Un buen complemento a las bodegas

Muchas bodegas para elegir, nosotros Codorniu y Gramona, y desde ésta última puedes ir andando al restaurante y luego volver y recoger la compra de vinos. Por cierto, amabilidad extrema en Gramona sin pereza de dar a catar vinos tranquilos y espumosos.

Local que funciona con menú y con carta pero para reservar mesa te obliga a ir a carta. No me gustó la forma pero el resultado es bueno ya que la zona de carta, con mantel de tela, copa de bienvenida.. ocupa la mitad del comedor; la otra mitad parece destinada a los menús sin mantel de tela, aunque el servicio y la cocina están compartidos.

Carta de comidas que se puede ver en su web. La carta de vinos, como el servicio, es muy bueno, con muchisimas referencias ya que en realidad es la tienda de vinos colindante al comedor, más el servicio (menos de 5€); la clasificación de los mismos es interesante porque está por varietales. Vinos y cavas catalanes que casi es una enciclopedia de lo que se produce.

Cuatro para comer y pocos para beber porque llevábamos ya mucho cava a cuestas y hay que conducir. Agua grande y una garnacha poderosa Indígena, que empezó astringente y se domó y acompañó bien a las carnes finales.

. Croquetas de bacalao: buen tamaño, bien fritas y bien de sabor.
. Anchoas de la Scala (8) anunciadas como grandes pero fueron pequeñas, bien de punto de sal y con buen aceite.
. Esqueixada: muy buena, todos los elementos integrados y sabrosos por separado. Lo mejor.
. Pan horneado con tomate: crujiente, amplia ración.

Para segundos:
. Chipirones en su tinta, con tirabeques y longaniza negra. Los elementos por separado buenos pero no se ensamblan.
. Confit de pato con salsa de cava y melocotón. Muy bueno el pato y el contraste con el dulce de la fruta.
. Dos de lomo alto. Unos 400 grs de carne de ternera de buena calidad, un poco de más hecha de lo solicitado, con su grasa infiltrada. Acompañan unos pimientos de piquillo confitados muy buenos y unas patatas fritas (fritas hacía rato).

Postre a compartir: dos de crema catalana siglo XXI, un postre con recreación del clásico y que se transforma en helado de limón, sirope de canela, espuma de crema catalana y crujiente de caramelo. Muy interesante.

Dos cafés, sin extras añadidos que unos rosegones con los mismos.

Un local que merece la pena no salir de la población tras visitar las cavas (muchas para elegir), local elegante, buen servicio, muchas opciones de vinos y cavas locales a muy buen precio (tienda + descorche), destacando las carnes. Día completo.

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