Del menu de la carne

Aprovechando el cambio de menú vuelvo a Traperia 30 para probar el trabajo que este año han realizado con la carne de buey Wagyu. Y tal vez por ir un grupo algo grande, eramos 10 personas en un salón privado ubicado en la planta baja, han tenido la gentileza de mezclarno dos menus, el de kobe y el de chuletas.
Hemos comenzado con un bocado de "puré de apionabo, mejillón escabechado y helado de pomelo",sabor redondo que para abrir boca deja la sorpresa de la intensidad de una pequeña preparación que podría haberse convertido en un plato importante y no sólo en un primer acercamiento a la cocina que se hace en esta casa. Continuamos con "coca de verduras, rejo de calamar y alioli de manzana", sabores mediterráneos que miran con lucidez hacia el futuro.
Un "caldo de buey con albondiga de pota negra y sepia" ha despertado el asombro de todos. ¡Qué caldo¡. Bellísimo el color, con un potencia gustativa impresionante. Nos ha gustado mucho el concepto de volver a la radición dando la importancia que deben de tener las construcciones de sopas y cremas. Una mirada hacia la clasicidas pero con la introducción en este caso de una yema frita, una teja de parmesano y una cebolla pochada, que junto con la albóndiga daban el juego de ir probando cada nueva cucharada sabores diversos. Si en los dos primeros platos/aperitivos habíamos bebido un Transcampanas 2008, D.O Rueda, repleto de aromas a uva verdeja, con las carnes nos hemos acompañado de un Lavia 2007. D.O Bullas. Una "carrillera de wagyu" con higos y fondo de patata azul con amanitas. Soberbia, tersa pero que se deshacia en boca mostrando aroma y jugosidad. Y como conclusón una chuleta de vaca gallega de casi tres kilos, proveniente del matadero de Betanzos, acompaña, nada más y nada menos, por unos sencillos pimientos rojos con ajo, suaves, que hemos pedido que nos trajeran más, un poco de ensalada y una divertida salsa Cumberland con frutos secos y la carne, jugosa. Una delicia. Para concluir de primer pre postre un suflé de café/beylis agradable y cai infantil y cerrando el menú una tatin de platano, helado de vainilla y una salsita de mango. Redondo el tabajo de la pastelería. Lo salado y lo dulce a una altura envidiable.
Trato exquisito por parte del jefe de sala Remo, y de la atenta porpietaria. Que dure mucho tiempo este menú.
Cocina de sabor, ingenio y producto. Y precios más que llevaderos. Hemos pagado 50€ por persona. Imbatible.

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