Tradiciones sin complejidad

Un hermoso local, con diversos salones, todos cuidados con estética actual, donde se premia al vino de la zona sobre todas las cosas.
Comido en grupo. Demasiada lentitud en el inicio de la comida, más de veinticinco minutos sin traer nada para los agotdos catadores. Algunas croquetas,calamares, buñuelos, patés caseros, pan con tomate, sirvieron de entradas.Los segundos se divieron en entrecotes y un bacalao algo pasado de punto sobre una xanfaina con una curiosa zanahoria como visitante extraño, que no redondeaba el plato.
Crema catalana siglo XXI y un yogur con frutos rojos, falta de acidez en el yogur, fueron los postres que probamos.
Gramona, en distintas versionas, en las copas, desde el nuevo 2011 Gessamí, hasta Tres Lustros o el Gewürztraminer.
Servicio atento. Local interesante, con una carta de vinos dedicada por entero a la zona.

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