
. Confit de pato con salsa de cava y melocotón. Muy bueno el pato y el contraste con el dulce de la fruta.
. Dos de lomo alto. Unos 400 grs de carne de ternera de buena calidad, un poco de más hecha de lo solicitado, con su grasa infiltrada. Acompañan unos pimientos de piquillo confitados muy buenos y unas patatas fritas (fritas hacía rato).

Postre a compartir: dos de crema catalana siglo XXI, un postre con recreación del clásico y que se transforma en helado de limón, sirope de canela, espuma de crema catalana y crujiente de caramelo. Muy interesante.

Dos cafés, sin extras añadidos que unos rosegones con los mismos.

Un local que merece la pena no salir de la población tras visitar las cavas (muchas para elegir), local elegante, buen servicio, muchas opciones de vinos y cavas locales a muy buen precio (tienda + descorche), destacando las carnes. Día completo.

Local amplio y diáfano con una decoración minimalista que hasta pasa desapercibida,techos muy altos y mesas con una adecuada separación, lo que se traduce a pesar de estar ocupada la mitad de la sala apenas se notase un ligero murmullo de las conversaciones de las mesas vecinas, lo que es muy de agradecer. Las mesas bien vestidas en cuanto a la mantelería, loza y cristalería.
Además de la carta disponen de tres tipos de menús distintos.
Optamos por el que denominan menú pica-pica por 35€ consistente en como el nombre indica un pica-pica de primero y el segundo a elegir entre 6 platos distintos.
Para empezar nos trajeron tres tipos de pan distintos para saborear el exquisito aceite de oliva virgen prensado en frío de aceitunas arbequinas rematando con unas escamas de sal maldon.
El pica-pica consistía en una muy buena "coca de vidre" untada con tomate, buñuelos de bacalao (se notaba el bacalao), croquetas de cocido, calamares a la romana, bull blanco con foie, jamón, anchoas y para rematar unos huevos rotos con foie.
Los segundos fueron unas vieiras acompañadas por una riquísima panceta del cuello confitada a baja temperatura durante 10 horas y un bacalao confitado acompañado de una finísima juliana de judia perona y ajos tiernos.
De postre una original reconstrucción de la tradicional crema catalana consistente en un mus de la misma con helado de cítricos, fondo de caramelo y crujientes de toffe y un mus de tres chocolates con fondo de bizcocho.
Dada la extensísima oferta de vinos y cavas de la que disponen optamos por dejarnos aconsejar por el maitre que nos recomendó uno de los cavas de la bodega que tienen en promoción durante este mes. Rimarts gran reserva, un cava desconocido para nosotros y que resultó un buen descubrimiento. (11,50€)
Dos cafés incluídos en el precio del menú
Servicio ágil, atento y agradable

Un hermoso local, con diversos salones, todos cuidados con estética actual, donde se premia al vino de la zona sobre todas las cosas.
Comido en grupo. Demasiada lentitud en el inicio de la comida, más de veinticinco minutos sin traer nada para los agotdos catadores. Algunas croquetas,calamares, buñuelos, patés caseros, pan con tomate, sirvieron de entradas.Los segundos se divieron en entrecotes y un bacalao algo pasado de punto sobre una xanfaina con una curiosa zanahoria como visitante extraño, que no redondeaba el plato.
Crema catalana siglo XXI y un yogur con frutos rojos, falta de acidez en el yogur, fueron los postres que probamos.
Gramona, en distintas versionas, en las copas, desde el nuevo 2011 Gessamí, hasta Tres Lustros o el Gewürztraminer.
Servicio atento. Local interesante, con una carta de vinos dedicada por entero a la zona.

Este mediodia hemos ido a comer a Calblay Vinticinc, y la verdad es que la sorpresa ha sido muy grata y recomendable. Lo primero por la carta de vinos, muy extensa y completa y con precios de bodega + 4.5Eur por el servicio, sea el vino que sea. Ademñas te dan la opción de llevarte lo que te sobre de la botella.

por lo que respecta al tema comida, hemos elegido el menu de 33 eur. Inicialmente te traen una serie de platos para que vayas probando, entre los que destaco la Vieira con Bacon y los langostinos rebozados con romesco. Un plato de buen jamon, buñuelos de bacalao etc etc. De segundo hemos elegido cordero al horno, muy tierno y jugoso y chuleton, que estaba en su punto. De postres una espuma de yougurt y un Borracho con helado de chocolate blanco y caramelo por encima.

Para beber hemos elegido una botella de Cava Agustí torello Mata brut natura gran reserva que nos ha costado unos 18 eur creo recordar.

En resumen, es un sitio muy recomendable para repetir de vez en cuando

Hi vàrem anar a dinar el diumenge 10 (cavatast).
Vàrem optar pel menú cava tast. Presentaven uns plats de picada per entrant, i en segon a elegir entre 4 plats, i també elegir 3 prostres.
Pa, aigua i café (tot eren 30€ + IVA + el vi).
Entorn minimalista, combina colors blanc, negre i gris. Ben il·luminat. S'hi accedeix per la botiga de vins que tenen. Entrada innovadora amb un ceps retallats sobre xapa metàl·lica que emula una vinya sembrada en un cap de pedres blanques.
Entrants:
Ou remanat, amb tòfona i patates es servia dins una paella petita i la ració era per a compatir.
Pa cristalitzat amb; anxoves o botifarra blanca.
La picada era abundosa, quedaves bé.
2n plat:
Entrecot de bou a la planza, confit d'ànec amb salsa de bolets i mar de cava (vaig almorzar-ne al matí a l'Ateneu, haguera repeit). Bacallà i medallons de vadella (però no el vàrem poder degustar, pq estava esgotat).
Per mi el millor va ser el confit d'ànec.
Postres:
Bracet de gitano amb nata i salsa de fruita vermella (molt bona cominació).
Crema catalana Sege XXI, res a veure amb la clàssica coneguta (però bona, bona).

Vi, un clàssic Xarel·lo d'Abert i Noia a 5'5€/botella.

Servei bo.
Copes i tassons "Riedel".

Recomenable

De vuelta de la fira del vi de Falset nos paramos a comer en restaurante que ya conociamos de una visita anterior.
Solo entrar te encuentras una exposición de botellas, las cuales puedes comprar o bién consumir durante la comida. A remarcar que el precio es incluso inferior al precio que te cobran en alguna de las cavas originales.
Una vez ya instalado en uno de los cuatro comedores puedes optar por uno de los menus que te ofrecen, o escoger de la carta. En nuestro caso hemos optado por dos menus las veces que hemos ido; en una primera ocasión el menú marinero con arroz caldoso con calamares, y en una segunda la fórmula 25. Nos gustaron los dos pero los entrantes en la fórmula 25 son más variados y disfrutamos más. Aconsejo entrar en su web y consultar la carta (www.calblay.com)
En cuanto a los vinos como bien se dice en los otros comentarios puedes encontrar todos los cavas y vinos elaborados en la zona con el precio en que los puedes encontrar en las tiendas más el descorche que creo recordar está entre los cuatro y cinco euros. El cava nos lo sirvieron en copas Riedel y un vino dulce que pedimos con el postre en copas spiegelau.
El servicio es atento y correcto en todo momento.

Apartado del mundanal ruido del cavatast, emerge este restaurante de decoración integrada y elegante trato, entrar en un restaurante y encontrarte a Ada Parellada y Isma Prados ya es un regalo y una garantía. Y no defrauda, los entrantes son magnificos todo y lo previsibles, croquetas de ceps, buñuelos debacalao, huevos estrellados con foie y de segundo buey con escalivada. No hace falta nada mas por que con el caracter que transmite el servicio te sientes a gusto. Lo mejor de todo el vino hacía mucho tiempo que no me recomendaban un vino blanco PINORD MIREIA, muy correcto y espectacular en el precio. 6,90, toda una declaración de intenciones. genial-

Cal Blay vinticinc es la mejor opción cuando uno se encuentra en Sant Sadurní d’Anoia, la capital del Cava y quiere tener una experiencia enogastronómica que deje huella. Cal Blay es un restaurante acogedor con cuatro espacios: Los comedores Taninos, del Cava, de la Viña y de la Fil.loxera. Nos dejamos llevar por las sugerencias del maitre y para picar optamos por un “Bull” de Foie al cava de Cal Miqueló, que une tres conceptos muy diferentes como el “bull”, embutido tradicional a base de carnes magras y panceta de cerdo, el foie, hígado de pato fresco y el cava; de primer plato una ensalada con virutas de foie, setas confitadas, cítricos y vinagreta agridulce de membrillo; y de segundo unas excelentes vieiras con panceta crujiente, espinacas tiernas y praliné de piñones. De postre un milhojas de chocolate 70% de cacao con helado de chocolate blanco. Y para beber cava, solo cava, desde el aperitivo hasta el postre. En la carta de Cal Blay puedes encontrar todos y cada uno de los cavas que se elaboran en Sant Sadurní d’Anoia.

Una muy grata sorpresa. Agradable comedor. Original aperitivo servido con una copa de cava.Trato familiar. En los entrantes destacan unos maravillosos canelones con salsa de ceps, "canelons de l’àvia". De las carnes hemos probado una riquisima espalda de cordero y un crujiente cochinillo lacado en su punto. Los postres originales y bien presentados. Copas Riedel. Escogida carta de vinos no muy extensa con buena relación calidad-precio. Cargan 3,9 euros por botella en todos los casos.