Restaurante Trapería 30 (CERRADO) en Murcia
Restaurante Trapería 30 (CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
36,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo
Nota de cata PRECIO MEDIO:
55 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.9
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
7.6
RCP CALIDAD-PRECIO
7.6
Opiniones de Trapería 30 (CERRADO)
OPINIONES
24

Tras una comida de empresa celebrada el dia 17, con un largo menú para 12 personas, salí sorprendido de la cocina de éste establecimiento.
Por ello hemos dedicido volver en estos días de fiesta, en concreto el día 23. El menú que ese día tomamos estuvo compuesto por:
Como aperitivo una crema de calabaza con caviar ahumado. De entrada unos canelones de marisco, de primero un flan de higado de pato sobre sopa de naranja, continamos con unas habitas con apionabo y huevo, para acabar con un cordero en su jugo. De postre una sopa de granada, con tierra de chocolate y helado de frutos rojos.
Para beber tomamos Viognaire de ValleGarcía, y Vizcarra crianza.
Muy atenta la sala. Excelente el menú y el ambiente.
36€ sin vinos

Fuimos a comer a este restaurante por la valoración de Verema, a pesar de que nos habían aconsejado otros restaurantes de Murcia, el resultado de comer en este restaurante fue una decepcionante.
Para empezar estabamos solos, cosa que ya mosquea un poco y nos hace dudar de la valoración que encontramos en esta página, en cuanto a la comida no nos encantó, no se puede decir que estaba mala, pero no nos sorprendió nada en absoluto. Y por último la carta de los vinos está a unos precios exageradamente elevados.
El resultado final fue una relación calidad precio es bajisima, sin ambiente alguno en el restaurante, por tanto, ni lo acosejamos a nadie ni volveremos mas, ya que se come mucho mejor en otros restaurantes de murcia. Asi es que cuidado con las valoraciones que se hacen en esta página, ya que si es para que unos cuantos amigos valoren positivamente el restaurante y este tenga buena fama, la decepción es tremenda ya que te sientes doblemente engañado por internet y por el restaurante.

"Qué te gustaría?"

Así empezó mi última comida en Trapería 30. En la insuperable compañía de siempre me enfrenté al menú que "tocaba" (Murcia en Primavera) y mi inicial rechazó hacia él fué muy semejante al que sentí cuando Juanjo (Hotel y Restaurante "El Churra" en Murcia), amigo, sumiller y tan buena persona como objetivo crítico me dijo algo así como que "tenemos que ir un día a T´30 que está haciéndolo muy bien".

La pregunta con que respondí, tan presuntuosa como ilustrativa de un "murcianazo" fué doble: "¿Quien? ¿Antonio?"

Es curioso, conocido de "siempre" y de "todos" y ausente de y entre nosotros casi siempre. Y cuando vuelve y lo hace por la puerta grande (local precioso, carta de vinos más que extensa y coherente por precios y referencias, cubiertos, manteles y vajilla "de lujo", servicio de sala cuando menos impecable y oferta gastronómica notoriamente superior al común de la existente en Murcia) hasta los "Imparciales" tenemos aprioris que objetar.

Tan equivocado estuve entonces como ahora.

Tomamos el menú que antes cité y este superó nuestra anterior experiencia "vacuna". ¿Conocen Vdes. ese tan dicho "de cabo a rabo"? Así disfrutamos de la comida.

Empecé con una pregunta y ahora planteo ahora otra: ¿Por que venir? Y acto seguido otra: ¿Por qué volver?

Más allá de un buenismo facilmente superable que invocaría a lugares comunes como la "dedicación", "ilusión" o "trabajo", aspectos para mi consustanciales al "ser" de todo negocio (y un restaurante es, además, eso) cabe anteponer y desde luego resaltar virtudes mucho más reales, tangibles y ciertas que se aúnan en este local y en su equipo: INNOVACION, ACIERTO, RIESGO, CAMBIO, INCOMODIDAD...

Innovación porque no habíamos visto por aquí nada parecido a aquella trufa de sobrasada, acierto porque no es que el wagyu sea precisamente un error, riesgo porque esos "paparajotes" rompen de forma tan arriesgada como respetuosa la tradición, cambio porque no es ese el "caldo con pelotas" que acostumbramos a tomar e incomodidad porque esto es lo que puede producir en paladares pacatos el continuo y hasta desmesurado cambio que la oferta de Trapería 30 viene ofreciendo. No es desde luego frecuente por estos lares cambiar tanto y tan bién de oferta culinaria como lo hace este local.

Creo haber respondido a las preguntas que antes formulé.

Enhorabuena a todo vuestro equipo y os animo a seguir, porque la senda es desde luego la adecuada.

Se me olvidaba, bebimos un Finca Terrerazo perfecto.

Gracias.

Siguiendo con nuestra ruta por locales murcianos hemos recalado muy a conciencia en este Traperia30.
Nosotros lo hemos visitado con relativa frecuencia a lo largo del último año, probando diversos menús degustación y saliendo, por lo general, con satisfación por lo bebido y por lo comido.
En ésta última visita hemos probado un menú degustación compuesto por un aperitivo con ensaladilla, boquerón y calamar,donde resulta muy agradable la mayonesa con naranja. Un caldo de ave con guiantes y jamón, impecable la limpieza y potencia de sabor del caldo. Huevo, patata, tocino y salsa de sobrasada. Bonito con habas y tomate fresco, realmente primaveral, y para concluir una excelente pieza de buey kobe, creo que de jarrete, según recuerdo, y un postre de chocolate, plátano y caramelo.
Siempre nos parece que el ejercicio de sobriedad cariñosa que ejerce éste jefe de sala es encomiable, y diría con hasta "socarronería".
Para beber vinos de la tierra, comenzando por un nuevo blanco de Juan Gil, Pedrera malvasía y moscatel, y un Uvio de bullas.
Hemos acabado pagando 50€ por cabeza. Con lo que el grado de satisfacción ha sido grande en la mesa.
Al leer los artículos anteriores me ha sorprendido un poco el ejercicio que practican. Nosotros salimos contentos, mucho, y por ello lo valoramos como creemos que debemos.
Por cierto, muy gratos los comentarios de la propietaria, siendo muy atenta al resolver algunos problemas sobre alergias y alguna duda sobre el kobe.
Un local que trata de hacerlo muy bien, y la verdad es que lo consigue.

Este sabado y para celebrar San valentin teniamos reservada mesa para dos en este afamado sitio. Animado despues de leer tantas y tan buenas criticas.

Local muy moderno y comodo, musica ambiental dispar con mezclote de varias canciones. Estaba lloviendo y hacia un frio que pela y no pudimos acceder al restaurante hasta las 9 en punto teniendo la reserva a las 21.30, lo que nos obligó a entrar en una cafeteria cercana mientras tanto.

Mesas comodas, amplias y separadas, y buen servicio, aunque algo despistado en algun momento de la noche, quizás al lleno absoluto del local en una noche como esa.

No pudimos disfrutar del menú Waygu porque lo habian sustituido por un Menú especial S. Valentin. Así que a la carta tomamos la Ensalada copa davis y 4 buñuelos (2 bacalao y 2 queso azul), aparte de un petit four a modo de croqueta de patata, chorizo y ajetes tiernos con crema de huevo, bastante sabroso. Despues como principales el tataki de waygu para mi y el entrecote de Angus de nebraska para mi mujer. Ambas carnes de muy buena calidad, la mia en su punto y la de mi mujer poco echa a pesar de indicar "al punto", tuvo que ser devuelta para un poco mas de calor.

Un Remellurri reserva del 2005 acompañó la cena, a temperatura correcta y bien servido. Una cena agradable que sin embargo deja la sensación de cara.... 70 € por cabeza incluido dos postres, 1 cortado y 3 vinos dulces Enrique mendoza.

El sitio chulo si, la comida es buena, pero quizás los platos principales son algo escasos para el precio que tienen. El precio de los vinos, murcianos aparte, es bastante elevado.

Aprovechando mi estancia en un congreso nos acercamos a este restaurante ubicado en un callejón algo complicado de encontrar junto a la Calle Trapería. Local agradable con bastante buena separación entre las mesas. Bien la cubertería y vajilla y buen coperio. Nos decantamos por el menú Tuberculos corto (había uno algo más largo) que costó 39€ (anuncian 36€ pero luego cobran aparte el pan y los petit fours... siguiendo una tradición injustificada: 3 e por barba). No había nadie más en el restaurante, y el servicio -sólo había una persona- estuvo siempre atento y dispuesto. Correcto servicio del vino, aunque no había del que pedimos y se nos sugirió uno algo más caro... El vino se sirvió a temperatura y siempre tuvimos las copas servidas. El menú bastante bien, excepto la crema de puerros, calabaza y boniato con ¿anchoa? Este plato no nos gustó a nadie, algo ácido de sabor y la gran cantidad de espinas lo hacían poco atractivo. Me gustó mucho una entrada... el all-i-oli de manzana con galleta de tubérculos y rejos de calamar y el resto con buen nivel. Bien el café. Interesante propuesta aunque por lo que vengo viendo hace tiempo algo sobrevalorada...

Sábado en la noche, nos reunimos después de algunos meses, aunque algunos del grupo han realizado salidas a otros locales, para probar un menú que ya visitamos el año pasado.
Nuevas propuestas de piezas traídas, según Marta, siempre amable en su tarea de jefa de sala, de la empresa burgalesa Altube, con crianza en Argentina, Uruguay y Brasil.
Para comenzar un apetritivo de apionabo, mejillón y helado de pomelo. Nos soreprendió la finara del puré y lo bien conjuntado que estaba.
La sopa con albóndigas de Posta Negra y trocitos de aprmesano era de una sabor potente e inolvidable.
El Carpaccio acompañado de uan geleé de guisantes y jamón con verduras crujiuentes y cream de almendras.
Cuadril tratado en tataki. Y un jarrete jugoso y tierno con patats y amnanita.
Dos postres. Un soufé de beylis y café y tatin e plátano y vanilla.
Para beber basicamente dos vinos, amén de unas manzanillas de Los navazos al principio. Un blanco de rueda K-Naia, y un tinto postugués, Alonso Quijano 2007, magnum
Larga tertulia don de pudimos comprobar que se ssigue trabajando para ofrecer sabores. Menos afectistas en las formas, pero más concretos.

Aprovechando el cambio de menú vuelvo a Traperia 30 para probar el trabajo que este año han realizado con la carne de buey Wagyu. Y tal vez por ir un grupo algo grande, eramos 10 personas en un salón privado ubicado en la planta baja, han tenido la gentileza de mezclarno dos menus, el de kobe y el de chuletas.
Hemos comenzado con un bocado de "puré de apionabo, mejillón escabechado y helado de pomelo",sabor redondo que para abrir boca deja la sorpresa de la intensidad de una pequeña preparación que podría haberse convertido en un plato importante y no sólo en un primer acercamiento a la cocina que se hace en esta casa. Continuamos con "coca de verduras, rejo de calamar y alioli de manzana", sabores mediterráneos que miran con lucidez hacia el futuro.
Un "caldo de buey con albondiga de pota negra y sepia" ha despertado el asombro de todos. ¡Qué caldo¡. Bellísimo el color, con un potencia gustativa impresionante. Nos ha gustado mucho el concepto de volver a la radición dando la importancia que deben de tener las construcciones de sopas y cremas. Una mirada hacia la clasicidas pero con la introducción en este caso de una yema frita, una teja de parmesano y una cebolla pochada, que junto con la albóndiga daban el juego de ir probando cada nueva cucharada sabores diversos. Si en los dos primeros platos/aperitivos habíamos bebido un Transcampanas 2008, D.O Rueda, repleto de aromas a uva verdeja, con las carnes nos hemos acompañado de un Lavia 2007. D.O Bullas. Una "carrillera de wagyu" con higos y fondo de patata azul con amanitas. Soberbia, tersa pero que se deshacia en boca mostrando aroma y jugosidad. Y como conclusón una chuleta de vaca gallega de casi tres kilos, proveniente del matadero de Betanzos, acompaña, nada más y nada menos, por unos sencillos pimientos rojos con ajo, suaves, que hemos pedido que nos trajeran más, un poco de ensalada y una divertida salsa Cumberland con frutos secos y la carne, jugosa. Una delicia. Para concluir de primer pre postre un suflé de café/beylis agradable y cai infantil y cerrando el menú una tatin de platano, helado de vainilla y una salsita de mango. Redondo el tabajo de la pastelería. Lo salado y lo dulce a una altura envidiable.
Trato exquisito por parte del jefe de sala Remo, y de la atenta porpietaria. Que dure mucho tiempo este menú.
Cocina de sabor, ingenio y producto. Y precios más que llevaderos. Hemos pagado 50€ por persona. Imbatible.

Hemos esperado unos días para poder conocer la nueva propuesta de Traperia30- Visita en petit comité.
Un especio moderno con hermosas fotografías, mesas negras. Ambiente más informal que en el restaurante de la primera planta.
Una amplia carta de tapas y raciones y dos menús de 15€ y 29€.
La misma carta de vinos pero con un apoyo de un buen número de cervezas.
Elegimos el menú largo, a mesa competa, y lo acompañamos de un magnum de Dominio de Atauta 2004 (78€)
La cena se compone de dos fritos, (buñuelo de bacalao y croqueta de ibéricos). Un queso de cabra caliente con un muy buen ecológico de Murcia, De Ortegas. La enslada Copa Davis, muy rico el tomate macerado. Huevos ecológicos con habitas y jamón. Cazón revozado con pilpil negro y un solomillo de chato. El postre Mousse de chocolate.
Servicio atentísimo y cordial.
Algunas copas que nos invitaron y un rato de conversación muy entrañable con Marta.
Esta puerta abierta por la gente de Traperia les va a venitr muy bien, es otra manera de comer las cosas de siempre pero al ritmo de ahora.

Ciertamente esperaba mucho mas de éste restaurante. Y era la tercera vez que acudía a comer la tarde que toreó José Tomás en la Condomina (18 de septiembre). Siendo siete comensales y puesto que a varios no les apasionaba la carne de toro, en lugar de escoger en “menú de grana y oro” (en él que ciertos platos estaban hechos con carne de dicho animal) nos decantamos por el “menú de degustación” que había en carta, compuesto de dos aperitivos, dos entrantes, un pescado, una carne y dos postres (sin especificar plato alguno, y lógicamente esperando una sorprendente y exquisita propuesta culinaria. Y si, sorprendente si fue, pero sorprendentemente mala y desagradable)

Explico la infumable tarde de la forma mas breve posible: el primer plato o aperitivo fue PESIMO. Una vulgar ensaladilla -nada apetecible ni sabrosa- con ¡¡una raspa rebozada de boquerón!! ¿que tipo decoración es esa?, preguntaban en mesa, ya que muy lucida no quedaba. Lastima que no le hiciese fotos con el móvil para ilustrarla. Pero la sorpresa mas desagradable se a llevó mi mujer que, con motivo de ciertas alergias a verduras y frutas, no podía comer ciertos platos, y el aperitivo de sustitución que le pusieron (no podía comer las variantes de la referida ensaladilla) fueron unos taquitos de salmón marinados –pero poco- (y decía quien nos sirvió que era un “tartar”, pero de eso tenia poco), con una docena de raspas de boquerón. ¿Y si no eres un gato quien se come eso?

El segundo aperitivo (una croqueta y un buñuelo) y los entrantes (de primero gazpacho con helado de gongonzola: el mejor plato y el único que creo estaba al nivel adecuado, curioso, sabroso e innovador- y de segundo la polémica ensalada Davis) si mantuvieron un buen nivel. Claro que mi mujer en lugar del gazpacho le pusieron un puré de calabacín y puerro que era de hospital por lo soso e insípido que estaba.

Llegamos a los platos fuertes: el pescado era tremendamente salado, y un plato muy poco elaborado y ni siquiera se que pescado era (creo que jurel, lo mas barato del mercado, pero no por eso estaba malo: estaba simple y llanamente mal hecho): Suspenso. Y luego la supuesta carne. ¿Carne? Era una menestra triturada de verduras con taquitos de carne estofada (al parecer rabo de toro) y algo de cuscus. La comida que triturada que le damos a mi crío pequeño esta mucho mas sabrosa y mejor. Desde luego nada innovador. Ni nada bueno. Si en el menú indica que sirven carne nadie esperaba un guiso (por cierto en mini-plato) Como preguntó un comensal entonces ¿para que es el cuchillo que nos han puesto, si esto se come con cuchara? Ningún filete que llevarse a la boca. Yo no digo un solomillo de buey, pero algún tipo de carne deberían haber servido. Y la carne que pusieron a mi mujer en sustitución, por motivos de alergia, era INCOMIBLE. LES ASEGURO QUE DE HABERSE COMIDO ALGUIEN ESE RABO DE TORO LLENO DE HEBRAS Y DURO e INTRAGABLE POR MUCHO QUE SE MASTICASE MERECERÍA UN PREMIO.

Todo ello unido a un servicio con una lentitud soporífera “quitahambres” (que decir que nos perdimos el comienzo de la faena de toros) y que tuvimos que llamar la atención al camarero al menos CUATRO VECES porque no nos atendía (llegamos sobre las 15:15 horas y la carta nos las pusieron las 16.05 horas. Terminamos de comer a las 18:20 horas, sin copas ni ninguna concesión.

Tampoco ninguna recomendación de vinos se nos hizo. Pero en éste punto si acertamos, lo elegimos nosotros y el vino si estaba a su temperatura ideal. Ahora, si no nos atienden (y las copas al vaciarse nos se llenan solas) es recomendable que nos dejan las botellas encima de la mesa, y, efectivamente, al final las tuvimos que coger y servirnos nosotros.

Por todo lo expuesto, me llama la atención que otras personas que comieron esa tarde den buena nota al restaurante, si bien es cierto que me fije que con gran diferencia éramos la mesa peor servida, y que entramos los primeros y salimos los últimos por la lentitud del servicio. Supongo que por la razón que fuese, el cocinero no quiso esforzarse lo mas mínimo en “currárselo”, y tampoco el servicio. En definitiva, UN GRAN SUPENSO.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar